45.- Protect me from what I want.

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La noche había pasado rápido. Se reían de la nada y por todo, olvidaban el nombre de las cosas que los rodeaban y ni siquiera tenían una idea de cómo habían terminado acostados en las escaleras.

Sus hombros se rozaban, y únicamente los separaba la tela de sus mangas. Miraban al techo y volvían a reír sin sentido. El doctor murmuró un "vamos arriba" que apenas pudo articular.

De alguna manera, habían ingresado al departamento que dentro de poco dejarían de compartir. Los zapatos del médico habían quedado botados en la entrada, junto a la decencia, la vergüenza y la sobriedad.

Jugaban un juego muy estúpido, pero por alguna razón se divertían, y se seguían riendo.

Mientras estaban sentados en sus respectivos sillones, aún sin saber cómo, la mano de John terminó sobre la rodilla de su amigo, y sus rostros estaban cerca, demasiado cerca. Las fantasías que tenía estando sobrio querían saltar a la realidad estando ebrio. Omitiendo esa chispa de cordura que todavía le quedaba, se impulsó hacia el frente, estrellando torpemente sus labios con los del detective. Y con la misma torpeza, el rizado correspondió.

Se devoraban con ansiedad y desesperación. Las mordidas eran repartidas en los labios inferiores del otro; apenas eran capaces de tomar pequeños respiros, pues una fuerza los obligaba a seguir. El sabor del licor se mezclaba en sus bocas, dándole más picardía a la situación. Se necesitaban, quizá desde hacía mucho tiempo atrás.

Watson pensó en que deseaba continuar, necesitaba continuar. Pensaba atraer al más alto hacia él y dejar que el alcohol y la noche marcaran el ritmo, o quizá no lo estaba pensando y sólo se estaba dejando llevar por sus más oscuros instintos. Pero no.

Los labios cesaron su danza por la aparición de un inusual cliente de medianoche. Tal vez era una señal, un aviso de que si seguían, no habría marcha atrás, o quizá sólo eran víctimas del destino.

La noche llegó a su fin, y la mañana los alcanzó en una celda, con un terrible dolor de cabeza, con un sabor de boca a alcohol y a "pudo haber sido", y con la inconsciente plegaria al universo para que los protegiera de aquello que más querían.

Johnlock DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora