Capítulo 16: Aceptando realidades.

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Nathaniel se acercó con sigilo hacia la mesa, se sentó cruzando las piernas y en su rostro no reflejaba más que una sonrisa, sus relucientes dientes blancos hacían que su atractivo fuese en aumento. Hasta la pobre Evelyn estaba boquiabierta mientras observaba a Nath. Me resultaba graciosa la escena y emití una leve carcajada.

—Hola Nath —Lo saludé con la mano.

Evelyn se levantó de la mesa y dijo:

—Bueno, tengo que irme, es hora de mi trabajo laboral, hasta luego Krysten —Dijo mientras acomodaba la silla por debajo de la mesa—. Hasta luego joven.

Y se marchó con las manos hurgadas en sus bolsillos. Se sentía incómoda. Podía notarlo solo con observarla. Me quedé a solas con Nathaniel, estaba espectacular con su ropa informal y su cabello despeinado por la brisa, le daba ese toque de chico sexi.

—Que sorpresa verte por acá Nathaniel —Dije rompiendo el hielo.

—Vine a visitar a Zack, sin embargo creo que yo me llevé la sorpresa al encontrarte en su casa —Dijo Nath mientras se pasaba una mano por el cabello.

—Bueno, la historia es algo larga, pero me estoy quedando aquí. Solo será por un tiempo —Dije mientras apoyaba mi cabeza sobre mi mano.

Nathaniel mostró cara de desagrado. Lo que suponía que no le había gustado lo que dije. Frunció los labios dejando solo una línea.

—¿Acaso no te importó lo que te dije?, Krysten, Zack es mi mejor amigo y por eso te dije eso —Dijo murmurando en voz baja—. Sufrirás, quizá mucho, quizá poco, pero te hará la vida imposible, así es su legado. Así es Zack Andersson.

No sabía que era lo que más me aterraba. Si la voz con la que lo decía Nathaniel hablando mal de su mejor amigo o que quizá Zack realmente era así. Hasta el momento, nunca me había hecho una humillación grande. Cabe admitir que si se había burlado de mi persona y había sabido sacarme de mis casillas. Justamente, hoy lo había hecho y hasta lo agredí en mi lengua materna, a veces cuando las personas están molestas no tienen sentido de conciencia.

—Lo sé, lo sé, es complicado ¿Sabes?, Le debo mucho a Zack, me sacó del apuro, del lío donde estaba involucrada. No puedo escapar de su red, no ahora, primero tengo que saldar mis cuentas.

—Si se trata de dinero dime la cantidad —Dijo Nathaniel con porte autoritario—. Estoy dispuesto a pagar cualquier cantidad de dinero para que no sufras un infierno.

Me quedé anonadada mirando a Nathaniel el cual parecía que hablaba en serio. Sus palabras eran seguras, no había titubeado en lo absoluto. Me preguntaba porque estaba tan aferrado en querer comportarse de una manera tan educada y linda conmigo.

—No puedo aceptarlo. Esta es mi cruz Nathaniel, tengo que pagarle específicamente a Zack yo misma, con el sudor de mi frente. Por algo estoy trabajando en servirle, hacer todo lo que me pide con afán. Sin titubeos... Además firmé un contrato, ya no puedo echarme para atrás —Dije con la mirada sobre mis manos.

Sentía que dejaba escapar una oportunidad de oro. Podría pagarle a Nathaniel, sin embargo, tenía mis razones para no hacerlo. Primeramente, Nath ya me había eliminado varios problemas de encima, y siempre estaba ahí para protegerme. Eso me hacía sentirme cada más más débil y decaída. Sentía que ya no podía siquiera hacer las cosas por mi misma, tenía que salir adelante por mi propia cuenta y no siempre esperar a que Nathaniel me salvara de mis problemas. No era justo de mi parte tal abuso.

