prólogo

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2 años, 24 meses, poco más de 52 semanas, 730 días, 17520 hrs...la cuenta sigue incrementándose pero, desafortunadamente, el resultado es el mismo en su totalidad.

Sin señal de aquellos 5 chicos, las esperanzas no se volvían realidad, haciéndola recorrer las calles de la ciudad con tal de volverla a ver, claramente sin éxito en todas la ocasiones. Su cansancio era únicamente mental, su cuerpo no proyectaba ni un minúsculo rastro de fatiga. La cobriza en serio extrañaba a la platinada pero no había nada que hacer, volvió a tomar posición e intento volver a dormir, sin resultado positivo, como hacía ya 3 noches atrás, '¿el karma suele ser cruel, no? Y más con quien se lo merece' Así era su mentalidad.

Mientras la más baja de estatura se lamentaba, quien fue alguna vez la dueña de su corazón se encontraba al otro lado del mundo, en el balcón de la suit donde se hospedaba, con más de una copa encima de su organismo admirando el firmamento oscuro y estrellado que la naturaleza le brindaba. En medio de sus pensamientos una pregunta que no había reflexionado desde el día de su partida, azotó "¿cómo estará ella?", agitó repetidas veces para esfumar aquella 'ridícula' idea.

En su consciente lo más seguro es que su vida continuaba, no necesitaba otra idea más; pasaron los minutos, hasta que la voz de su gemelo la llamó.

-Copito, apresurate, ¡el directo está por comenzar!

-No me llames copito, pasiva.

-Entonces no seas amargada y mueve tu trasero aquí, es una noche para celebrar.

-Mejora tu vocabulario hermano, sigues sonando como un niño.

-y tu eres la misma anciana de siempre, ¡ya! ¡ven aquí o Mer se comerá todo mi helado y el tuyo!

-no se lo comerá, al menos no es mío, no le gusta el sabor de la frambuesa con chocolate.- Y sin más se adentró al lugar, para volver a tomar el rumbo de vida que había optado tomar.

HemelieghtWhere stories live. Discover now