Atardecer, sartén y coche.

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Julia estaba observando el atardecer desde el maletero de su coche, mientras cocinaba con la sartén y la cocina portátil que había rescatado de unos grandes almacenes abandonados. Desde que había ocurrido todo aquello, le encantaba disfrutar de los momentos más cotidianos, antes no se habría parado a admirar el ocaso, pero ahora disfrutaba de la normalidad. Cuando hubo terminado de preparar la tortilla, guardó todo en su sitio, y se sentó en el asiento del conductor para comer, mientras que el sol lanzaba sus últimos rayos. Cuando se puso del todo, dejó el plato en el asiento del copiloto y arrancó el motor. No se podía quedar en un mismo sitio durante mucho tiempo, si no se quería que algún zombi, que desde la gran explosión poblaban el planeta, la atrapara y la convirtiera en su tentempié, o peor aún, que la transformara en uno de ellos. Así era su vida ahora, descansar durante el día, y conducir por la noche buscando lugares nuevos donde refugiarse, y poder encontrar a algún ser humano que aún siguiera vivo, y no convertido en esas sucias alimañas.

Relatos Tres PalabrasWhere stories live. Discover now