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La mujer de cabellos rojos deseaba alargar aquel momento donde su hijo le estaba abrazando, pero sabía que existían muchas preguntas que necesitaban su respectiva respuesta. Se separó de los brazos del castaño aunque era lo que menos deseaba, tomó su mano guiándolo para que se sentara junto a ella frente al escritorio. Con su memoria recuperada, podría por fin averiguar la razón que lo guió a cometer un homicidio en cadena hace cinco años atrás, como también del porqué perdió su memoria.
Christopher probablemente aún se encontraba perturbado por recuperar de forma tan estrepitosa todos sus recuerdos, así que no deseaba preguntar de inmediato sus razones para asesinar a sus hermanos.

—Sé que estás confundido aún, pero quisiera saber lo que sucedió... —el ojiverde por un instante cortó su respiración. Los nervios le invadieron, ya que no se encontraba preparado mentalmente para explicarlo—. ¿Por qué perdiste la memoria?

Christopher suspiró tranquilo al escuchar su pregunta. Era algo que no le traía tanta presión.

—Fue cuando papá me llevó a una de las instalaciones dentro del laboratorio. No recuerdo bien cuál era, pero ocurrió antes de finalizar el experimento —otra vez venía a su mente la imagen de sus hermanos en esas camillas, intentó quitarla agitando su cabeza un poco—. Papá... Él sabía lo que había sucedido con Sean, lo que él me hizo. Yo era muy pequeño, mamá, que él supiera lo que Sean me había estado haciendo me afectó demasiado. Sentía tanta vergüenza y angustia que lloré diciéndole que no era algo que quería, sino todo lo contrario... Solo era que no podía hacer nada para evitarlo. 

Sus lágrimas no tardaron en aparecer en su rostro, el cual cubrió, se sentía de verdad avergonzado por lo ocurrido. En ese tiempo le afectó aceptar que sus padres estaban al tanto del abuso y no hicieron nada para evitarlo. Él solo necesitaba el apoyo de alguien, saber que alguien le entendía y estaba dispuesto a defenderle para alejarlo de ese sujeto. Se tensó al sentir unos brazos rodearle, pero correspondió el abrazo al recordar que su madre estaba allí ahora, apoyándole como en un modo de disculpa por no haber estado con él en ese tortuoso tiempo. Al sentirse cómodo y reconfortado, tomó la libertad de llorar, entrando en un estado de catársis luego de haber revelado un tema tan delicado para él, no obstante, existía una pequeña pieza en el tablero que debía agregarse para completar el incidente. La pieza de color rosa.

—Mamá, yo... —Celesstine no pudo evitar abrazarlo más fuerte al escucharlo decirle mamá. De verdad que extrañaba esa palabra y algo en su pecho le causaba un cosquilleo grato—. Yo sé quién fue la causante de esto y es algo que no le podré perdonar.

—¿A qué te refieres? Sean fue el causante, él abusó de ti —la mujer mayor se separó para ver su rostro, no comprendía la connotación de esa confesión.

—Alguien lo impulsó a hacerlo, alguien se lo sugirió y le dio motivos.

—¿Quién fue?

—Hannelore —el rostro de la pelirroja mostraba una increíble confusión. En su mente no cabía la idea de que su hija planeara algo como eso, ¿con qué motivos?—. Ella era la culpable de todo mi sufrimiento, mamá. Ella lo provocó. Lo sé porque papá me lo dijo, él averiguó lo que ella había estado haciendo en ese último tiempo, también causó el acoso escolar de Adrien.

—¿Pero por qué? ¿Por qué lo haría? Ella no es así, su forma de ser es dulce, piensa en los demás y... —guardó silencio de imprevisto, haciendo pensar al castaño qué había pasado por su mente—. Lo olvidé... No puede ser, ella sí es capaz de hacerlo.

—Lo es, porque ella lo hizo. No quería vivir sabiendo que mi propia hermana causó ese daño en mí, así que acepté.

—¿Aceptaste qué?

—La propuesta de papá. Él me ofreció quitarme el dolor, haría que los recuerdos del abuso y de saber que Hannelore era la culpable; desaparecer. Él quitaría esos recuerdos específicos para evitar el vivir con sufrimiento.

—Y te engañó. Quitó todo recuerdo sobre tu familia incluso. Ahora lo entiendo.

Lazos Benévolos © | Libro #15 | SAGA MALDITAWhere stories live. Discover now