12 - Tensión

1.3K 90 4
                                    

Me desperté al escuchar el sonido del timbre. Cuando hice el intento de levantarme, me encontré con dos brazos que me sostenían con fuerza, y al abrir los ojos, casi me da algo al ver a Natalia durmiendo tan cerca mío. Su respiración era lenta, podía sentirla a la perfección y que su cara estaba enterrada en mi cuello.

-Natalia.. -Susurré queriendo despertarla, pero ésta se removió abrazándome aún más fuerte y siguió durmiendo como si nada.

Sonreí porque nunca había visto a Natalia de esta forma, me transmitía muchísima paz mientras dormía, y cuando estaba despierta pasaba lo contrario.

Natalia era una caja de sorpresas. Un día podía ser la persona más fría del mundo e imponer muchísimo, y al siguiente día te la podías encontrar llorando como un bebé.

El timbre sonó nuevamente sacándome de mis pensamientos y bufé.

-Natalia, despierta. -Hablé en un tono más alto, pero tampoco tanto. Le moví un poco el hombro logrando que soltase un quejido y que abriese los ojos.

Cuando logró verme abrió los ojos como platos. Al instante sacó sus brazos de mi al rededor, y mentalmente maldecí aquella pérdida de calor que me habían dado sus brazos.

El timbre volvió a sonar, esta vez los timbrazos eran seguidos, uno, dos, tres, hasta diez. En ese mismo momento me levanté rápidamente y me dirigí a la puerta sabiendo que se trataba de María. La rubia era la única que tocaba el timbre de aquella manera, y venía más de tres veces al día a mi casa.

-Joder, que casi me duermo en la puta puerta. -Soltó María nada más verme, y posteriormente entró a mi casa como si se tratase de un rayo, sin siquiera dejarme decirle algo. -¡Madre mía, que todavía sigue ésta aquí! -Oí como gritaba dramáticamente y rodé los ojos. Cerré la puerta y me dirigí hacía el sofá en donde Natalia seguía acostada. -Que se han dormido juntas, albalia cada día es más real.

-Cállate, gilipollas. -Gruñó la morena y María soltó una carcajada que retumbó por todo el salón.

-¿Cómo ha pasado esto? -Preguntó María haciendo un montón de señas con las manos. -¿Cómo han terminado durmiendo más de tres horas? -Entrecerró los ojos. -Un momento... ¿No habréis follado en éste sofá, no? que luego me siento y...

-¡María! -Gritó Natalia, tirándole un cojín a la rubia pero ésta última lo esquivó con éxito. -No estoy durmiendo mucho últimamente y me he quedado dormida, sólo eso. -Se encogió de hombros y el rostro de María se tornó serio. La rubia se sentó en el sofá junto a Natalia y yo hice lo mismo.

-A ver, ¿cuántas horas duermes por noche? -Preguntó secamente. -Y quiero la verdad. -Sentenció.

-Tres horas, y anoche dos. -Susurró. Yo escuchaba atentamente aquella conversación, sin entender absolutamente nada.

¿Natalia dormía apenas tres horas por noche?

-Ya te hemos dicho con Miki lo que opinamos sobre aquello. Es por tu bien, pero a tí te da igual. -Bufó María. -Hace unos meses hemos tenido una conversación bastante seria contigo y nos habías dicho que ibas a hacer algo al respecto, pero seguimos esperando.

-¿Alguien puede explicarme que está pasando? -Pregunté suavemente y ambas se giraron hacia mi.

-Tengo ansiedad. -Soltó Natalia y desencajé la mandíbula.

-¿Por eso no duermes? -Pregunté visiblemente confundida.

-El insomnio es uno de los síntomas de la ansiedad, que puede aparecer por el estés. La falta de sueño aumenta los niveles de ansiedad y eso genera una mayor dificultad para relajarnos a la hora de dormir. -Comenzó a hablar María.
-También causa despertares nocturnos.

CORASHE | albalia.Where stories live. Discover now