Capítulo 23: Tsunade

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Naruto se levantó por la mañana, se vistió y fue a desayunar. No había nadie en la cocina, por lo que supuso que se había despertado muy temprano. Tomó una manzana y se fue a la terraza, con el objetivo de contemplar las brisas matutinas. Estaba comiendo su manzana tranquilamente, pero algo lo interrumpió.

-¡Bijuudama!- escuchó un grito femenino, y atrapó la pelota con una mano, para luego absorberla gracias a su Rinnegan.

Se asomó por el balcón, y vio a Fu siendo entrenada por los ex-ninjas de Kumo.

-¡Tengan más cuidado!- dijo el rubio.

-¡Lo siento!- se disculpó Fu, y el tema terminó ahí.

-Naruto, en 5 minutos nos vamos.- dijo Jiraiya, recibiendo un asentimiento por parte del ojiazul.

Hashirama y Jiraiya salieron de la aldea de los mercenarios, y caminaron en dirección a una aldea llena de casinos, bares, etc.
Al cabo de dos horas llegaron, y dedicaron todo el día a buscar a la nieta del Senju.
Cuando la noche llegó, ambos hombres fueron a reservar una habitación para pasar la noche.

-Vayamos a comer algo, me estoy muriendo del hambre...- dijo el pelinegro.

-Está bien. Conozco un bar muy bueno cerca de aquí...- dijo el peliblanco, y ambos se fueron a comer.

Entraron a un bar regular, y vieron a una rubia bebiendo al lado de una morocha.

-Tsuna...Shizune...- saludó Jiraiya, sorprendiendo a ambas mujeres.

-Jiraiya-sama, ¿Qué hace por aquí?- preguntó la de pelo negro corto.

-Vengo a ofrecerle el puesto de Hokage a Tsunade...- dijo el peliblanco.

-¿Qué pasó con el viejo?- preguntó la rubia.

-Se quiere retirar, ya está viejo para seguir con el mando de la aldea...- dijo el Sannin.

-¡De ninguna manera volveré a esa mugrosa aldea!- dijo la ojimiel.

-Hay veces en las que te comportas como una niña, Tsuna...- dijo Hashirama, que recién era notado por ambas.

-¿Y tú quién eres?- preguntó amablemente Shizune.

-Hashirama Senju, un gusto conocerte...- dijo con una sonrisa el pelinegro.

-¡No uses el nombre de mi abuelo en vano!- gritó furiosa la rubia.

-Baja el volumen de voz ahora mismo.- ordenó Hashirama, sorprendiendo a Shizune pero haciendo enojar a la ojimiel.

-Vamos a resolver esto afuera...- dijo la Sannin, y los 4 salieron del bar.

-¿En serio tenemos que hacer esto?- preguntó al oído del Senju Jiraiya.

-Voy a enseñarle una lección a mi nieta.- dijo serio el hombre, y se paró frente a la rubia.

-Usaré sólo un dedo...- dijo arrogante la Sannin.

-Te recomiendo pelear bien...- dijo Jiraiya, sorprendiendo a ambas mujeres.

-¡Mokuton: Ataduras de madera!- dijo el Shodaime, y unas ramas muy duras atraparon a su nieta.

-¡¿Pero qué?!- preguntaron sorprendidas ambas.

Hashirama iba a golpear con toda su fuerza a la rubia, pero frenó el golpe a dos centímetros de su cara. Golpeó con dos dedos su frente, para luego darse media vuelta y entrar al bar para comer. Las ramas soltaron a la Senju y se enterraron en el suelo. Tsunade se dio vuelta, y vio como varios árboles del bosque que tenían detrás fueron arrancados de raíz.

-No puede ser...- murmuró Shizune.

-Se los advertí, yo iré a comer. Tsuna, tienes 7 días para cambiar de opinión...- dijo el peliblanco, yendo a comer con el pelinegro y dejando solas a ambas mujeres con la boca abierta.

En los 7 días, Hashirama se dedicó a meditar mientras que Jiraiya recolectaba "Esa información".
Cuando transcurrió el plazo límite, ambos hombres se fueron al punto de encuentro, pero vieron una escena que los puso en alerta.

Orochimaru le pedía a Tsunade que le calme el dolor que le produjo la lectura de alma de Naruto, y él a cambio reviviría a sus seres queridos.
Ella estaba emanando un chakra azul de sus manos hacia el cuello del Sannin, pero Kabuto los interrumpió y salvó a su maestro de la muerte. Tsunade casi los golpea a ambos, pero terminó dejando un gran cráter en el suelo.
Orochimaru invocó a Manda, Tsunade a Katsuyu, y Jiraiya se unió invocando a Gamabunta.

-Vaya, hace mucho que no veía al triple punto muerto...- dijo el gran sapo.

La serpiente gigante comenzó a luchar contra las dos invocaciones, pero se notaba como iba perdiendo.
Hashirama había atrapado a Kabuto con su Mokuton, dejándolo inmóvil y prestándole atención al combate de invocaciones

Manda fue acorralada por el ácido de la gran babosa. Gamabunta escupió un gran chorro de aceite, el cual fue prendido fuego por un jutsu Katon de Jiraiya. Cuando el humo se disipó, se podía ver un gran agujero en el suelo. La gran serpiente salió del suelo intentando morder a Katsuyu, pero una gran rama la atrapó y la dejó inmóvil.
Hashirama había sido el causante, pero no se dio cuenta que Kabuto se habua escapado. Manda desapareció en una nube de humo y Orochimaru usó esa capa para escapar junto a su alumno.

-Mierda, me he descuidado...- se autoregañó Hashirama, y los 4 se fueron del campo de batalla.

Llegaron al mismo bar donde se encontraron y comenzaron a charlar.

-¿Cuál es tu desición final?- le preguntó el peliblanco a su ex-compañera de equipo.

-Es hora de que enfrente con responsabilidad mis problemas del pasado.- declaró la rubia con desición.

-¿Eso es un sí?- preguntó Hashirama.

-Sí.- confirmó Tsunade, que sería nombrada como la Godaime Hokage.

Los 4 se fueron a Konoha, y llegaron a las puertas pasadas algunas horas.

-¿Ustedes no entran?- preguntó Tsunade.

-No somos ninjas de la aldea.- dijo el pelinegro, y ambos hombres se fueron a la aldea de los mercenarios.

En un lugar muy poco iluminado, un azabache estaba sentado a la espera de su nuevo maestro.

-Disculpa la demora, Sasuke-kun...- se disculpó Orochimaru.

-Eso ya no importa, comencemos ya.- dijo el Uchiha, mostrando su Sharingan de tres tomoes girando con ansiedad.

-Ponte esto, te será más cómodo...- dijo el Sannin, dándole una camisa de manga larga y holgada, para poder usar la segunda fase de la marca con facilidad. Le dio un pantalón negro y una prenda azul que se ató en la cintura con una soga violeta. Se puso unas sandalias largas negras, y recibió una espada chokuto.

Tres años faltaban para que Akatsuki tome cartas en el asunto de los Bijuus, y esto era bien sabido por Naruto. Su deber era entrenar a los Jinchurikis, para así poderse defender de los renegados clase S.

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