46. Lo que estudió tía Jamie

52.7K 7.6K 16.8K
                                    

Jamie Lynn es tanatopractora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jamie Lynn es tanatopractora.

La tanatopraxia es una profesión dedicada a higienizar, preservar y restaurar un cuerpo para que los seres queridos puedan despedirse. Es una práctica muy antigua, con data de la Edad de Piedra, para la que se requiere ser detallista, cuidadoso y respetuoso.

Sin embargo, según mi tía —quien dirige su propia empresa de eventos funerarios—, también se requiere ser un detective nato.

Para hacer celebrar la vida que tuvo una persona, le gusta preguntar quién fue, qué lo hizo feliz, a qué se dedicó, qué amó, qué perdió, dónde estuvo, de qué rió y cuáles eran las peculiaridades que lo hacían él. Me enseñó que los velatorios no son solo despedidas, sino un agradecimiento por alguien que ayudó a que fuéramos quienes somos. 

Ella sabe muchas cosas porque no hay dos personas iguales en el mundo, y cuando le pregunta a la familia quién partió, siempre obtiene respuestas únicas.

Tía Jamie hará el mejor velorio personalizado para él.

«¿Por qué vestir de negro si los Jaguars pueden llevar su uniforme para honrar a un compañero y contar anécdotas sobre las noches de juego? ¡Prohibido ir si no es de blanco y rojo! ¿Por qué no servimos comida saludable y nos quejamos de todas las veces que intentó que nos nutriéramos adecuadamente? ¡Y que alguien use una máscara de tigre en honor a su apodo! ¡Y que sirvan té! ¿Por qué no bailar escuchando La primavera de Las cuatro estaciones de Vivaldi, que tarareaba al conducir? ¡O el llamado de esas ballenas que tanto veía en documentales! ¿Por qué no poner alrededor de su cuello el collar de macarrones que su hija hizo para él cuando tenía seis?»

Sin embargo, mientras sostengo la mirada de Jaden solo puedo pensar en el dolor que sentirá la mamá de Tyra al enterarse y no en el buen trabajo que hará. Los Timberg, los Hamilton, los Mercury, los Hyland, los Hensley... Sus corazones colapsarán justo como pasó con el del abuelo. Con el de mamá. Con el mío.

Rodeo el Jeep y él abre la puerta del conductor sin decir nada, ladeando su cuerpo hacia mí sin ponerse de pie. Sus lágrimas se acumulan hasta el punto en que comienzan a desbordar sus ojos cuando me tiende un mano. Me ayuda a sentarme entre sus piernas y nos abrazamos hasta que el silencio se rompe con uno de mis sollozos.

Acaricia mi cabello, sus labios rozan mi frente y refuerza su agarre del mismo modo que mis puños lo hacen en su camisa. Siento su corazón latir contra mi mejilla y lo comparo con la fría quietud que había en el pecho de papá.

No cerramos la puerta del coche. La dejamos abierta con vista a las puertas dobles del hospital.

—Mi hermana tiene cáncer, el mismo que tuvo mi padre. La esperanza de vida era de un año, pero ya se gastó seis meses sin decirme una palabra.

Levanto la mirada conmocionada.

—Lo siento tanto, Jaden.

Exhala con un temblor que me estremece cada centímetro del cuerpo. Ahueco su mejilla en un intento de consuelo patético.

Game overDonde viven las historias. Descúbrelo ahora