Cap: 16

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La mañana seguramente había sido la cosa mas monótona que te podía haber pasado nunca.

Horas y horas rodando sobre el futón que aquella misma noche compartiste con Shoto.

El bicolor ya empezaba a agobiarse, la verdad es que aquella noche la pasó bastante mal, ya que en el día anterior tu ánimo decayó demasiado y eso lo afectaba.

Cerca de las diez de la mañana tu hermano había aparecido en el portal, preguntando si te habían visto. Con la piel algo mas pálida de lo normal y un pequeño deje de preocupación en la voz, casi imperceptible para la mayoría pero no para ti.

Era ya la tercera vez que pasaba por casa de los Todoroki a buscarte y por tercera vez se inclinaba diciendo "gracias" y marchaba aún mas abatido.

Tu lo escuchaste todo des del cuarto del que no saliste para nada mas que no fuera ir al baño, ducharte o como máximo pedir ayuda a Fuyumi, en casos muy extremos en los que Shoto estuviera demasiado alterado como para relajarte.

Seguramente era el peor estado en el que habías podido estar, tan hundida en la miseria que tus penas empezaban a contagiarse.

—¿irás al entreno?— te preguntó el bicolor dueño de la habitación.

—¿tengo que ir?— contrapreguntaste en un soplido.

—no fuiste a la última y el entrenador se enfadará. Además, no te irá mal moverte un poco.

Resoplaste y te diste la vuelta para poder hundir el rostro en la almohada.

Ir a entrenar era seguramente la segunda cosa que menos te apetecía, porque la primera era seguir viviendo.

Otras personas pensarían que lo que menos te gustaría hacer sería ver a Midoriya, pero realmente no era así. Tener su carita redonda llena de pecas, su cabello suave y esponjoso y sus brazos morenos y fuertes sería algo que te gustaría bastante y seguramente te ayudaría.

Pero por encima de la necesidad estaba el orgullo y no lo verías a menos que se plantara frente a ti.

Algo que te pareció extraño fue que Enji no apareciera desde que estabas en casa, por mucho que el adulto no siempre estuviera por el piso, pero simplemente te desconcertaba.

Por otra parte lo agradecías, porque sinceramente no te apetecía tener al mayor de los Todoroki forzándote a salir con su hijo mientras ninguno de los dos estaba de humor y ya tenías una relación.

Una relación que en el momento colgaba de un hilo.

Al mirar hacia la ventana te diste cuenta de que el día había amanecido igual que tú, hecho una mierda y todo el cielo había cambiado su color azul alegre por un grisáceo deprimente. El viento soplaba ligeramente y podías sentir que sería cosa de las horas que acabara lloviendo.

Después de comer Shoto se echó un rato a tu lado, sosteniendo una de tus manos en un intento de buscar la relajación que no tuvo en los últimos tres días.

Durmió cerca de dos horas, realmente poco viniendo de él y al despertar se vio obligado a agarrar su bolsa y empezar a limpiar sus botas, que estaban llenas de barro.

—realmente no quiero ir— murmuraste cansada.

— vas a venir, aún que simplemente te quedes en gradas— aseguró el bicolor.

Suspiraste y miraste el techo, asumiendo que acabarías en el campo, rodeada de tus amigos a los que no tenías muchas ganas de ver.

—nos vamos al entre no nee-san— avisó Shoto desde la puerta, poniéndose sus deportivas mientras tu calzabas tus zapatos.

una Bakugo// Midoriya izuku x lectoraWhere stories live. Discover now