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Fantasy!au, romance, soulmates.

Ese era el día. La fecha indicada en la que todos los seres celestes se reunían para celebrar el eclipse solar que se llevaba a cabo en la inmensidad del cielo, el momento justo que los habitantes del reino de la Luna se encontraban con los del Sol y pasaban un momento agradable como parte de la tradición que habían impuesto sus dirigentes, la diosa Selene y el Dios Elián, los famosos y eternos amantes dueños del firmamento.

ChanYeol había partido con las mejores ropas características de su pueblo, toda bañada en hilos dorados que resplandecían como mini soles y las estrellas que lo identificaban como uno de los comandantes de la guardia Solar que servían directamente al Dios Elián puestas sobre sus hombros anchos. Ya que él había sido bendecido con uno de los fuegos más fuertes entre los suyos, ChanYeol se hizo un espacio importante en la guardia y fue reconocido públicamente por el Dios Elián como su sucesor al llegar el momento indicado, todo esto gracias a su fuerza y su poder inmenso.

Por ello era víctima de miradas discretas, comentarios entre los habitantes del reino de la Luna y señalamientos poco desapercibidos, pero no era algo que le importara realmente, ya estaba acostumbrado a ese tipo de reacciones en el público en general.

Con una copa de ponche en la mano y la mirada fija en el hermoso jardín floreado del Reino de la Luna, ChanYeol pasó la mayoría del tiempo. El lugar era hermoso, adornado con finas y delicadas flores plateadas brillantes e iluminado con lámparas hechas a base de rayos lunares proveniente de las manos mismas de la Diosa Selene, que en ese momento se encontraba con su amado a algunos metros de distancia de él. ChanYeol sonrió al verlos. A pesar de los siglos y del poco tiempo que tenían para verse, ellos aún se amaban tan cálida y dulcemente, como al inicio del todo. Era algo digno de ser admirado.

Sus ojos se achicaron al ver a la hermosísima mujer desapareciendo por un segundo del lado de su Rey y parpadeó con sorpresa cuando éste le mandó una sonrisa conocedora. Un segundo después le hizo una seña para que se acercara y ChanYeol dejó a un lado la copa con la bebida y caminó hasta el imponente y atractivo hombre con la espalda recta y mirada decidida.

—ChanYeol, ¿puedes quedarte aquí un momento? Selene y yo queremos presentarte a alguien —dijo una vez estuvo a su alcance y el pelirrojo no tardó en asentir, dispuesto a cumplir cualquier deseo de su gobernante—.

—Por supuesto, Señor.

Elián sonrió y palmeó su espalda amistosamente, lanzándole una mirada conocedora que dejó al menor ciertamente extrañado.

—Hoy tu símbolo brilla más que nunca, amigo mío —mencionó el Rey mientras admiraba el firmamento—. Tu Sol reluce bajo la luz de la luna.

ChanYeol abrió los ojos con sorpresa y se llevó una mano a su rostro para palpar la piel de su ojo izquierdo, en el cual estaba tatuado desde el día de su nacimiento una imagen de un sol en toda su gloria acompañado por nubes fantasiosas y un cielo de delicados tonos azules, magentas y rosados que iban bien con sus ojos aguamarina, pero no sintió nada fuera de lo normal (tampoco era como si esto fuera posible), y Elián soltó una risa agradable y divertida al verlo actuar de aquella manera.

—Hey, dije que brillaba más, no que sobresalía. Eres un niño aún, ChanYeollie.

El pelirrojo se sonrojó entonces y carraspeó, cuadrando los hombros y mostrándose significativamente más serio ante el rubio, que había arqueado una ceja y lo miraba con entretenimiento.

—No soy un niño, Señor, he dejado de serlo hace muchos siglos. Ya soy un hombre.

—Por supuesto que lo eres.

ChanYeol frunció los labios y cuando iba a soltar un contraataque verbal, Selene apareció de nuevo, trayendo consigo a un joven de brillantes cabellos plateados y de belleza sin igual e inaudita, con sus bellos rasgos delicados hechos con el mas fino cincel de los dioses y una figura cautivadora y apasionada con esas resaltantes y atractivas caderas redondeadas que podrían ser la perdición de cualquier hombre.

ChanYeol jamás había creído en la perfección, pero viendo a ese joven con su mirada azulada y su tatuaje lunar tintado con delicados tonos rosáceos, amarillos y naranjas pasteles brillando tan llamativa y significativamente como el suyo, supo que esto había cambiado; porque el peliplateado no sólo era perfecto, sino que iba mucho más allá de eso y ChanYeol se hallaba completamente cautivado.

Jamás ningún hombre o mujer había sido capaz de causar tan impropios pensamientos ni despertado aquél sentimiento apasionado y abrumador que lo invadió con cruzar sus pupilas con las ajenas, pero de alguna manera esto era algo casi natural, adecuado y correcto.

Selene llegó a ellos con una radiante sonrisa rodeada por finos labios rosados y miró a su amado con complicidad, asintiendo cuando él lo hizo y mirando posteriormente a ambos hombres que no paraban de observarse, y sin embargo no se atrevían a decir nada.

—ChanYeol, éste es mi hermano menor, BaekHyun, el heredero al trono del Reino de la Luna. Como tú lo harás con el Reino del Sol, será quien dirigirá a mi pueblo en un futuro próximo, así que espero que se conozcan mejor y se lleven bien.

Calidez se desbordó en su corazón cuando BaekHyun alzó su mano y acarició delicadamente su mejilla derecha, y su fuego se revolvió y comenzó a fusionarse sorprendentemente con la resplandeciente luz que parecía irradiar el cuerpo del príncipe. Pequeñas llamas naranjas bailaron con ligeros y gráciles rayos de luz plateada a la vista de todos, y ChanYeol sintió que el mundo se le ponía de cabeza al ver por primera vez una sonrisa tan hermosa y sin fallos en la boca perfecta de aquél ser místico y casi etéreo. De pronto deseó besarlo y abrazarlo, fundirlo con su calor y amarlo sobre sus sábanas en la comodidad e intimidad de sus habitaciones en el Reino del Sol, y sin embargo no pudo hacer más que conformarse con extender su propia mano y acariciar la suave y sedosa piel contraria.

Su textura era delicada y agradable bajo sus yemas rústicas y hoscas y le pareció adorable la forma en que su rostro se había inclinado para buscar más de su contacto, apoyando plenamente su mejilla en su enorme palma tibia.

Un agradable sonrojó tintó sus preciosos pómulos y una curva suave tiró de la comisura de sus rojos labios delgados.

—Es un placer conocer a mi alma gemela —dijo él, y su voz se escuchó como campanillas en los oídos del pelirrojo, sonando como una melodía arrulladora que podría calmarlo en los momentos de tensión y llevarle paz a su alma y cuerpo, y nunca estuvo más de acuerdo con una frase, con una etiqueta. Alma gemela—.

—No, BaekHyun, el placer es todo mío.

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Traje esto por motivo de celebración, ¡y es que ya somos ciento uno! >o< 

Muchas gracias por el apoyo, por sus seguidas, sus votos y comentarios en mis historias, porque me sacan sonrisas y me hacen un poquito feliz, aún cuando estoy pasando por momentos duros en esta étapa de mi vida, quiero decirles que son un apoyo constante que me anima a seguir escribiendo e ignorar mis penas por este medio hermoso. Gracias, chicxs.

Siento si este capítulo fue medio fofo, pero es lo que me salió; espero que sea un bonito cortito (?). Tengan una bonita noche, tarde, mañana, y cuídense mucho. ¡Un besototote!

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