17.- Two of us.

1.2K 211 23
                                    

El 221B ahora estaba vacío, en silencio, nada comparado a hacía unos minutos, cuando todos los conocidos y amigos del par que ahí vivía se paseaban de un lado a otro, soltaban estruendosas carcajadas y se deseaban mutuamente un feliz Año Nuevo.

Las luces estaban apagadas, tan sólo la chimenea ardía, brindándoles luz y calor a los dos hombres que se ubicaban en la sala, en sus respectivos sillones.

Ninguno de ellos emitía palabra alguna, pero el ambiente no era incómodo; el ruido de la leña consumiéndose por el fuego reinaba y les daba tranquilidad.

—A veces agradezco el silencio luego de tanto escándalo —se atrevió a hablar el más alto.

—Sí, es bueno.

Otro silencio inundó la pequeña sala; ambos permanecían sin mirar al contrario, hasta que una corriente de aire —que probablemente había entrado por las ventilas abiertas— hizo que el doctor temblara ligeramente y se hiciera bolita en su sillón, abrazándose a sí mismo. Ante esto, el detective rió y bromeando se palmeó los muslos, como para indicarle al otro que se sentara ahí.

El rubio también soltó una risita y se levantó de su lugar, dirigiéndose al de su amigo.

—John, yo... —articulaba el rizado sin mucho éxito— Era... era una broma.

Para entonces el médico ya se estaba sentando en el regazo contrario, dándole la espalda a Holmes.

—Parecía muy en serio —se burló Watson—, además, te sirve para aprender a no hacer bromas innecesarias.

Luego de un rato así, Sherlock posó tímidamente sus manos en la cintura de su amigo, recibiendo una risita del otro, a la vez que lo obligaba a abrazarlo correctamente.

—¿Qué es lo que quieres para este año? —se animó a preguntar el ex militar.

—En realidad nada en específico. Eso de pedir deseos con las uvas se me hace algo muy ilógico, típico de las fiestas decembrinas.

—Pero aun así, debe de haber algo, ¿no?

—Tal vez serían más casos. Sí, eso; para este año quiero más casos interesantes... y quizá más momentos así.

—¿Conmigo sentado en tus piernas? —rió escandalosamente.

—Yo me refería a la calma que hay —explicó el detective con risas de por medio—. Aunque... también me agrada lo otro —dijo esto en un tono apenas audible, claramente avergonzado.

—También a mí me agrada.

Una vez más el silencio reinó por alrededor de un cuarto de hora, hasta que se vio interrumpido por Sherlock.

—Creo que también quiero eso...

—¿Qué cosa?

—Sí, eso es todo lo que quiero. Ser sólo tú y yo. Tú y yo contra el resto del mundo. Siempre.

Johnlock DrabblesWhere stories live. Discover now