—Te estás matando a ti misma tienes que entender eso Krysten —Comenzó a subir su tono de voz—. Si te llegars a hacer algo malo, yo no podría soportarlo.

Sus palabras, me conmocionaron, sin embargo a su vez me asustaron, ¿Por qué se preocupaba tanto por mi? Apenas y me conocía, quizá su afecto iba en aumento.

—Deberías dejar de preocuparte tanto por mi, sé que suena mal, pero necesito empezar hacer las cosas por mi propia cuenta, si espero a que siempre me estés sacando del apuro me sentiré peor conmigo misma. Sé que puedo arreglarmelas con Zack, creo que no es tan mal tipo como lo describes. Solo es un chico asustado con el mundo y un poco engreído —Dije en un tono neutro.

Nathaniel puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua. Podía observar como la cólera se incrustaba en su ser tranquilo e impasible.

—Se nota que no lo conoces, eres demasiado ingenua para ser verdad —Seguía diciendo.

—Nathaniel, Zack es tu mejor amigo, no entiendo entonces el porqué de tu actitud. Yo no podría hablar mal de Becca, porque es mi amiga y no me parece justo.

Nathaniel iba a pronunciar palabra cuando por el marco de la puerta apareció Zack con una cara de disgusto, ¿Cuánto llevaría escuchando? Temía lo que fuera a pasar a partir de ahora.

—Escuché mi nombre —Dijo Zack mientras se acercaba en su silla de ruedas hacia la pequeña mesa donde estábamos Nath y yo.

Mis manos comenzaron a sudar, Nathaniel por su parte estaba tranquilo y hacía como si nada hubiese pasado.

—Hola Zack, ¡hace mucho que no te veía! —Dijo Nathaniel dándole un apretón de manos, vaya cambio de actitud—. Platicaba con Krysten acerca de que hacía ella aquí, tú no lo sabes, pero nos conocimos el día que se filmó el comercial. Estábamos juntos en la misma mesa —Dijo Nathaniel cubriendo todo lo que antes había dicho.

—Quién lo diría, ustedes se conocen. Bueno, Krysten está aquí para ayudarme en mi recuperación, como ves estoy en pésimas condiciones, necesito una mano derecha o más bien una izquierda —Dijo riendo mientras observaba su brazo izquierdo fracturado.

Me hizo gracia su comentario que no pude evitar esbozar una sonrisa, Zack lo notó y me la devolvió, haciéndome sentir extraña.

—¿Pero no crees que es un poco pesado para Krysten que haga ella todo sola? Es una chica, y tenerla de allá para acá como una esclava no me parece justo, tendrías que haber conseguido una enfermera, ya sabes alguien profesional. Si te llega a pasar algo grave y Krysten no puede ayudarte ¿qué harás? —Dijo Nath con serio disgusto en sus palabras.

—Ella accedió con tal de que pagara su desastre, por ende puede hacer todo sola, además no pasará nada grave. Ya estoy bien —Dijo Zack con su tono de voz frío y amargo.

Me sentí del todo culpable. De nuevo Zack estaba humillandome, y no podía hacer nada más que escuchar el como ellos discutían sobre mi estupidez. Fui una tonta al tropezar aquel día, una tonta al perder mi antiguo trabajo y tener que buscar uno fácil. Que terminó siendo el más difícil.

—No hace falta que discutan —Dije captando la atención de ambos—. Por su parte Zack, digo, el señor Andersson tiene razón, fue mi desastre y yo tengo pagarlo de un modo u otro.

—Pero Krysten...

—No, no hace falta excusas —Lo interrumpí—. Solo me queda aceptar las consecuencias de mis actos irresponsables.

Zack me miraba con asombro, no podía creer que por fin estaba aceptando mi culpa. Sin embargo, tenía que ver el lado optimista y hacer como si no me importara para no verme débil.

—Está bien —Terminó por decir Nathaniel con un enorme disgusto en su cara.

Filo Rosso Where stories live. Discover now