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Soulmates, fantasy!au, romance


ChanYeol estaba muriendo.

El don del fuego con el que nació lo estaba consumiendo cada vez más rápido, su fénix chillaba por ser liberado de una vez por todas de las entrañas del humano y desprenderse de su vida, volar lejos, renacer en una forma individual y unirse a los suyos, y ChanYeol ya no podía hacer demasiado para controlarlo y someterlo a él como cuando era joven.

Tenía cuarenta años y aún no estaba emparejado con nadie; su alma gemela parecía no querer llegar todavía y él había aprendido a vivir en solitario y con resignación. Rodeado de sus amigos felizmente casados, con hijos y parejas estables, viviendo la dulzura misma de la vida con las mitades de sus almas, ChanYeol sentía que ya no podía más. Era desgarrador ver el brillo abrumador en los ojos de JongDae al ver a MinSeok, o de JongIn cada vez que obtenía un trozo del cuerpo de KyungSoo en su campo de visión, dolía como la mierda no poder tener eso, no poder compartir aquella experiencia con alguien, morir sin amar o ver ni una vez a su alma gemela, pero ya se había resignado.

Quizás en otra vida sí sea posible, cariño. Le dijo al aire que chocaba con su cuerpo sobre la azotea de aquél hospital en el que se encontraba.

Sus pulmones se llenaron de la tóxica nicotina que contenía aquel cigarrillo dispuesto a matar con cada calada y sonrió de lado sarcásticamente mientras el humo salía de su nariz. Parece que todo lo que hacía era con la finalidad de ponerle un punto y final a su existencia.

Tiró el tubo pequeño y acabado en el suelo y luego lo pisó para apagarlo; metió sus manos en los bolsillos del sobretodo negro que lo mantenía abrigado (aunque fuera algo innecesario, ya que su poder lo mantendría caliente siempre) y suspiró, sintiendo el viento chocando contra su rostro.

Sería tan fácil morir en ese momento, tan estúpidamente fácil pasar la baranda de seguridad y simplemente caer al vacío y apurar las cosas que vendrían de igual forma, irrefrenables y decididas, y sin embargo no lo hizo, porque como todo soñador aun tenía un atisbo de esperanza en su corazón débil y marchito con el paso del tiempo. Era ingenuo, pero quería creer en los milagros y en la voluntad del destino por un poco mas de tiempo, además, causaría molestias y un susto tremendo a los peatones que se encontraban muchos pisos más abajo, caminando alegremente en su cotidiana vida.

No, dejaré que el fuego simplemente me consuma, como tiene que ser.

Pensó en su tiempo de adolescente soñando con su luz, con aquella persona especial capaz de controlar el fuego en su interior y que lo ayudaría a vivir una buena y magnífica vida; recordó las palabras alentadoras de su madre que le pedían no perder la esperanza y aguardar un poco más, revivió la sensación de decepción que se adueñaba de él cada vez que se enteraba que un conocido más se había emparejado mientras él luchaba incansablemente por tener un día más de vida para poder hallarlo, para poder ver su mundo, sentirlo y tocarlo.

Era doloroso ver que todo se había ido por la borda, que la esperanza comenzaba a flaquear y la realidad lo golpeaba con fuerza en el rostro. Iba a morir sin haber vivido realmente. Moriría sintiéndose insatisfecho e impotente. No iba a conocer a su luz jamás.

Miró al cielo gris con aire melancólico y apretó los párpados al sentir a su fénix batiendo las alas con una fuerza descomunal e impactante casi imposible de sobrellevar, y jadeó, con el rostro comenzando a producir sudor y el fuego crepitando en su interior. Pequeñas llamas comenzaron a salir de su cuerpo y ChanYeol apretó la mandíbula, tratando de detenerse pero siendo una tarea prácticamente imposible.

Las lenguas ardientes se incrementaron, lamiendo su cuerpo, sus entrañas y sofocándolo, siendo expulsadas por su fénix y trasladadas al mundo exterior. El ave chilló y dio un picotazo que vino en forma de una dolorosa puntada en el corazón y ChanYeol gimió con dolor, apoyándose en la baranda de seguridad de la azotea. El tamaño de las llamas que salían fuera de su cuerpo incrementó, y antes de darse cuenta estaba completamente cubierto por enormes lenguas naranjas, siendo asfixiado por el calor increíble que experimentaba por primera vez en su vida y sintiendo como su fénix se abría paso en su interior para salir al mundo, dejando su cascarón vacío y sin vida atrás.

