Capitulo 22 - Cometa

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Punto de vista de Maria

Llegué toda hecha un mar de lágrimas sin ganas de vivir solo quería tirarme al sofá y llorar, le miré a los ojos y le mentí, le hice sentir mal. No quise hacerlo, no era dueña de lo que yo hacía, estaba cegada por el dolor y el odio al recordar aquella noche en casa de Jae, por favor Erick no me creas no lo hagas, nada de lo que dije era cierto. Te amo.

Y es que cuando le vi sollozar y mirarme con sus ojos rojos, sin el brillo que yo amaba ver me di cuenta del error que cometí, se lo merece pero a la vez no. Cogí el cojín negro que había en el sofá y en él me tumbé, sentí las lágrimas salir de mis ojos y viajar por mi cara hasta desembocar en mis labios. Solo me levanté cuando oí sonar el timbre. Y justo estaba el colombiano que necesitaba.

— ¿Que te pasó? — me abraza mientras yo sollozo en su hombro y cierra la puerta tras sí.

— me odiará Sebas, me odiará por el resto de su vida y no quiero que lo haga. — hablo con todos los pelos pegados a mi rostro por las lágrimas.

— Espero que no hables del imbecil de Colón porque si es así, quien debería de odiarle eres tú a él. — niego con la cabeza.

— Le mentí, le dije que nunca le quise y que menos mal que terminamos porque ahora te había encontrado a ti. — Sebastián me mira y toma mi rostro con sus dos manos.

— Eh, no hiciste nada malo, no está mal que piense que te perdió.

—No, Sebas... no le viste lo roto y desbastado que estaba. — lo que él decía tenía bastante sentido, Erick no se merecía si quiera que lo pensara y mucho menos las lágrimas que estaba derramando por él, así que sequé mis lágrimas y traté de sonreír.

— Así me gusta — él me sonríe y me hace sentir mucho mejor. — ¿Quieres salir un rato? — le asiento con la cabeza y él toma mi mano. Salimos de casa y me lleva a pasear, me invito inclusive a un helado. Con Sebas me siento muy Agusto; era muy tierno conmigo y siempre se comportó genial.

Nuestro agradable paseo acabó en un parque donde se veía toda la ciudad de Miami, aquel parque de mi primera cita con Erick, la cita perfecta. Mi corazón se rompió en mil pedazos cuando los recuerdos me atacaron y no supe defenderme, sus caricias, sus besos y su respirar en mi oído hizo que se me erizara la piel en señal de melancolía. Te juro Erick Brian Colón que voy a odiarte hasta que consiga arrancarte del corazón.

— Sebas, ¿podemos irnos? — el suplicar de mis palabras lo hace comprender y también salir de allí. Continuamos con nuestro lindo paseo fuera de lo alto del paraje, y la bombilla en mi cerebro me avisó que mañana era la fiesta del cumple de Cris, y que obviamente es mi mejor amiga y tendría que ir, pero aún más obviamente era que vería a Erick porque es su hermana y la fiesta era en su casa. — Mañana es el cumple de mi mejor amiga y da una fiesta en su casa, ¿quieres venir conmigo?

— ¿No le importará a Cris? — me dice con su ceño fruncido.

— No tranqui. Cris dice que cuanta más gente mejor. — le sonrio y me devuelve la sonrisa.

— Entonces vale.

Punto de vista de Erick

Hoy tendría que dejar la pena apartada a un lado, era el cumpleaños de Cris, debía de hacer feliz a mi hermana, sus 19 deben de ser inolvidables. Y no quería que me recordase por los siguientes cuarenta años que le jodí Los diecinueve.

— ¿me veo bien? — dice mirándose al espejo de su habitación. Llevaba un vestido negro por las rodillas que dejaba a la vista su espalda, la cual su pelo rubio tapaba algo más de la mitad, sus tacones altos la hacían ponerse a mi altura.

El Que Se Enamora Pierde - Erick Brian Colón Where stories live. Discover now