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—Oliver, por favor —pidió por quinta vez el castaño, pero el niño no se detuvo y siguió caminando por el estacionamiento sin mirarlo—. No te estoy mintiendo, de verdad que no lo conozco. 

El pelirrojo corrió lo más rápido que pudo para no seguir escuchando a Christopher, él sabía que lo había engañado y que probablemente era para verse con aquel chico, el alto rubio que le regaló esa rosa de color celeste. Se escondió detrás de un jeep negro, se sentó en el suelo sin importarle ensuciar su ropa, abrazó fuertemente sus piernas y liberó pesadas lágrimas de frustración que intentó evitar soltar. 

—Maldición —suspiró pesadamente tocando su cabello, no podía perder a su hermano, si no lo encontraba estaba obligado a ir donde Lucas. Explicarle qué hacía allí, cómo había salido de su habitación y por qué había traído a su hermano consigo eran preguntas muy difíciles de poder explicar, sobretodo porque sus razones eran saber qué secreto escondía su padre. Caminó de manera lenta a través del estacionamiento, mirando cada espacio entre los automóviles y justo cuando pensó que no le quedaba otra alternativa que pedirle ayuda a Lucas, escuchó unos sollozos cerca de donde él se encontraba—. Oliver...

El ojiverde menor no quiso mirarle a la cara, a pesar de que Christopher se acercó lo suficiente como para abrazarlo, el pequeño se negaba totalmente intentando alejarlo con ligeros golpes que no podían dañar en lo mínimo a su hermano, debido a su escasa fuerza. El castaño lo tomó entre sus brazos y besó su cabeza en repetidas ocasiones. 

—Suéltame... No quiero—su voz a duras penas podía escucharse, pero al estar tan cerca, Chris pudo oír sus palabras—. Sólo me utilizas, me engañaste...

—Lo siento. 

—No, no lo haces —se separó del castaño para mirarle fijamente a los ojos—. Papá tenía razón, no sientes culpa de verdad. ¡Tú no me quieres! ¡Solo te aprovechas de lo que significas para mí!

El ojiverde mayor no estaba seguro de qué podría contestarle a su hermano, él realmente no sentía culpa, pero tampoco era como si no lo quisiera. Le dolía el corazón admitir que quizás la parte de aprovecharse de él sea cierta,  tenía la manía de arrastrar al pelirrojo en cada capricho que se le podía ocurrir para sacar provecho de la situación. 

—Eres la única persona con la que puedo contar, por esa razón te traje conmigo —limpió de forma delicada las lágrimas que aún caían por los ojos del pequeño y suspiró. Si quería que su hermano guardara el secreto de ese día, debía revelarle la razón—. Estas flores... Las flores que he estado recibiendo en estos días son muy importantes para mí, me ayudarán a recordar algo que olvidé.

—¿Algo que olvidaste tiene que ver con flores? No recuerdo que fuéramos al bosque o al campo alguna vez.

—Yo tampoco, pero quizás la razón sea otra. Debo, no, necesito recordarlo y también averiguar quién me las ha estado enviando.

—Ese chico era el que te entregó esa rosa —mencionó frunciendo el ceño, apuntando con su dedo índice la flor que se encontraba en el suelo, a un lado de Christopher.

—Exacto. Él era la única pista y tú hiciste que la perdiera —el niño lo miró como si acabara de romper algún objeto valioso, porque sabía que su escena de enojo había sido la culpable de no poder averiguar sobre quien era el responsable del plan de las flores.

—Yo lo lamento, Chris. Perdóname —el tierno mohín de sus labios hizo que el castaño sonriera, dándole a entender que le perdonaba—. ¿Cuándo las comenzaste a recibir?

—¿Recuerdas a la enfermera que fue a casa el otro día? —el ojiverde menor asintió frenéticamente ante su pregunta—. Ella me entregó la primera. Espera, entonces ella...

—Ella es quién te las ha estado enviando. Debes encontrarla.

—No sé su nombre, tampoco dónde buscarla, hay muchos hospitales en la ciudad —se levantó del suelo, tomando la mano de Oliver para ayudarlo a repetir la misma acción.

—Pero puedes volver a accidentarte para verla otra vez —al escuchar la inteligente alternativa, Christopher tomó en sus brazos a su hermano y dio un par de vueltas en círculo sonriendo. Era una brillante idea que de seguro funcionaría, aunque probablemente le dolería bastante llevarla a cabo.



Lazos Benévolos © | Libro #15 | SAGA MALDITAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin