Capitulo 10 - Cuando me enamoro

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Punto de vista de Erick.

El timbre de mi casa sonaba como loco a las 10 de la mañana un sábado, medio adormilado bajo las escaleras hasta la entrada giro un poco el pomo de la puerta y tiro hacia dentro para abrirla y descubrir a mis cuatro mejores amigos detrás de ella.

— ¿Qué queréis a estas horas? — digo bostezando. — Es muy temprano.

— Que nos cuentes por qué te peleaste anoche con Brandon. — dice Joel entrando a la casa y los otros tres le siguen.

— Exacto — dice Zabdiel y se sienta en el sillón y los demás en el sofá.

— No hay explicaciones, es un cabron y punto — les digo cerrando la puerta y sentándome en el sillón frente a Zabdiel.

— Pero ayer se te notaba más rabioso que de costumbre — dice Rich. Inmediatamente me viene la imagen de María y él bailando pegados y aprieto los puños.

— Pues es que verlo ahí con María me puso de los nervios y quería aplastarle la cabeza — de tan solo imaginármelo me ponía furioso.

— Vaya — dice Chris — Te has vuelto loco por ella.

— ¡Pero qué dices Vélez no seas imbécil! — apoyó mi brazo en el respaldo y me toco la barbilla.

— Te daremos unos cuantos motivos — dice Richard apoyando sus codos en sus rodillas. — Para empezar cuando pasó todo lo del Green y ella se fue, enloqueciste gritando que no querías perderla y rompiste un vídrial del local.

— Al día siguiente la viste con Brandon y lo primero que hiciste fue alejarlo de ella y pedirle perdón — dice Joel mirándome. — y como ella no te lo dio rompiste un plato del comedor y tuviste que faltar a Clase de literatura.

— Cuando María fue a buscarte para hablar y los dejé solos te dijo que quería terminar con el juego y que lo mejor que podían hacer era mantener las distancias — continua Chris— rompiste la puerta de tu casillero y te has tirado tres semanas evitándola y sin salir de casa solo para ir a la universidad.

— Y anoche. La viste bailando con Brandon y te pusiste celoso tanto que fuiste a bailar con ella pero te alejó y se fue. — Siguió Zabdiel — Te pegaste con Él porque te dijo que nunca te querría como tú a ella y cuando bajó para gritarte que eras imbécil se te cristalizaron los ojos y le dijiste que te importaba demasiado y ese es tu problema.

— Y lo más obvio de todo — dice de nuevo Richard — tu mirada te delata cuando la ves.

Yo suspiré tratando de engañarme a mí mismo y fingir que ninguno tenía razón, pero eso es lo que haría engañarme, pues las evidencias estaban y mis sentimientos también. Yo que sólo quería compartir noches locas con ella, acabé queriendo verla dormir, yo que quería comérme su cuerpo , acabé queriendo comerme el mundo con ella.

— Puedes engañar a quien quieras Erick. — miro a Zabdiel que seguía frente a mi. — pero a nosotros no.

Punto de Vista de María.

Mi destino era Golden Beach, este fin de semana visitaría a mis abuelos que y tocaba. Pero no puedo dejar de pensar que la última vez que estuve allí fue con Erick compartiendo una bonita noche inolvidable, en la cual me confesó que en secundaria había sentido algo por mí. Llegué a la casa de mis abuelos y llamé al timbre cuando una mujer rubia de 56 años me abre la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Mi niña! — dice extendiendo sus brazos hacia mí y comiéndome a besos como es típico de las abuelas.

— Abuela venga que te vas a quedar sin saliva — le digo abrazándola de la cintura pero a la vez intentando separarla pues me estaba formando un rio en el cachete.

— Ven aquí — me toma la mano y me sienta al lado suyo en el sillón y luego me mira expectante. — cuéntame.

— ¿qué te cuente? — le digo frunciendo el ceño, pues no sabía de qué quería que le hablara.

