Capítulo 31: Persecusión.

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Después de estar un tiempo en el parque cada quien regresó a casa. Al parecer Nathaniel y Denisse se llevaron bien, ya que platicaron animadamente incluyendo a Zack en la plática y la que salía sobrando era yo. Becca había decidió salir de fiesta por lo que me quedé sola en casa acompañada solamente de mi felina. Hace mucho que no pasaba tiempo en paz en casa, aunque muy en el fondo sentía una angustia que me recorría de pies a cabeza. Tenía ganas de salir de mi apartamento y gritarle al mundo que era un injusto en las decisiones del amor. Tenía una pésima suerte en ese aspecto, ahora que comenzaba a sentir algo todo se había puesto en contra de mis acciones. Era una mierda.

Saqué de mi bolso una cajetilla de cigarrillos y encendí uno. Dejé que el tabaco despejará mis ideas y comencé a escribir poesías tristes. De como me sentía en estos instantes. Esto me recordó el día en que fui despedida y tuve que encontrar un nuevo empleo. Estaba sola, sin empleo y para cerrar con broche de oro tenía el corazón destrozado.
Coloqué mis auriculares en mis oídos y dejé que reproducir la canción de Iris de la banda Goo Goo Dolls. Sentía cierta conexión con la melodía y pronto sentí las lágrimas arrasar por mis mejillas. Cuando el cigarrillo terminó por consumirse pensé en Zack. Nuestra historia fue igual que ese cigarrillo. Ahora solo quedaban las cenizas. El cigarrillo jamás podría volver a resurgir, se había evaporado, se había quedado solamente hecho cenizas.

Solamente quiero saber,
Si en mi reflejo,
Algún día te encontraré,
Recordando el aroma de tu ser.

Extraño tu piel,
Tus ojos grises,
Como una tormenta,
Me asfixia no tenerte cerca.

Luego de un rato de estar con una pluma entre los dedos y plasmar palabras agonizantes me levanté del escritorio para prepararme algo de comer. Para mí mala suerte no había nada en la nevera. Solté un suspiro, aparentaba ser un día malísimo.
Tomé mi chaqueta del ropero y salí para comer algo afuera. Lo que me encontrara y me apetecía.

Salí en mi escarabajo y deambulé por las calles de Seattle un rato en busca de un restaurante. Lo malo era que no sabía que comer. No se me antojaba ninguna comida en específico. Al estar recorriendo las calles me encontré con el coche de Nathaniel el cual estaba a dos calles estacionado. Por lo cual me resultó confuso ya que antes de llevarme a casa dijo que se iría a su departamento a descansar. Su coche estaba en la dirección opuesta al departamento.
Vi como salía de una tienda de ropa con algunas bolsas en las manos, pretendí que se había ido de compras pero era ilógico. Había salido de una tienda de ropa de chica.
Subió a su coche y por inercia comencé a seguirlo tratando de ser discreta, aguardando cierta distancia entre su coche y el mío. Luego de casi cuarenta minutos siguiendo su coche aparcó en un edificio pequeño en condiciones estables de color marrón. Parecía un edificio de clase baja, donde no creo que vayan habitualmente las personas con dinero.
Entró al edificio con las bolsas en las manos y yo no quise salir del coche. Mejor esperaría a qué saliese. Aunque la curiosidad invadía mi cuerpo. Quería salir del automóvil y saber que cosas estaba haciendo (y con quién). Becca me había dicho que en varias ocasiones lo había visto con una chica lo peor del caso era que lo había visto con aquella chica cuando mantenían una relación. Quizá era su amiga, pero todo resultaba extraño, creo que esa parte la había omitido Becca. No me dijo que en circunstancias vio a Nathaniel. Quizá deba preguntarle.
Saqué el móvil del bolso y marqué el número de Becca en mi celular. Al tercer timbrazo descolgó.

Hola Krysten, ¿Pasa algo? Casi nunca me llamas —Dijo Becca al otro lado del teléfono.

—H-Hola, oh no es nada importante sin embargo me gustaría saber algo.

Me preocupas, ¿Que necesitas saber que yo sepa?

—Bueno verás... He estado siguiendo a Nathaniel desde hace una hora. Todo es muy sospechoso ya que estoy un poco alejada de la ciudad. Aparcó su coche afuera de un edificio en condiciones no muy estables. Llevaba bolsas de una tienda de ropa de chica. Entonces recordé lo que tú me dijiste, que lo habías visto con una chica cuando ambos salían. Tengo la sospecha de que está aquí mismo con aquella chica, aunque solo es una teoría. Bueno, mi duda sobre todo es en qué aspectos lo viste con aquella chica, ¿En plan amoroso?

Becca se quedó muda un par de minutos y después contestó:

Creo que eres un poco paranoica ¿Nathaniel está saliendo contigo? Porque de ser así, me parece injusto que te haga lo mismo que a mí. Lo peor del caso es que el dice amarte como a nadie, que tú eres la luz de su oscuridad, bla, bla bla. La verdad cuando lo vi si estaba tomado de la mano con aquella chica, iban muy felices por la calle, como si nada paseando por las calles de New York. Por obvias razones le pedí una explicación que nunca fue contestada. Poco después se fue de nuevo a Seattle y no supe nada más de él hasta que se presentó en el apartamento aquella vez. No puedo creer que siga con esas costumbres de engañar —Contestó Becca furiosa.

—La verdad no salimos juntos. Aunque él dice que yo le gusto. No sé, comienzo a desconfiar seriamente de sus palabras. Hace poco era el chico amable que se preocupaba por mi y quería mi bienestar. No sabes la infinidad de veces que quiso sacarme de la mansión de Zack —Al pronunciar su nombre sentí melancolía—, y pagar la deuda... Su comportamiento siempre fue un poco posesivo. Aunque ayer se comportó nuevamente como un caballero. No sé que pensar creo que esperaré para ver si veo algo raro.

Como ya lo dije, es un tipo atormentado por mil demonios. Mejor para ti si te mantienes alejada, no me gustaría que al final te enamores de Nathaniel y te rompa el corazón... Suerte en tu inspección. Cuando llegues a casa me cuentas todos los detalles.

Luego de despedirme de Becca colgué y mientras seguía esperando saqué una revista que tenía guardada de hace varios meses. Escándalos, moda, sección fitness. De todo tenía. La comencé a hojear y en la sección de moda vi a Zack promocionando ropa interior. Dios mío, sus músculos eran de infarto, me sonrojé al recordar cómo pasaba mis manos por su torso, por su ancha espalda.
Moría por volver a estar entre su brazos, vaya destino.

Levanté la vista y miré hacia el frente. Nathaniel iba saliendo del edificio con una chica a su lado. Lo que me impacto fue que la chica que llevaba tomada por el brazo era Denisse.

Filo Rosso Where stories live. Discover now