09 | Ojos rojos.

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Capítulo ocho

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Capítulo ocho.

  Suelta una risita que es silenciada por los labios del castaño mientras cerraba la puerta del auto y la arrinconaba contra él rozando los labios sobre los suyos.

—No daré un espectáculo, Cullen—se safa de su agarré escuchando al gesto de sorpresa de su novio aún junto al coche.

  Avanza hacia la mansión con una gran sonrisa, sintiendo a los segundos las manos de Edward en su cadera caminando a su costado, abre la puerta para ella, caminando tras  suyo hacia la sala, dónde fué separado de ella por los brazos de Alice.

—Oh—susurra con sorpresa, correspondiendo a su abrazo—No sabía que fuera tan querida.

—Soy muy cariñosa, deberás acostumbrarte, estaremos juntas, y para siempre—ambas ríen deshaciendo el abrazo.

— Eso realmente es frustrante, te lo dice una persona que lleva con ella más de cien años, realmente es una tortura, esto requiere aguante, paciencia—dice el vampiro haciendo divertidos gestos con sus manos.

— Cállate Emmett, si alguien aquí tiene el premio de mas aguante es Rosalie, soportando tus tonterías y tu adicción al sexo.

— Por favor Alice, le doy el mejor sexo del mundo, además, jamás le he oído quejarse.

—Es porque no has leído sus pensamientos.—bromea Camila.

—Mujer—mira a Rose, quien pone los ojos en blanco—¿Que tienes que decir al respecto?

—Cállate ya Emmett—se sienta junto a ellas—Mejor díganos ¿Como les ha ido con Bella?

— Paso todo el camino ideando un plan para deshacerse de mi.

—¿Se imaginan si Camila llega a golpearla?

—Pobre, la matará.

— Isabella con respirar cada día ya se esta muriendo.

—Rose—miran a Carlisle—Es demasiado evidente tu odio hacia ella, así como es notorio su odio por Camila.

   No dijo nada, solo hizo una mueca y se sentó en las piernas de Emmett, quien sonrió victorioso a las inmortales.

—Realmente te odia esa.

—¿Que mas pensaba?

—¿Has podido leer su mente?—pregunta Edward sorprendido, a lo que su novia asiente con el ceño fruncido—¿Como es posible?

—Edward, recuerda que tiene el don espejo, no dudo que tenga el don de cada uno de nosotros—Los Cullen la miran rápidamente ante las últimas palabras de Alice.

—¿Los tienes?—pregunta Esme sonriente.

—Si, incluso las visiones de Alice, solo que no puedo verme, ni a Edward.

 —Espera, ¿Como puedes conseguir las habilidades?

— Con el contacto, si toco tu brazo o alguna otra parte de tu cuerpo, obtengo tu habilidad.

—¿Es opcional?

—No, es completamente involuntario, sin embargo puedo “anularlo”—responde entre comillas.

   Edward se acerca a ella, colocándose tras el sillón en el que su novia estaba sentada, apoyando sus brazos en el respaldo de este.

—¿Cómo?

—Si yo decido bloquear ese don, es como si desapareciera.

—¿Que mas puedes hacer? Pequeña Cami

—No lo sé realmente. Tuve muy poco entrenamiento y no suelo usarlo demasiado.

—¿Tu sabes algo Carslile?

—No, pero algo que sé de los espejo, es que son bastantes poderosos los vampiros con esa habilidad, son muy inusuales. Hace algunas décadas los Volturis al enterarse de este don los ofrecieron a unirse a ellos, algunos aceptaron pero en las guerras murieron, sus contrincantes sabían que con ellos podrían matarlos, así que eran los primeros en aniquilar, Garrett, mi amigo, mato a un hombre con esa habilidad, hasta la fecha la considera su mejor pelea.

—¿Y que pasaba con los que se negaban a unirse a ellos?

— Los eliminaban, como lo dije, los vampiros con esa habilidad podrían destruirlos, Aro jamás corre riesgos, menos con algo de esa magnitud.

   La casa queda en silencio hasta que escuchan los veloces pasos de un vampiro correr por la zona, lo que los hace voltear rápidamente a la ventana, ellos eran los únicos vampiros en Forks.

   Camila enfoca su vista en el bosque hasta que logra ver la silueta de una chica en el bosque, la cual detiene frente a algunos metros frente la casa, sonríe al captar su mirada, logrando que su cuerpo se estremezca de pies a cabeza.

  Sin dudarlo, después de aquella frase que salio de sus labios como un suave susurro, saltó del balcón corriendo hacia el bosque, necesitaba descifrar ese mensaje, simplemente necesitaba encontrarla, necesitaba saber quien era.

—¡Camila!—grita Edward imitando los pasos de su novia.

—¿Alice?

—No puedo ver nada.—responde frustrada.

   Camila corría a su máxima velocidad, mirando a sus alrededores, intentando encontrar a la desconocida, los ojos rojos de aquella mujer solo significaban dos cosas: Esa chica era una neofita.
   O los Volturis la estaban buscando.

  Finalmente quedó frente a ella durante algunos segundos antes de verla saltar hacia el territorio de los lobos.

—¡Espera!—grita para seguirla desde el otro lado, ignorando los pensamientos de Edward pidiéndole regresar.

   Intentaba leer sus pensamientos, darse una idea de donde se encontraba, sin embargo por su mente solo pasaban dos personas: ella, y Bella Swan.

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