Jamás olvidaría esa mirada

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ALLEN

Jamás había puesto mi atención en un atardecer.

Aquellas tardes cálidas de verano, el recuerdo del viento refrescando mi cuerpo  después de haber pasado toda la tarde practicando con el equipo de fútbol.

Del pasto adherido a mi rostro, o la mezcla de tierra y el sudor descendiendo por mi sien, jadeos interminables en donde el cansancio físico era inminente; extrañamente esa sensación me producía plenitud.

Las voces de quienes me felicitaban se perdían dentro de mi cabeza como si no tuvieran importancia en mis recuerdos.

Jamás había disfrutado de los rayos del sol perdiéndose detrás del horizonte, cubriendo el cielo de tonos rojizos y violetas. De la última sensación de calidez que nos acariciaba la poca piel expuesta, siendo llevados por el frío de una noche incierta.

Era un verdadero espectáculo.

Una danza de tonalidades compitiendo entre sí por ser la más hermosa del vasto firmamento, quedando opacadas al verse reflejadas detrás de aquellos orbes parecidos a joyas preciosas que realzaban su belleza con los rayos de luz que se reflejan a través de ellos.

—Esto... es hermoso.

Como ella, como cada porción de su figura, de su presencia.

Sus manos estaban aferradas al barandal de madera que nos frenaba el paso guardando nuestra seguridad con tablones gruesos y curtidos, su perfil perdido dentro de los colores como si pudiera ser llevada a través de ellos. El viento helado soplaba de vez en cuando logrando que su nariz se tornara roja al igual que sus mejillas.

El silencio de aquel lugar me daba una paz inexplicable, su compañía lograba que olvidara todos mis miedos, mis problemas o pensamientos que me atormentaban día y noche.

El mismo lugar al cual la había llevado aquella vez que la arrastre lejos del instituto, el lago congelado al cual solía ir con mis amigos en verano para pasar las tardes de ocio. Aventando piedras, hablando de nuestros planes a futuro.

Un lugar alejado de todos los ruidos externos, de las voces y miradas que podían ver la palabra culpable en mi rostro.

—Ya lo creo —dije en un tono tan bajo.

—Sabes, me gustan los lagos —esta vez dejó de ver el cielo para observarme directamente a los ojos, una bella sonrisa adornaba sus labios—. Me gusta ver los tonos azules reflejados en el fondo. Pero, esto también es hermoso.

Acerqué mi mano al barandal, como quien no sabe cómo hacer algún movimiento y con lentitud, como un chico inexperto tomé su mano.

—¿Piensas en tu antiguo hogar? —porque yo sabía que esa era una razón.

Edén meditó un par de segundos.

—Algunas veces —dijo dejando que su semblante decayera un poco.

— ¿Quieres regresar? — pregunté con miedo de su respuesta

Una vez más silencio.

Un sonido de desaprobación avanzó por su garganta, perdiéndose detrás de sus labios.

—No lo sé —la presión de mi agarre aumentó —. Algunas noches sí, otras no.

Una extraña risa salió de mis labios, me enfoque en el cielo y los rayos ahora escasos.

—Siempre te veo con una sonrisa. La mayor parte del tiempo olvido que te encuentras enferma —admití.

—De eso se trata Allen.

Amor Silencioso |COMPLETA|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt