31.- Our last dance.

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¿Era correcto sentir aquello cuando estaba a tan sólo unos días de su boda? No, por supuesto que no, pero, ¿qué podía hacer él?

Las manos del detective no ayudaban mucho; eran tan frías que le quemaban todo su interior.

Justo ahora maldecía el haberle pedido a Holmes que le enseñara a bailar.

La música cesó, justo como los pasos coordinados de ambos hombres. Sus cuerpos se separaron, mas no lo hicieron así sus miradas sobre el otro.

—Bien, ahora podrás demostrarle a Mary que no eres tan torpe bailando —comentó el menor cuando quitó aquel disco de música clásica.

—¿Eso quiere decir que este es nuestro último baile?

—A no ser que quieras bailar otra...

—Sí quiero —interrumpió, dejando pasmado al pelinegro.

Cuando este último salió de su trance, volvió a colocar el disco y volvió a colocar su mano izquierda en el hombro del ex militar.

Sus pasos se coordinaban perfectamente, la vista de John ya no se concentraba en los pies de Sherlock, sino en sus ojos, en sus hipnóticos orbes multicolor. El más alto en ningún momento pudo evadir la mirada del contrario, así como tampoco pudo evitar que sus labios chocaran.

La pieza volvió a terminar, junto con aquel beso y con aquellos sutiles movimientos que efectuaban el detective y su blogger.

—¿Qué fue eso? —cuestionó un colorado Sherlock Holmes.

—Nuestro último baile.

—Y... ¿lo otro?

—Nuestro primer y último beso —contestó con cierta tristeza, acariciando la mejilla del rizado.

Johnlock DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora