37.- The wedding.

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No era su boda, pero aún así se sentía nervioso a más no poder.

John había tratado de relajarlo leyéndole algunos correos con casos que podrían ser de su agrado, pero ni siquiera eso lograba alejarlo del estrés que lo estaba poseyendo. Todo, hasta el más mínimo detalle, tenía que ser perfecto.

—Tienes que darle un caso o algo para que se relaje —sugirió la rubia, a lo que el doctor Watson simplemente asintió. Minutos después montó todo un teatro para que la mujer dejara solos al detective y a su blogger.

—Necesitas un caso —sentenció una vez que se encontraban a solas.

—No, John, sé lo que tratas de hacer, pero es necesario que la boda sea todo un éxito.

—Sherlock, ya te dijimos que todo va a estar bien, ¿sí? —el rizado asintió con la cabeza.

El doctor Watson se puso de puntitas y juntó sus labios con los del menor, cuando de pronto, la chica de cabellos rubios volvió a entrar a la sala. Holmes se separó del médico rápidamente y con algo de pena.

—Lo siento —murmuró el detective; la chica sólo le dedicó una mirada que implícitamente preguntaba el porqué—. No más estrés, no más investigaciones a los invitados, no más servilletas dobladas.

—Y no más investigaciones a Archie, ¿verdad?

—No más investigaciones a Archie —repitió a regañadientes.

Rosamund sólo aplaudió y los abrazó a ambos.

Sherlock tenía que admitir que el día en que la ceremonia se llevó a cabo había sido espectacular. John y él habían entregado a su pequeña Rosie al altar, ambos con lágrimas escurriendo por sus mejillas.

El tiempo había pasado, su niña había crecido, igual que aquel chico al que le había mostrado fotos de cadáveres alguna vez, en alguna otra boda.

Johnlock DrabblesWhere stories live. Discover now