La mayor parte de las cosas que perturban mi conciencia las aprendí de mala forma, aunque no son cosas que me atormentan día y noche. Pero, solo una pequeña parte; eso que no me deja ni siquiera entre sueños es a causa de ella.
Mi nombre, no tiene i...
Una bocanada de aire entró con fuerza en mis pulmones al momento que me incorporaba en mi cama. Con las manos temblorosas y la frente cubierta de sudor tragué saliva. Las sábanas se deslizaron de mi cuerpo y un grito murió en mi garganta.
La oscuridad de mi habitación, el sonido de la nieve cayendo y golpeando contra la ventana me trajo a la realidad; estaba en mi cama y a pesar del frío que persistía afuera yo estaba envuelto en sudor.
Observé el reloj digital en la mesa junto a mi cama, marcaba las 3:15am.
—Mierda —mascullé frotando mi rostro un poco con la palma de mi mano para poder despertarme bien, para que mis ojos pudieran ver a través de la oscuridad de la noche.
Mi boca se sentía seca, a pesar de que había bebido una gran cantidad de agua antes de dormir.
Salí de mi cama con premura. Para esa temporada normalmente usaba una playera de manga larga y un pantalón ligero de algodón como pijama, el frío del piso me recorrió desde la planta de los pies causándome un escalofrío, una vez ambos tocaron el suelo.
Tenía tiempo sin tener pesadillas, últimamente pequeños fragmentos me perturbaban entre sueños, de las mismas dudas y miedos que vivía día a día, cómo una opresión llena de angustia que no me dejaba ni cuando me encontraba en un estado de inconsciencia.
No prendí las luces, solo me dediqué a tener cuidado. Tenía suficiente con los faroles de afuera de mi hogar, la tenue luz se filtraba por la ventana. Observé y pude ver como el descenso de los ampos continuaba, lentamente.
Cuidando de no hacer ruido, tomé un vaso para servirme un poco de agua, necesitaba un estímulo que me hiciera ver que estaba despierto. El agua algo helada pasó por mi garganta, y llegó hasta mi estómago calmando un poco la desesperación que se había instalado ahí y en parte de mi pecho, mi corazón seguía palpitando de manera abrupta.
Después de eso, regresé a mi habitación. Solo había silencio, nada que pudiera perturbar me. Y sin más volví a introducirme entre las sábanas; no sin antes echarle una mirada a mi móvil.
Una sonrisa se plasmó en mis labios al ver aquella fotografía de fondo, en donde aquellos orbes llenos de vida me transmitían toda la paz que necesitaba.
—Edén...
Susurré regresando a la penumbra
Cerrando los ojos.
Tratando de volver a perderme dentro de mis sueños.
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—Joder—musitó Aaron frotándose los brazos con las manos para darse un poco de calor —. ¿No se supone que deberíamos de estar ya en primavera?
