Capítulo 26: Matt

3K 268 218
                                    

Grace llevaba dos horas inconsciente en aquella camilla de la sala de urgencias del Centro Médico de Boston, uno de los hospitales más grandes de la ciudad. A tan solo cinco minutos en auto a la velocidad que habíamos manejado para traer a Grace.


Ella estaba sin color en su rostro, con una enorme contusión en la parte trasera de su cabeza, lo que la obligaba a tener su cabeza hacia un lado. Estaba con una mascarilla de oxígeno que solo me ponía más nervioso por el sonido rasposo que hacía cada vez que Grace respiraba. Tenía un monitor conectado que indicaba sus signos vitales, le habían pegado cuatro nodos en distintas partes de su pecho, podía ver los números en la pantalla, pero al no tener idea de lo que ello significaba, no me era útil para nada. También tenía uno de esos objetos en el brazo que le tomaba la presión arterial cada veinte minutos. Rompía mi corazón verla de ese modo.


Joder. Me sentía tan malditamente culpable. Grace estaba aquí por mi culpa. Ella tenía un horrible golpe en su cabeza debido a mí, debido a que le había pedido que me acompañara en lo que todos habíamos tenido tanto tiempo queriendo hacer, había estado en casa por mí. Rebecca la había empujado por mi culpa, por haber demostrado lo cruel que era y ella se había vengado metiendo a Grace en la discusión. Prometí que nunca la dejaría caer y que, si caía, yo caería con ella. Grace había caído, la había dejado caer. No había podido impedir que ella cayera. Y ahora estaba inconsciente. No había sido lo suficientemente rápido como para detener su caída y había visto horrorizado cómo caía y se golpeaba bruscamente su cabeza contra suelo de madera. Mierda, ella había quedado inconsciente enseguida, ni siquiera alcanzó a decir o gritar nada. Había sucedido todo tan rápido, habíamos estado en menos de un parpadeo a su lado, pero no había sido suficiente. 



Tía Maggie estaba afuera de la sala, conversando con el doctor y un par de enfermeras, asegurándose de obtener toda la información clínica que iba revelándose respecto a Grace con el avanzar de los minutos, asegurándose que su sobrina estuviera fuera de riesgo vital. Yo no podía moverme del lado de Grace, no podía soltar su mano, sintiéndome tan miserable de ser la razón por la que ella estuviese aquí. Ser la razón de porqué ella estaba aquí, yaciendo inconsciente en una maldita camilla en urgencias.


Mis hermanos estaban afuera, en la sala de espera, atentos a cualquier información que pudiesen obtener. Ni siquiera sabía si Ashton y Josh habían vuelto de la estación de policía, donde habían llevado a Rebecca. Ella había tratado de huir en medio del caos provocado por la caída de Grace, pero Kayla la había detenido a unos milímetros de la puerta, agarrándola tan fuerte del cabello que Rebecca solo había gritado y caído al piso por la fuerza que había ejercido mi hermana contra ella. Ni siquiera me había molestado en llamarle la atención a mi hermana, había estado demasiado preocupado viendo a Grace. Josh había llamado a la policía mientras yo llevaba a Grace al auto con Nicholas y Oliver ayudándome en el proceso, asegurándose que Grace no se golpeara o moviera mientras yo manejaba como un loco maniático hacia el hospital, saltándome todos los semáforos en rojo y los signos de pare. Probablemente obtendría un montón de multas. No me importaba una mierda, de todos modos. 



Josh me había llamado hacía casi una hora para decirme que había dejado a Kayla y Diana con mis otros dos hermanos que habían venido conmigo, pero que debía devolverse a la estación de policías para los cargos que se presentarían contra Rebecca. Joder, ahora agradecía que Josh hubiese estado grabando todo. Él me había asegurado que la caída de Grace había quedado grabada a medias, pero que se había visto claramente cuando Rebecca la empujó por las escaleras. Esa mujer estaba jodidamente enferma. No le había importado qué hacía ni qué decía mientras que sus planes no se vieran afectados. Era un real peligro.

Enseñándole lo que es el Amor (Amor en Boston #1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant