Estás encoñada

2.5K 111 14
                                    

Natalia.

No había sido fácil contactarme con Alba después de aquella tarde. Hoy, tres días después del partido, seguía sin poder hacerlo. La rubia ignoraba todos mis mensajes y llamadas, y por parte la entendía.

Me había alejado nuevamente porque era gilipollas, y a eso no había nada que hacerle. Y además de eso, ayer había tenido una charla con María que me dejó pensando muchísimo.

Flashback

—¿De qué vas con la rubia, Natalia?— Me preguntó bruscamente María luego de cerrar la puerta de mi casa con bronca.

Me dirigí hacia el salón rápidamente con la intención de ignorarla pero sentí como me cogió del brazo para darme la vuelta y así quedar enfrentadas.

Inmediatamente se cruzó de brazos y yo clavé mi vista al suelo, porque no me daba la cara para mirarla después de lo había oído.

—¿Me vas a contestar o seguirás actuando como una auténtica gilipollas? —Escupió con brusquedad y yo levanté la vista fruciendo el ceño, pero todavía sin decir ni una palabra. —¡Contéstame, joder!

—¿Qué quieres que te diga? —Le pregunté con la voz entrecortada, sorprendiéndome a mi misma por el hecho de que apenas me salieran las palabras delante de mi mejor amiga.

—¿Qué es lo que te pasa con Alba? —Insistió.

—No me pasa nada. —Negué intentando sonar convincente pero claramente la rubia no me creyó nada.

—Te has puto pillado por la rubia. —Dijo con una sonrisa cínica mientras asentía convencida.

—¿Qué dices? —Elevé ambas cejas.

—La verdad. —Volvió a asentir pero yo negué. —Deja de evadir tus sentimientos, Natalia.

—Tú no sabes nada sobre mis sentimientos. —Solté con la intención de hacerle daño pero a ella le dió igual.

—Puede que no me digas nada con palabras, pero te conozco muy bien como para saber que nunca te he visto mirar a alguien de la manera que miras a Alba. —Hizo una leve mueca y prosiguió. —A ella también le molas, y tú lo sabes perfectamente.

—No sé de que hablas.

—Lo sabes. Y también sé que tienes miedo y la evitas todo el rato, y lo único que logras con eso es hacerte daño, a ti y a ella. —Se acercó hacia mi intentando demostrarse intimidante, cosa que consiguió con facilidad ya que pocas veces había visto a María tan seria.

—Deja de decir gilipolleces. —Le advertí con rabia.

—¿O qué? —Se burló. —Deja de ser imbécil y admite que te has puto pillado por Alba. ¡Deja de evitarlo!

—No lo entiendes.

—Si, lo entiendo. Deja de temerle a algo que ya no existe, nadie te ha abandonado y Alba no lo hará. A ella le gustas y le haces mal con tus idas y venidas. Déjate querer, Natalia.

—No me gusta Alba. —Negué intentando sonar otra vez convincente.

—¿Ah, no? —Preguntó irónicamente. —¿Y esas miradas son de amigas, no? ¿Las veces que han dormido juntas también? O mejor, ¿besarse en los baños es de amiguitas? amigas mis cojones, Natalia.

—¡¿Ya vale, no?! —Grité desesperada. —Vale, si, estoy encoñadísima, ¿contenta? ahora vete de mi casa y déjame en paz.

—Piensa en todo lo que te he dicho. —Dijo antes de salir por la puerta.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 12, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

CORASHE | albalia.Where stories live. Discover now