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Smut, romance, wolf!au


BaekHyun corrió con grandes zancadas por el bosque.

Su respiración agitada le quemaba los pulmones y la garganta al respirar por la boca; su corazón latía con rapidez contra sus costillas, y se preguntó por qué mierda no había llamado a su águila para que le facilitara la tarea de huir. Es cuestión de instinto. Se dijo, y soltando un bufido esquivó un pino que había aparecido de repente en su camino.

Agradeció en ése momento tener una visión nocturna excelente, y sus oídos sensibles y agudos captaron los jadeos detrás de él, las patas chocando contra la hierva y tierra húmeda que cubría el suelo del bosque, siguiéndolo, alcanzándolo, cazándolo. Gruñó y giró repentinamente a la derecha, escuchando con cierta satisfacción como la criatura a sus espaldas patinó y retomó su rumbo, teniendo que reducir la velocidad por ello, sin embargo, ¿qué eran sus simples piernas humanas contra cuatro patas y firmes extremidades de un lobo ansioso que estaba bendecido con el baño de la luna llena esa noche? La desventaja era clara.

El aroma a madera y bosque llegó a su nariz delicada y su águila chilló en su interior con aprobación, amando la esencia animal, volviéndose loca y haciéndola revolotear con felicidad por tenerlo tan cerca, por corresponder a lo más básico y primitivo de sus instintos animales, y BaekHyun la maldijo mucho con la mandíbula apretada. Demonios, su animal estaba desesperado por culminar el acto de compromiso eterno y la unión de sus almas, pero el humano se negaba a hacerlo, ¿y cómo podría? Su unión era especialmente complicada, para no decir imposible y dolorosa.

Jadeó pesadamente y gimió cuando finalmente las patas de su perseguidor lo golpearon con suavidad, haciéndolo caer al suelo cubierto por una capa de hojas que amortiguaron su caída. Cerró los ojos, quejándose por el golpe en su espalda, y sintió el cambio del hombre sobre él y las manos grandes y fuertes que no dudaron (ni tardaron) en rodearlo y abrazarlo posesivamente.

—Te tengo, mi pichón —y sus labios gruesos y esponjosos dejaron un beso sugestivo en su lóbulo—.

El contacto ardió en su piel como si se tratara del mismísimo fuego abrasador que parecía rodear el cuerpo entero y enorme de ChanYeol y BaekHyun gimió con los ojos entrecerrados, sus cuencas castañas mirando fija y anhelantemente los ojos oscuros de ChanYeol, de su lobo.

Tan cerca y tan lejos a la vez.

Las manos grandes del pelinegro tomaron su rostro con extremo cuidado, haciéndolo sentir bien, especial y querido, tan anhelado y deseado, y se preguntó por qué demonios las cosas resultaron ser así para ellos, por qué fueron tan desafortunados, por qué el destino les hizo esa mala jugada. Tenían a su otra mitad ahí, tan cerca, tocándose y mirándose como si fueran el todo y la vida del otro, pero eran incapaces de estar juntos por cuestiones de naturaleza.

—¿Puedes decirme otra vez por qué no podemos unirnos? —preguntó el lobo en un provocador susurro con sus labios a escasos centímetros de los suyos y BaekHyun lo miró fija e intensamente, deseando poder entrar en contacto con aquella seductora y hermosa boca rosada y generosa—

—Porque no podemos darnos lo que el otro necesita —murmuró, absorto en la manera que sus ojos refulgían al mirarlo desde su posición privilegiada, y ChanYeol se acercó todavía más a él, dejando que su enorme cuerpo encajara entre sus piernas y sus pechos chocaran—.

ChanYeol exhaló sobre sus labios y su aliento cálido y mentolado golpeó su boca, y BaekHyun quiso llorar de frustración porque él estaba estúpidamente cerca y su águila lo necesitaba más que nunca.

—¿Y qué es lo que necesitas? —volvió a susurrar y BaekHyun subió sus manos para dejarlas sobre sus mejillas para acariciarlas suavemente, justo como el alto hacía con él—

FirelightWhere stories live. Discover now