Ya estaba. Ese era el momento.

El fuego comenzó a tocar su corazón y éste le reclamó por ello latiendo más rápido y más fuerte contra su pecho, y a partir de ahí todo fue dolor, desgarres y puntadas que lo enviaban al mismísimo infierno. Su cabeza se calentó, la ropa le molestaba sobre la piel y pronto descubrió que esta se quemaba y chamuscaba por la alta temperatura de su cuerpo. La entrada de aire a sus pulmones era una tarea difícil de obtener y ChanYeol pudo sentir la desesperación de los asmáticos cuando se quedaban sin aire. Era una experiencia abrumadora.

Tosió y trató por todos los medios seguir luchando, pero ya el fénix estaba casi en la superficie y su poder se había desbordado y estaba completamente a merced del ave. Ya no había nada que pudiera hacer al respecto, sólo podía abandonarse y rezar para que su próxima vida no fuera tan solitaria.

—¡Oh, mierda, mierda, mierda! ¡Maldición!

ChanYeol abrió los ojos al escuchar la desconocida voz suave y masculina y trató de enfocar su visión borrosa en la figura que corría hacia él. Su corazón dio un vuelco cuando sintió unas manos frías y pequeñas abrazándolo sin ningún tipo de temor y una maraña rubia, suave y esponjosa bajo su barbilla, acariciando su piel. Intentó apartar a la persona por temor a que ésta resultara herida, pero las manos se cerraron a su alrededor con más fuerza, y fue entonces cuando se dio cuenta que el fuego comenzaba a reducirse y sus pulmones volvían a coger aire puro.

Tosió compulsivamente y el fuego y su fénix comenzaron a retroceder lentamente, la temperatura de su cuerpo se hizo estable y las llamas que lo quemaban y envolvían desaparecieron. Jadeó pesadamente y su mano rodeó aquella cintura delgada y pequeña y se aferró al desconocido, dejando caer por completo su mejilla sobre el cabello de delicado aroma y se dedicó a relajarse y a disfrutar de aquél cálido y agradable contacto.

Su interior se sintió cálido y su corazón estaba agitado. Una sensación desconocida cubrió sus entrañas y sin darse cuenta se encontraba sonriendo y abrazando al pequeño chico con fuerza. El rubio no tardó en imitar su gesto y suspiró contra su pecho, causándole escalofríos.

—Dios, eso estuvo cerca. Estuve a punto de perderte sin siquiera haberte tenido. Me cagué como nunca antes lo hice, demonios.

Dijo la voz armoniosa y afectada del muchacho y ChanYeol descubrió que éste lloraba y seguía aferrándose a él con desesperación. Se separó un momento entonces y lo tomó por los antebrazos para poder alejarlo y mirarlo. Tomó su barbilla con los dedos índice y pulgar y subió su rostro, y mierda, no miente cuando dice que se quedó sin aire al verlo directamente a los ojos.

Él era hermoso, de facciones delicadas y suaves, con ojos castaños pequeños y de párpados caídos, una boca rosada de labios agradables y nariz pequeña de botón. Su piel blanca era tan fina como la porcelana y sus cejas se escondían bajo un flequillo rubio. Era un ángel. Su ángel, luz y salvador.

Secó sus lágrimas con afecto y luego lo tomó por los contornos de su rostro sonriéndole dulcemente.

—Yo también tuve miedo. Pensé que jamás iba a tener la dicha de verte; gracias por estar aquí.

El labio inferior del pequeño tembló y ChanYeol cortó la distancia que los separaba y lo besó en la boca. Sus labios eran suaves y dulces y no tardaron en moverse acompasadamente con los suyos, fundiendo sus belfos y acariciándose entre ellos con un amor que habían guardado durante años enteros. Al alejarse, ChanYeol chocó su frente con la contraria y suspiró cuando el rubio rodeó su cintura con sus brazos.

—Me llamo BaekHyun.

—Y yo ChanYeol —respondió con una sonrisa y BaekHyun alzó la mirada con el mismo gesto sobre sus labios—.

—¿Vamos a casa?

ChanYeol lo besó castamente en los labios y asintió.

—No quiero hacer nada más.

FirelightWhere stories live. Discover now