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Smut, daddy kink!au


ChanYeol aflojó el nudo de su corbata mientras cerraba la puerta de su penthouse con la mano desocupada. Se deshizo de los zapatos y los dejó en una esquina y colocó su maletín en el sofá de la sala de estar. Recorrió el lugar con la mirada y frunció el ceño al no encontrar a su pequeño bebé por ninguna parte, aun cuando él sabía que le gustaba llegar a casa y verlo en la sala, ya sea haciendo tiernos dibujos que después el alto se encargaría de enmarcar y colgar en las paredes de su habitación, viendo televisión o bebiendo algún chocolate preparado por Amy, la ama de llaves, y eso lo descolocó un poco, sintiéndose ligeramente inestable por el inexistente control que tenía sobre la situación.

Remangando su camisa se encaminó hacia la habitación de su bebé, y cuando llegó ante esta dio tres ligeros toques con los nudillos, sin embargo, nada más que el silencio le contestó.

—Bebé, ¿puedo pasar? —preguntó suavemente, pero a pesar de ello nadie le respondió desde el interior, lo cual lo llevó a abrir la puerta de madera blanca y asomar la cabeza en la espaciosa alcoba—

Lo recibieron paredes de color azul pastel, una cama enorme y llena de peluches de felpa, un escritorio tierno e infantil con algunas hojas y crayones desordenados y un par de zapatitos negros fuera de su lugar, pero su bebé no se encontraba allí y eso lo desconcertó. Cerró de nuevo la puerta y con resolución fue hasta su habitación, esperando encontrar ahí al amor de su vida, pero cuando abrió no pudo hacer más que soltar una pesada respiración y sentir el rápido golpeteo de su corazón contra sus costillas. Su mandíbula se tensó y sintió una corriente eléctrica deslizándose con sensualidad por todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna y juguetear en esa zona, y sus ojos chispearon, oscuros, deseosos y ávidos.

Su bebé estaba boca abajo en su cama, con sus piernas pálidas, suaves y carnosas cubiertas por un par de medias negras que llegaban a la mitad de sus muslos, una pantie negra de encaje con lacitos rosas y una de sus camisas de trabajar subida hasta casi la mitad de su espalda, mostrándole de esa forma la preciosa curva de su espalda, que combinaba tan bien con la de su culo redondito y con una atractiva forma de melocotón. El cabello castaño de su amor estaba desordenado y sus ojitos brillantes lo recibieron con una sonrisa que pretendía ser inocente, pero ambos sabían que era todo lo contrario.

—Papi, que bueno que llegaste. Te extrañaba —dijo, y su voz suave y delicada acarició cada célula de su cuerpo, pasando y masajeando sus bolas y haciendo que su lívido fuera en aumento—.

ChanYeol adoraba y veneraba la voz de su bebé, de su BaekHyunnie.

Cerró la puerta detrás de él y apagó la luz de la habitación, consiguiendo con esta acción un pequeño gritito del castañito, y con paso tranquilo se encaminó hacia la cama.

—Shh, cálmate, papi está aquí y no dejará que nada te pase, así que no temas, mi dulce bebé —murmuró con voz suave antes de sentarse sobre el colchón, y éste se hundió cuando BaekHyun decidió arrastrarse hacia el alto, sentándose a horcajadas sobre sus piernas y apoyando su mejilla contra su pecho. ChanYeol no dudó en poner un brazo en su espalda para abrazarlo y otra en sus nalgas para darle un toque sensual a la situación—.

—¿De verdad no dejarás que nada pase, papi? —preguntó en un susurro y ChanYeol acarició la piel de sus nalgas con la punta de los dedos y lo movió con delicadeza para tenerlo más cerca—

—No, no dejaré que nada pase, bebé —prometió y dejó un beso sobre su coronilla, absorbiendo con el gesto el dulce olor a fresas de BaekHyun—.

—Pero ¿y si BaekHyunnie quiere que pase algo? —y el rostro delicado y hermoso del castañito se alejó de su pecho para mirarlo directo a los ojos, mientras que sus manitas pequeñas y estilizadas se encontraron con sus hombros fuertes para dejar caricias en la zona con sus dedos delgados y bonitos—

FirelightWhere stories live. Discover now