"No sabía cómo lidiar con una enfermedad"

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ALLEN

—Ella siempre se queda dormida en el auto.

Comentó Carter Fortier. La calefacción del interior del automóvil se encontraba encendida dejando de lado el frío del exterior.

A petición de Edén me había sentado en el asiento del copiloto mientras ella se acomodaba en la parte de atrás. Veía la expresión tranquila de su rostro, de cómo sus ojos se habían ocultado detrás de sus párpados y su respiración era tranquila.

Se había quedado dormida a escasos minutos de haber comenzado el viaje.

La había observado por el espejo retrovisor a momentos hasta que aquel comentario por parte de su padre me hizo sobresaltarme y regresar mi mirada al frente. No me había percatado de que él sabía que la observaba.

—Suele tener mucha energía —musité dirigiendo mi vista a las calles aún transitadas.

—Es lo que aparenta, lo que quiere que creamos —aclaró —. Normalmente suele dormir mucho.

Era entendible.

Por su padecimiento, no me sorprendería que se la pasara mareada o con dolor de cabeza constante.

Pero no era lo que demostraba. Cuando Edén estaba a mi lado revoloteaba como un colibrí atraído por los extensos campos llenos de flores fragantes. Tan llena de vida, inquebrantable y positiva.

—Últimamente he visto que sonríe más —dijo el señor Fortier —. Creo que debo de agradecerte eso.

Me quedé asombrado por sus palabras, sinceramente creía que aquel hombre me odiaba.

—No es nada. Ella es una chica que me contagia con su entusiasmo.

Una risa hosca salió de su boca.

—Mi pequeña Edén —su nombre siendo pronunciado con añoranza —. Es inevitable que los hijos crezcan. Sabes, siempre se quiere lo mejor para nuestros hijos. Por sobre todas las cosas su felicidad es lo más importante para nosotros los padres.

Eso era una mentira.

No recordaba ningún momento agradable con Anthony.

Ese hombre siempre había sido seco y duro con nosotros. Jamás recibíamos un reconocimiento por parte de él. Por lo menos yo no. Quizá Aaron, pero él era tan abnegado, hacía lo que nuestro padre le decía, no cuestionaba sus decisiones en absoluto.

Y yo iba para el mismo lugar, porque quería un poco de reconocimiento, quizá algunas palabras de cariño. Siempre lo había excusado diciendo que era natural que estuviera ausente por la importancia de su trabajo. Pero no era así. No era esa la razón por la cual menospreciaba a nuestra madre, era por su mismo egoísmo.

—No creo que eso sea cierto —dije evidenciando la irritabilidad que me causaba ese tema.

—Deberías de creerlo.

El resto del camino fue en silencio, un silencio un tanto incómodo.

Para ese momento el cielo había perdido su claridad y los nubarrones oscuros predominaban privándonos de los rayos del sol que estaba por ocultarse.

El auto se detuvo frente a la acera, frente a mí casa. Y en cuanto el motor se apagó Edén comenzó a removerse inquieta en el asiento trasero.

—¿Has decidido reincorporarte al mundo de las personas lúcidas? —preguntó aquel hombre de rostro serio con un tono de diversión.

Amor Silencioso |COMPLETA|Where stories live. Discover now