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Jungkook.

Ya en la última hora de clase, por fin sentí que había recuperado las horas de sueño perdidas, mi insomnio era terrible, así que cuando menos pensaba me quedaba dormido en cualquier lugar, algo que me llevó varias veces ir a dirección, cargando unas horribles ojeras. Y recordé al fin, mi actitud con el rubio semanas atrás, me arrepentía de ello y tenia que hacer algo al respecto porque definitivamente cuando entraban a mi habitación sin ni siquiera pedir permiso me jodía demasiado pero Jimin había pagado por algo que no merecía completamente.

Cuando llegué a mi casa pude notar que era un completo desorden, habían papeles por todos lados, porque al parecer días antes, en la empresa de mi madre entraron en la noche a robar, llevando consigo papeles importantes, por eso cuando mi madre podía escaparse de su empresa lo único que hacia era venir a casa y sacar papeles para verificar según ella, que todo estuviera en orden. 

Ordené un poco la sala y subí a mi habitación, pero justo antes de entrar en ella, sentí el timbre resonar en toda la casa.

Bajé las escaleras y abrí la puerta.

—¿Mamá? ¿No tendrías que estar trabajando en la empresa?— pregunté confundido viendo a mi madre entrar a la casa.

—¡Vaya bienvenida la tuya, hijo! vine a descansar un poco, llevo días sin salir de ese lugar, al fin y al cabo es mi propia empresa, tengo derecho a tomarme un descanso— se sentó en el sofá y estiró sus pies.

—Tienes razón— tomé asiento al lado de mi madre pero al recostarse en el respaldo, se quejó por un dolor evidentemente en su espalda— ¿Mamá, te duele mucho?

—No, hijo, todo está...ahg— se quejó de nuevo a lo que me paré enseguida mirándola preocupado.

—Espérame aquí, iré a la farmacia a comprar un parche para el dolor— dije poniéndome los primeros zapatos que vi en el estante al lado de la puerta.

—Pero hijo, no es necesario que...— escuché su voz cuando ya estaba afuera de la casa.

Me monté en mi motocicleta y me dispuse a manejar. Mi madre era muy importante para mi y por la mínima cosa que tuviera, intentaba cuidarla hasta donde pudiera.

Por otro lado, mi padre no se mantenía en casa, al contrario, todos los días viajaba a un país diferente por cuestiones de trabajo, lo extrañaba mucho pero trabajo era trabajo. Me sentí aliviado al recordar que los dos viajarian juntos a España para tomar unas merecidas vacaciones.

Cuando llegué a la primera farmacia que vi, estacioné la moto y bajé de ella casi corriendo.

Entré a la farmacia y le pedí a la señora que atendía allí dos parches para el dolor, ella asintió con una pequeña sonrisa.

—Aquí están los parches, joven— apareció minutos después mostrando en sus manos los parches, asentí y pagué.

Salí de la farmacia revisando en la pequeña bolsa a ver si se encontraban los dos parches que había comprado pero estaba tan distraído que solo sentí cuando choqué con alguien.

—Lo siento, no era mi intenc... ¿Jungkook?

—¿Jimin? ¿Qué haces por aquí?— pregunté acomodando mi cabello.

—Iba para tu casa, solo que tengo dolor de cabeza y paré a comprar medicina— respondió.

—Oh, ya veo, bueno... tengo que decirte algo...¿Entonces, te llevo?

Cierto, las palabras no salían de mi boca ahora mismo, era difícil para mi pedir disculpas por mi comportamiento con Jimin el día que fue a mi casa, no fui educado para nada.

Eres tú // KookminOù les histoires vivent. Découvrez maintenant