07 | ¿Lo hacemos oficial?

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Capítulo ocho

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Capítulo ocho.

   El vampiro esperaba sentado en los escalones de la casa por su compañera, mientras un libro se encontraba en sus manos, leía entretenido hasta que una imagen de Camila riendo mientras cruzaba la cascada pasa por su mente, lo que logra hacer que deje el libro y se enfoque en su chica.

   Llevaban un mes en Forks y desde ese momento Camila pasaba la mayor parte del tiempo en el bosque, el sabía cómo su compañera amaba correr entre los árboles, cruzar de un salto las cascadas, simplemente amaba correr.

   Sonríe al escuchar los pasos descalzos de Camila acercarse, se levanta y se acerca lentamente hasta atraparla en sus brazos, la chica sonríe con sus ojos dorados brillantes de emoción y amor hacia el, sintiendo como el vampiro dejaba un beso en su frente.

—Pareces más hada que vampiro cariño, pasas todo el día en el bosque.

—Mira quien lo dice, el que brilla como Tinkerbell—responde sacando una fuerte risa a Edward y a los chicos en el interior de la casa.

—De acuerdo tu ganas—sonrien mutuamente, bajo la enternecida mirada de Esme—Quiero enseñarte algo, acompáñame.

   Le tiende su mano, sintiendo como la chica entrelazaba sus manos, besa su frente para comenzar a correr con ella, voltea a verla para cargarla al estilo princesa y brincar, escuchando un gritito de su parte.

   En un rápido movimiento, la coloca en su espalda para comenzar a escalar la montaña, con si brillante sonrisa, sintiendo la sonrisa de su novia.

   Llegan a la cima, por lo que la baja y coloca sus manos en los ojos de Camila, antes de besar su mejilla suavemente.

—Cierra los ojos, lo abres hasta que te diga, ¿Esta bien?—asiente y el vampiro la hace caminar un poco para colocarse Io yo a su lado y dejar sus manos en su cintura.—Abrelos cariño.

   Los ojos de la chica se abren lentamente para sonreír grandemente, habían escalado la montaña por la que siempre pasaba, gracias a su desarrollada vista podía ver cada detalle del bosque, los ciervos correr, los pájaros volar de un árbol a otro, el agradable aroma de los pinos, todo esto le fascinaba.

   Cualquiera que la viera podría decir que parecía una niña pequeña.
   No tenía más de cinco años como vampiro, aún consideraba sorprendente varias cosas, cosas sobre ella.

   Pero la verdad es que estaba más que fascinada con esto, con lo que podía hacer, con Edward.

—Es hermoso—entrelaza su mano con la del vampiro.

—Solía venir aquí en cuanto llegamos a Forks, encontré este lugar y desde ese momento se hizo mi sitio favorito, y ahora quiero compartirlo contigo.—Camila voltea lentamente sonríendo enternecida ante las palabras del vampiro.

   Hace tiempo pudo leer sus pensamientos, sentir sus emociones.

   Camila sabía que ahora ella era su prioridad, así como el era la suya.

—Camila, ¿Qué dices si lo hacemos oficial?—lo mira con una ceja alzada—Se que estaremos juntos para siempre, pero soy muy tradicional, tú has cambiado el argumento de mi vida. quiero tener el derecho de besarte, de poder sentir el contacto de tus labios, no solo poder besar tu frente y tus mejillas, quiero poder decir que eres mi novia. De hecho, si supiera escribir sería el autor de la más bella novela de amor, aunque la verdad es que para eso sólo tendría que poner tu nombre en cada página. Porque ya no podré vivir sin ti.

—Edward—la chica sonríe enternecida sintiendo las manos de Edward colocarse en su cintura.

—¿Qué dices?

—Digo que no me hace falta soñar, solo me basta pensar en ti.—sonríe sintiendo como la apegaba a el, con su mano rodeaba su cintura mientras que con la otra toma cualquier mejilla y la acerca a el.

Juntado sus labios.

En un beso, el primero de muchos.

—¡Si van a tener sexo que no sea en público, ese es mi trabajo!

—¡Emmett!—el regaño de Rosalie los hace separarse para reír fuertemente.

—De acuerdo, ¡Adiós, no traumen a los animales!—ríe para desaparecer junto a los demás.

   Sonríen para volver a besarse, no tenían necesidad de apresurarse, pero, estarían juntos para siempre.

¿Porque no empezar desde ahorita?

   La pareja decide sentarse mientras platican sobre ellos, Camila aún no conocía todo sobre Edward, mientras que el vampiro conocía demasiado a la chica.
   Ambos hablaban tranquilamente, disfrutando la compañía del otro. Ahora el cielo dejaba la vista algunas estrellas y la perfecta vista para ellos, la fiesta brisa solo hacia elevar un poco sus cabellos, haciéndolos sonreír de placer al oler el atrayente aroma de sus compañeros.

   Por suerte, el ser vampiros nos les daba ninguna necesidad de abandonar el lugar, sin contar que estaban disfrutando el momento, la compañía del otro.

   Sólo esperaban que esa tranquilidad les dure un tiempo más.

SheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora