He escuchado lo que la gente dice de ti

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ALLEN


El viento helado removía su cabello mientras sus mejillas y nariz se encontraban ligeramente rojas a causa del frío.

Edén metió sus manos desnudas en las bolsas de su abrigo y se encogió tratando de cubrirse de la ventisca, la vi estremecerse cuando el viento sopló una brisa helada.

Aunque era evidente que tenía frío no se quejó por la baja temperatura, seguía haciéndose la fuerte. El profesor de deportes se había encargado de llamar a su padre para que la recogiera y yo, sin que nadie me preguntara me ofrecí a acompañarla a su casa. Mis pertenencias ahora las tenía conmigo. Estábamos uno al lado del otro esperando en silencio.

La calle se encontraba desierta, todos los demás alumnos seguían adentro tomando clases, faltaban algunas horas para que el día de un estudiante concluyera.

—Ten. —Quité la bufanda azul de mi cuello, la misma que había hecho mi madre para mí y la coloqué sobre sus hombros dándole una vuelta suave a su delgado cuello. Sus ojos se abrieron grandemente cuando sintió mis manos rodearla con la bufanda —. Necesitas guardar calor.

—Gracias —musitó y bajó su rostro escondiendo el mentón y parte de la nariz en la bufanda, pero aun así me percaté del matiz rosa de sus mejillas —. ¿De verdad no hay problema qué no regreses a clases? —cuestionó, agradecía eso ya que me había quedado embelesado por su imagen, viéndola como un idiota.

No era como si realmente me importara estar dentro del aula con clases aburridas.

—No te preocupes, no te puedo dejar sola.

El móvil de Edén sonó, lo sacó con cuidado y observó el remitente. Jamás la había visto utilizar ese tipo de tecnología, me resultó extraño verla con uno en la mano.

—Es papá.

Asentí esperando a que contestara, cuando una pequeña roca cayó a mis pies llamando mi atención. Giré el rostro, Rider se encontraba oculto detrás de la barda que delimitaba al instituto con el exterior, me hizo una seña con la mano para que me acercara. Inconscientemente observé a Edén quien seguía hablando con su padre y sin emitir sonido alguno también realicé una señal moviendo levemente los labios para que me esperara, ella asintió volteando a otro lado, sin ver a Rider.

Recargado en la pared, con ambas manos en los bolsillos sonreía de forma socarrona con esa mirada de diferentes tonalidades.

—Pensé que planeabas escapar.

—Tuvimos un percance, espero a que pasen por ella —aclaré, sin poder evitarlo observé sobre mi hombro para saber si Edén aún seguía ahí, tal vez añoranza destilada a través de mi mirada porque pasaron un par de segundos en los que no podía dejar de observar su escuálida figura.

—¿Vas en serio con la niña verdad? —habló Rider tomando mi atención. Rodé los ojos con fastidio.

—La mercancía —espeté cambiando mi expresión a una de irritación al momento que extendía mi mano para recibir el paquete.

—No te enfades. —Rider era un experto en mofarse, de una forma tan natural y cruel. Aunque a mí no me afectaba —. La información es la de la nota, el cliente te verá en ese lugar a las once de la noche. Recuerda ser discreto.

Asentí sintiéndome culpable, inmundo. Mis músculos faciales se encontraban tensos y en mí mirada la añoranza había sido sustituida por duda, presioné unos segundos el pequeño paquete. Era increíble cómo algo tan insignificante pudiera perjudicar a tantas personas. Sin pensarlo lo coloqué en mi mochila, y, sin ver a Rider me di la vuelta, siendo deslumbrado por la chica quien ahora pestañeaba enfocandome, como si sus ojos pudieran traspasar mi alma y ver la basura que era realmente.

Amor Silencioso |COMPLETA|Where stories live. Discover now