Capitulo 13 - Just a Dream

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Punto de vista de María.

El sol que entra por la ventana de mi habitación me hace comenzar a abrir los ojos debido a la luminosidad del día y me doy cuenta que no estoy sola al ver unos brazos rodeándome. Me giro y veo una sonrisa preciosa y los músculos del hombre que dormía a mi lado totalmente relajados. Sonrío. Intento apartar su brazo de mi cintura para levantarme pero solo consigo despertarle.

— Lo siento, no quería despertarte — me sonríe y me hace una señal para que le pase sus pantalones, yo lo hago.

— no importa cariño. — mis ojos se abren como platos al escuchar "cariño"

— eh... ¿que tal has dormido? — digo.

— genial, contigo siempre — el Erick este cariñoso me encanta.

— ¿Qué pasó anoche? — la sonrisa de su rostro se borra.

— ¿No te acuerdas? — se lleva las manos a su cara. — Joder es como si me hubiera aprovechado de ti.

— Lo... lo hicimos...

— ¡No!, te has levantado en ropa interior con mi camiseta y abrazada a mi solo porque no encontraba tu ropa. — se pasa la mano por el pelo. — ¡Pues claro María!

— Sabías que no estaba en mis cinco sentidos y aún así no paraste. — no podía creer que me había hecho eso.

— ¿Qué? — sus ojos verdes estaban fijos en mi. — Fuiste tú quien me suplicó que se lo hiciera sobre esta cama anoche.

— ¡Eres bastante mayor para saber parar!

—¡No me jodas! ¡Tú también querías! — y aunque eso fuera verdad estaba enfadada pero no enfadada con él, sino conmigo por no acordarme de lo increíble que tuvo que ser la noche. — Mira. Yo solo vi que Brandon te drogó y quise cuidarte.

— ¿Y cuál es tu maldito problema?

—¡Tú eres mi problema! — grita. — Porque por ti hago cosas que jamas hice por nadie, ni siquiera por mis hermanas.

— Vete de aquí Erick. — estaba a punto de llorar y tampoco le encontraba la lógica a esta discusión, necesitaba que se fuera.

— No hay problema. — cogió su chaqueta y salió de mi casa dejándome sola.

Punto de vista de Erick.

Jodido miércoles. Siempre me molestan, ¿qué pintan en medio? Son un jodido día de mierda que de nada pinta en la semana. Cierro mi casillero de un portazo y me veo a Joel hablando con Conchi, desde que terminó con Candela estoy deseando que le pida salir a Conchi pero no se atreve el muy cobarde, bueno yo también lo soy por no decirle a María lo que siento.

— Erick. — escucho decir a Cris. — María nos citó a todos en el patio, inclusive tú. — me sorprende muchísimo que me incluyera después de estar prácticamente toda la semana evitándonos.

— Dile que no iré — debería de ir e armarme de valor y decirle de una vez por todas que la amo.

— Dice que es importante Erick. — al ver su cara algo me decía que era demasiado importante por lo que debía de ir si o si. Seguí a la rubia de mi hermana hasta el patio y nos encontramos con todos, María estaba muy seria y todos los demás estaban esperando expectantes a qué nos tenía que decir.

— ¡Venga! ¿que nos tienes que decir? — dice Cris desesperada.

— Eso. Nos va a dar algo — salta Zabdiel.

—Veréis chicos, llevo pensando esto unos días y he llegado a la conclusión de que sería lo mejor, para mi, y para todos aquí. — sus ojos cafés se clavan en los verdes míos. Y me estaba diciendo que no me iba a gustar.

— Sin rodeos por favor. — digo.

— Me vuelvo a Sevilla. — podría decir que todos gritamos sin entender pero nadie dijo nada, solo estábamos en shock... se va...y no voy a poder hacer nada por impedírselo.

— ¿como que te vas? — dice Nerea — ¿Por que?

— Es difícil de explicar pero es una decisión ya totalmente tomada y hasta mis abuelos lo saben. — paso mis manos por mi pelo sin poder creerlo. — Puedo explicároslo pero no puedo entenderlo por vosotros. — tragué saliva. — diga lo que diga no lo vais a entender.

— Lo siento pero yo no puedo entenderlo. — dice Christopher.

— Aquí lo tienes todo, nos tienes a nosotros, tienes a tus abuelos. Tienes tú vida. — dice Gisela.

— Allá en Sevilla no tienes nada. — suelta Richard.

— ¿Cuándo te vas? — pregunto.

— El sábado. — ¿y se va tan pronto?

— Lo siento, pero tengo que hacerlo. — agacha la cabeza. — No será eternamente, y vendré en navidades. — nadie dijo nada. — Espero que me perdonéis y podáis entenderlo. — Ella se gira y entra en el edificio de nuevo perdiéndole la pista. Cris se levanta del banco con sus ojos llorosos y me mira.

— ¡Se va por tu maldita culpa! — me grita.

— No es momento de echar culpas a nadie. — dice Joel. — no podemos evitar que se vaya sabemos que es muy cabezota.

— Lo único que podemos hacer es entenderla— digan lo que digan yo no la entendía.

— somos sus amigos y prometimos estar siempre, ahora nos necesita — dice Richard y tenía muchísima razón.

— Po... podemos organizar una fiesta sorpresa de despedida el viernes. — propone Cris aún con los ojos vidriosos.

— ¡Si! Y recordémosle momentos buenos, a ver si le entra la pena y no se va. — continúa Sheila. Y todos le miramos. — Es que no quiero que se vaya.

— no eres la única. — le digo.

— Tú mejor no hables Erick, que eres el más culpable de que se vaya — dice Conchi, y tiene razón, se va por mi culpa.

Ojalá pudiera hacer algo para que se quedase.

El Que Se Enamora Pierde - Erick Brian Colón Where stories live. Discover now