Capítulo 10: Matt

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La charla con la directora y la maestra de matemáticas no había sido lo que esperaba. Había tenido que pasar a casa por los gemelos e ir al colegio. 


Nos habían hecho entrar en la oficina principal y sentarnos frente a la mujer con cara de póker. La maestra de matemáticas solo estaba allí porque había sido quien vio a Kayla alrededor de los chicos que habían resultado golpeados. 


Kayla había estado en un silencio mortal, con su cabeza gacha y me había tenido tomado de la mano. Oliver, por su parte, se había visto más bien indiferente.


Se llenaron de mierda las bocas con cosas sobre el doble estándar de los niños, siendo unos mentirosos que se cubrían las espaldas para cometer atrocidades. Habían dicho que mis hermanos eran incontrolables, que no había modo de enseñarles a tales casos perdidos. Eh... ¿qué, en el infierno congelado, estaba diciendo? 


Esperé en silencio que hablaran, les había dicho a mis hermanos que no hablaran nada en absoluto, que yo haría todo. Pero no podía seguir escuchando tanta mierda. La ira y la frustración habían estado nada más que calentándose a fuego lento mientras ella había estado hablando. 


Cuando fue mi turno de hablar, se volvió un caos.


—Siento mucho el comportamiento equivocado de mis hermanos, directora Williams, y no estoy tratando de justificarlos en su mal actuar, pero me parece inaudito que el bullying que recibe mi hermana sea bien visto en esta escuela. Si van a criticar el actuar de mis hermanos, me parecería correcto que a esos niños se les diera el mismo tipo de sanción que piensa darle a mis hermanos. 


—Señor Ainsworth. – El ceño fruncido de la directora me había hecho enfurecer, tratando de hacerse la desentendida. – Bullying no está sucediendo en nuestras salas de clases. 


Parpadeé en su dirección, le sonreí tan amablemente que la directora se acomodó en su silla. 


—Está bien. – Miré el reloj en mi muñeca y asentí para mí mismo. La directora me miró con suspicacia. – Quiero retirar inmediatamente a mis hermanos de esta escuela.


La directora abrió su boca, incrédula. Su mirada fue rápidamente hacia la maestra de pie a su lado. Era obvio que no esperaban este cambio de dinámica. 


—No creo que sea necesario, señor. Sus hermanos solo obtendrán unos días de suspensión... 


—No me interesa en absoluto lo que usted piense, directora Williams. No quiero a mis hermanos en una escuela donde sean víctimas de bullying y no se haga nada para detener a los implicados. Ellos pueden ser llevados a un colegio muchísimo mejor que este. No, ¿sabe qué? Al diablo las escuelas. Ellos pueden ser enseñados en casa por lo que queda del semestre, ya están siendo educados en inglés, ya que su maestra de inglés aquí es una incompetente. Ellos aprenden muchísimo más con una chica que ni siquiera ha salido de la universidad. 



La directora no supo qué decir a eso y tras pedirle los papeles para firmar el retiro de mis hermanos, no tuvo más opción que ofrecérmelos junto a un lápiz. 


Nadie pudo ignorar las sonrisas enormes de burla que tenían mis hermanos en sus labios. Joder, hasta yo tenía una jodida sonrisa por sacarlos de esa escuela.


Cuando llegamos a casa eran pasadas dos de la tarde. Mi estómago rugía de hambre, y los chicos habían estado quejándose de tener hambre durante los veinte minutos de trayecto desde su ahora vieja escuela hasta casa. 

Enseñándole lo que es el Amor (Amor en Boston #1)Kde žijí příběhy. Začni objevovat