Capítulo 15: Grace

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Tomé las cosas que habíamos usado en la clase luego de que los gemelos salieran corriendo escaleras arriba para ver el nuevo programa que veían juntos. 


Me sentía bien al haberle explicado con calma las cosas a Kayla, quien se ponía nerviosa cuando no lograba entender algo. Se necesitaba una paciencia impresionante para poder enseñar, y agradecía poder tenerla para momentos como estos.



Toqué la puerta de la oficina de Matt, escuchando cómo me decía que pasara, abrí la puerta. Entré sosteniendo los cuadernos y caminé hasta sentarme frente a él. Matt no dejó de observarme en ningún momento. 


Hacía tres días que Rebecca había vuelto a casa con su hermana, Louisa, y los chicos ya habían ideado todos los planes habidos y por haber. Me habían incluido en todos ellos. Me habían advertido de mantenerme alejada de ambas si me encontraba a solas. 


—Hey, ¿qué tal la clase? – Él preguntó, sonriéndome. Sus ojos de zafiro brillantes. Le tendí los cuadernos que habíamos usado para que los ojeara. Su mano rozó la mía al tomar los cuadernos, logrando que me estremeciera.


—Divertida. – La conversación que habíamos tenido junto a Kayla había hecho mi tarde. Ella estaba totalmente loca por un chico de su clase y no lo negaba en absoluto. 


—Eso oí. ¿A Kayla le gusta un chico? – Alcé las cejas en su dirección, entretenida. – Como que escuché un poco de la conversación. No es mi culpa que hayan dejado la puerta abierta. – Él se vio algo avergonzado, pero no pude evitar reír. Pero vi algo diferente en sus ojos, en la expresión curiosa. 


—Eso parece. Jeremiah. 


—Ya hablaré con ella para que me cuente qué tal... o si quiere contarme algo. Pareciera que contigo no tiene problemas en contar sus secretos. 


—Kayla puede decirte sus secretos y sacar los tuyos fácilmente. 


—No todos. No logró saber el secreto de a quién habías besado. – Abrí los ojos, horrorizada de que haya oído esa parte. Mierda. El secreto no podría salir jamás de mis labios. Iría a la tumba con ese conocimiento, así como lo hizo el dueño de Coca Cola. No pensaba decírselo a nadie. Menos a quien era dueño de ese secreto. Él había sido mi último beso y ni siquiera lo sabía. – Hey, ¿estás bien? 


—Sí, sí. No sabía que la familia Ainsworth fuese a tratar de robar mis secretos a base de cariño. – Matt apretó sus labios juntos para no sonreír. 


—Nos descubriste. – Él dijo, haciendo rodar sus ojos. Matt era tan divertido, y pensar que en algún momento había pensado que él era todo negocios y hielo. La misma Kayla lo había llamado señor de hielo un par de veces. De hecho, cuando pensaba en él... jamás pensaba en hielo o frío, solo calor. Y no es que pensara en él, en absoluto.


— ¿Está bien eso? – Hice un gesto con la cabeza hacia los cuadernos sin abrir frente a él. Matt los abrió enseguida, echándoles un vistazo rápido. 


—Grace, los maestros de los gemelos han mencionado que los chicos están por sobre el nivel medio en inglés y lengua. 


— ¿En serio? – Me llené de orgullo, porque no solo tenía la aprobación de Matt, sino que también se estaban viendo los resultados de las horas de estudio con los niños. – Eso es asomb... 


— ¿Matthew? ¿A qué hora piensas ir a saludarme? – La puerta se abrió de golpe, cortándome en seco. Mi cuerpo se puso rígido como una barra de acero, Matt esbozó una sonrisa educada cuando Rebecca entró contoneándose a la habitación, parándose al lado de mi jefe e inclinándose para besarlo en los labios. Labios que yo también había besado. Labios que sabía perfectamente a qué sabían, sabía lo suave que eran, lo exigentes que eran. 

Enseñándole lo que es el Amor (Amor en Boston #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora