Llega un punto en el que simplemente dejas hablar
y de hablar
Entiendes que hay restos del mundo y un mundo para el resto
y que tú no estás en la lista
aprendes a vivir fuera de lugar como si no fuese una condena
sino un premio
ves que tu libertad empieza donde acaba la suya,
y que no por explicar algo mil veces lo entenderán una sola
que quien sepa de qué hablas
te lo hará saber
y quedará un hueco más en la fila
y quedará un día menos para la vorágine
del vértigo que da el silencio en medio de mil voces
del valor de callar y volver a empezar
de 0
hasta 1000
hasta que las palabras no basten y ya no les queden balas
hasta que se destapen los hechos, las verdades a medias
y las mentiras enteras
entonces habrá merecido la paciencia
siete vidas
ocho (cientas) noches
* * * * * * * * * *
Paul.
Como todos los días de semana que íbamos al Instituto, quedábamos en la entrada de éste cinco o diez minutos antes para entrar juntos y saludarnos, y hoy no era la excepción.
Maia y yo vivíamos prácticamente pegados y por ende, Alicia siempre nos esperaba a unos metros del instituto, normalmente con Alfonso, su actual novio.
-Paul, mira. -Maia se paró en seco mientras estábamos caminando, con un gesto que demostraba preocupación. Yo fruncí el ceño, sin entender nada de lo que estaba pasando. -¿Esa de allí es Alicia?
-Señaló con su mano derecha hacia un lugar en el que automáticamente clavé mi vista.Efectivamente, me sorprendió al ver a Alicia en uno de los paredones traseros del instituto. Estaba sentada contra el paredón, sus brazos apoyados en sus rodillas y su cabeza metida en estas.
Mientras más nos acercábamos, más se escuchaban sus sollozos. Maia me miró sin saber que hacer, y sus ojos estaban abiertos como platos.
Pocas veces habíamos visto a Alicia de esa forma, vamos, que esta era la segunda exactamente.
Nos acercamos a paso rápido a la pelirroja y me puse en cunclillas delante de ella, Maia hizo lo mismo.
-Alicia. -Le susurré y no me escuchó.
-Alicia, ¿qué pasa? -Habló ahora Maia en un tono más alto que logró sobresaltar a la pelirroja y que nos mirara.
-¿Qué pasa? -Volví a preguntar ahora yo, bastante inquieto por la situación.
-A-alfonso.. -Dijo intentando calmar su llanto. -Hemos roto.. -Concluyó.
-Cariño, ¿pero qué te ha hecho ese imbécil? -Preguntó Maia firme. Ella odiaba a Alfonso porque siempre trataba mal a la pelirroja, y por otra razón también que no era menos importante.
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CORASHE | albalia.
Fanfiction¿Qué ocurrirá cuando el pasado vuelva a hacerse presente en la vida de Natalia? Los textos están escritos por Natalia y quería adaptarlos a una historia porque me parecen maravillosos y no todos los conocen, espero que disfruten.