— Pues mira nena, a tu abuela no la engañas. La última vez que viniste estabas radiante y feliz y ahora estás como apagada, cuéntame que ha pasado. ¿los estudios?, ¿tus amigas?, ¿un chico? — agacho la mirada. — Oh si. Un chico. ¿Qué pasó?

— ¿Nunca has tenido la sensación de extrañar algo que nunca tuviste? — le digo.

— ¿terminaron?

— No, no terminamos porque nunca fuimos nada y no se puede terminar algo que nunca empezó. — suspiro— pero si hubo algo, y a veces extraño ese algo que había.

— ¿Quien es?

— Erick. — me sincero.

— ¿Erick Colón?, el hermano de tú mejor amiga...

— Si ese.

— Te gusta mucho — mis ojos se abren como platos.

— no, ¿Cómo crees abuela? Jamás me gustaría Erick. — me tiembla un poco la voz. — ¿Por qué dices eso?

— Porque cuando te llamaba por teléfono estabas llorando, porque no comes, porque te brillan los ojos al pronunciar su nombre, porque extrañas eso que teníais— desvío mi mirada al suelo. — Porque me lo has negado María.

— Aunque me guste, jamas habría nada pues él solo me quiere para interés.

— ¿Se lo preguntaste? — me dijo.

— No, pero tampoco voy a hacerlo.

— entonces no puedes estar segura de si siente lo mismo o no. — me sonrió. — Anda vamos a comer.

La tarde con mis abuelos fue de lo mejor, estuvimos recordando viejos tiempos y a mis papás. Pero ya era hora de volver a casa.

Cuando llegue aparqué el coche y abrí la puerta de mi casa, solté las llaves en la mesita de la entrada a la vez que La Luz se encendió y dejó ver una silueta sentada en el sofá.

— AHHHHHHHH SOCORRO — La persona que esta sentada en el sofá se levanta y cuando La Luz le cubre por completo me encuentro sus ojos verdes. —¡Eres imbécil!

— Lo siento. — me dice mirándome a los ojos.

— Casi me matas de un infarto Brian. — digo llevándome la mano en el pecho.

— Necesitaba verte — le miro aún intentando recuperarme del susto.

— Ya, pues yo a ti no. — Dijera mi abuela lo que dijera, este ser no siente nada por mí y mucho menos yo por él.

— María quiero solucionar las cosas — fruncí el ceño.

— ¿solucionar que? — me cruzo de brazos — se solucionan las cosas cuando ha habido amor, y entre tú y yo solo ha estado un estupido juego.

— Quiero que vuelvas al juego — me dice.

— Ni de broma Erick, ese juego es lo peor que pudo pasarnos a ambos.

— No entiendo por qué lo dejaste — me mira a los ojos y yo sentía que me iba a morir.

— Pues es fácil. Pensaba que entre tú y yo había algo más que sexo no sé, empezaba a ver afinidad pero cuando te vi con Jessica me entraron ganas de estrangularla y a ti de dejarte estéril sabes por qué Erick. — él niega — porque estaba empezando a sentir algo de verdad por ti, pero ahora lo único que siento es odio y que no te quiero ni ver así que largo de mi casa.

— ¿sientes algo por mi? — en su cara empieza a dibujarse una sonrisa típica de él, y yo tengo que mantener la compostura.

— Estaba empezando a sentir pero ya no — él se va acercando a mí y no puedo permitir que pase. — Estoy con Brandon. — Su rostro cambia a decepción y tal y como se acercó comenzó a alejarse. Era mejor así.

— Si te hace daño... lo mato. — dice en la puerta antes de marcharse dando un portazo. Yo me quedo en La soledad de mi casa y con mil dudas en la cabeza... es imposible que le quiera, no me puedo enamorar solo compartiendo noches de pasión...

El Que Se Enamora Pierde - Erick Brian Colón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora