21. Obra sin aplausos

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Me escabullo por la puerta del pequeño teatro, tanteando las butacas en la penumbra del fondo

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Me escabullo por la puerta del pequeño teatro, tanteando las butacas en la penumbra del fondo. La facultad de Artes Escénicas es pequeña, estoy segura que no tiene más de cinco baños en sus tres pisos, pero salas de teatrales le sobran.

Tomo asiento y dejo mi cartera en el siguiente. Apenas llegó la hora del receso, corrí fuera de la oficina, necesitando salir de ahí antes de que Berta me llamase para la devolución de mi trabajo o me topara con Jaden. Necesito algo de preparación mental para ver a cualquier de los dos, pero antes de eso, quiero algo de distracción, materia en que mis amigos son expertos.

—¡Otra vez, en tres, dos...! —grita el profesor desde los asientos delanteros, rodeado de un puñado de alumnos y ayudantes—. ¡Uno, acción!

—¡Por favor! —suplica Ciro, corriendo tras una Tyra que entra al escenario a paso acelerado, cargando una maleta, usando un sombrero veraniego y levantando su mano, en la desesperada búsqueda de un taxi—. ¡No puedes dejarme, Lizbeth!

—¿Que no puedo? —Ty se gira indignada, sosteniendo su mirada—. ¿Me has dicho que no puedo hacer algo? —insiste, quitándose el sombrero lentamente—. ¿No puedo correr lejos de quienes me hieren y dejarlos atrás, anhelando paz y no toxicidad? ¿No puedo ir a explorar un mundo que fue hecho para ser visto? ¿No puedo sentir lo que siento? —Su voz tiembla mientras la eleva y Ciro retrocede, como si las palabras fueran golpes—. ¿No puedo hacerme feliz a mí misma?

—No puedes simular que lo nuestro no ha pasado. —Coraje nace tras su vacilación, mientras la toma de la muñeca—. No te permitiré olvidarnos.

—No te preocupes, George. —Se zafa de su agarre, con lágrimas acumuladas en los ojos—. Los errores jamás se olvidan.

—No fuimos un e... —Ciro niega con la cabeza, pero ella lo interrumpe estrellando el sombrero contra su pecho.

—¡Pero lo fuimos! —grita, dolida y furiosa.

Él lanza al sombrero a un lado y le arrebata el equipaje, dándole la espalda y pretendiendo irse de vuelta por donde vinieron, pero Tyra va tras él, intentando detenerlo.

—Si fuimos un error, haberme equivocado ha sido la mejor decisión de mi vida. —Él la enfrenta tras el forcejeo y ella se queda sin aliento—. Si fuimos un error, de él aprenderemos cómo no volver a herirnos. Si fuimos... Si fuimos el error que crees, fue porque estábamos lo suficientemente enamorados como para ser cegados por el otro y caer en el egoísmo, pero aún podemos solucionarlo.

Están tan cerca que podrían besarse con solo medio paso. Sus pechos, agitados, se rozan violentamente. Noto que estoy tensa por la escena y lo que sucederá. La sala está en completo mutismo, absortos en ellos.

—¿Cómo solucionas algo que no tiene solución? —inquiere ella en voz baja, con lágrimas recorriendo su mejilla.

—¿Cómo te alejas de quien no te puedes alejar? —replica él, terminando en un beso.

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