Especial

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2055.

Una sonriente pelirroja se encontraba arreglando las flores de un gran jarrón. Deseaba que todo fuera como lo había planeado, les dio indicaciones a los trabajadores que acomodaran el jarrón en la entrada de la iglesia, de esa forma le daría más armonía visual a la boda.

Sabía que debía terminar pronto su labor, aún le faltaba vestirse de acuerdo a la ocasión, revisar la lista de invitados y llamar a los cocineros con el fin de tener todo preparado antes del esperado día. Dio las últimas indicaciones al encargado de arreglar el salón, al retirarse de la iglesia no pudo evitar soltar unas lágrimas de alegría mientras acariciaba los cálidos pétalos de rosas celestes que brillaban gracias a los rayos del sol.

———— 💐 [...] 💐 ————

Su felicidad estaría casi completa en esos momentos, pero sabía que jamás lo estaría sin todos sus hijos. Le costaba aceptar que nunca la buscaran, la llamaran o avisaran que se encontraban bien. Simplemente habían desaparecido de su vida sin mirar atrás.

—¿Llamaste a Christopher? —el hombre canoso le hizo recordar que no debía ser tan egoísta, aunque no tuviera a todos sus hijos, había recuperado a algunos y en estos momentos una sonrisa debía adornar su rostro.

Estuvo a punto de responder su pregunta, cuando un alto castaño entra a la habitación. Dejó un maletín de cuero negro en el suelo y se dirigió a saludar a su madre junto a Damièn.

—Sí, lo sé. Demoré bastante, pero el trabajo en la empresa se había acumulado —admitió con una sonrisa ladeada. Christopher no mentía, trabajar en la empresa con su padre mientras estudiaba su último año de administración de empresas no le facilitaba para nada las cosas—. Los balances han aumentado un poco en comparación hace cinco años atrás.

—Aún no logro comprender del todo como ya no existen enfermedades mentales si sacamos de allí a tus hermanos —Christopher elevó sus hombros restándole importancia—. ¿Traerás a Irina?

—Por supuesto, es la primera vez que asiste a una boda. Está muy emocionada —Celesstine estaba feliz de oír aquello, la novia de su hijo era muy dulce y amable. Solo le parecía extraño que eligiera a una chica rusa como novia luego de averiguar sobre su ascendencia—. Está afuera, pueden conversar los tres, mientras revisaré unos datos de las ventas.

Intentó fingir su mejor sonrisa y esperaba que su pelinegra novia supiera distraer lo suficiente a ambos. Sacó de su maletín una carpeta, dentro se encontraban todos los archivos de ganancia del suero, porque claro, no pudieron seguirlo fabricando, pero Christopher había ideado algo mucho mejor. Vendió las grandes reservas que quedaban del suero a cada país, quienes lo liberaron a su nación correspondiente gracias a una nueva implementación al suero. Su tío Kylàn había modificado la función de administración, ya no era necesariamente inyectable, sino por medio de esporas liberadas al aire, se aseguraban de tener contacto con la piel de las personas afectadas y sanarlas. Obviamente aquella información era estrictamente confidencial y jamás se la diría a su madre; ella había guardado muchos secretos sin contarle, ahora era su turno. Gracias a esas ventas concluidas sacó de la bancarrota a su padre y se quedó como siguiente sucesor de la empresa, además, sabía que Oliver no se opondría si él se lo pide.

También, se había tomado la molestia de averiguar la ubicación de sus hermanos y enviado las respectivas invitaciones para la boda. No estaba seguro si ellos vendrían, pero quería ver una expresión de felicidad en el rostro de su madre si es que alguno decidiera asistir.

Lazos Benévolos © | Libro #15 | SAGA MALDITAWhere stories live. Discover now