Mordisco, peonza y linterna

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Era de noche. Laura se encontraba mirando por la ventana de su habitación. En la distancia podía ver la luz encendida del cuarto de Carlos, su mejor amigo, el único que conocía su secreto. Cogió la linterna que reposaba sobre su cama e hizo la señal de llamada que tenían acordada. Al cabo de un rato Carlos subió la persiana de su cuarto, e hizo la misma señal. Laura se deslizó por el árbol que había junto a su casa, ágilmente, y se encaminó al parque que quedaba a medio camino entre las casas de ambos. Carlos ya estaba allí, jugando con su peonza y comiendo un bocadillo.

-    ¿Puedo darle un mordisco?

-     Claro.

Carlos bajó la cremallera de su chaqueta y dejó al descubierto su cuello, donde se podían apreciar dos pequeñas heridas. Laura sacó los colmillos y mordió. Era lo que tenía ser amigo de una vampiresa.

Relatos Tres PalabrasWhere stories live. Discover now