|Cap ₂₈|¿Me quieres?

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Un trueno provocó un pequeño salto por mi parte, junto a una mueca de susto. Jungkook miró a su alrededor, observando cada espacio de la sala de estar.

—Será un largo día... —esta vez, me vio a los ojos.

—Sí... —entonces, noté nuevamente lo mojado que éste se encontraba—. Estás empapado...

El rostro de Jeon yacía mojado, al igual que su cabello. Toda su ropa se encontraba empapada.

—Tú también lo estás —tomó un mechón de mi cabello, el cual estorbaba en mi rostro, dejándolo detrás de mi oreja.

—Lo estoy... —desvié la mirada, y metí mis manos en los bolsillos de la casaca—. Debes... —aclaré la voz—. Debes cambiarte... Arriba hay ropa, puedes ducharte... Si quieres... —negué con la cabeza, como si retirara mis palabras—. No lo sé...

Me arrepentiría de esto.

—No lo creo. Debo irme —se acercó a mi rostro y depositó un escaso beso en mi mejilla.

Cerré los ojos al sentirlo, sentir sus suaves labios chocar en mi piel, era inexplicable odioso lo que provocaba en mí.

Sonrió, no una sonrisa natural, era algo cínica, tras esa acción, se escondía un sentimiento, tal vez por el hecho de que Jungkook anhelaba convertirse en padre y aquel anhelo se había esfumado por la pastilla que alcancé a tomar.

Dio la vuelta para irse.

No lo quería dejar ir, no así. Después de todo me daba lástima su persona. Pero era terca, jamás le he pedido a una persona quedarse. Tal vez por mi orgullo. Mi yo interior quería que Jungkook se quedara, se quedara conmigo junto a este frío día de invierno.

Por mi mente estaban pasando muchas cosas. Cosas como; qué sucedería luego de pedirle que se quedase, o cómo sería su reacción.

—Jungkook... —hablé despacio, deseando internamente no ser oída.

Jeon tenía la mano en la manija de la puerta, listo para salir. Sin embargo, se detuvo al oírme.

—Dímelo...

Me había quedado muda, no podía emitir palabra. La cuestión era; perder mi orgullo o quedarme sin él. Aunque muchas cosas ya habían pasado como para querer pasar tiempo algunos minutos más con él y su completa humanidad.

Quédate, Jungkook, por favor.

—¿No dirás nada? —seguía mirando al parecer la puerta, sin ni si quiera tomar en cuenta que yo tenía ojos.

—Y-yo... —suspiré, mirando el suelo—. No, nada.

—Está bien —abrió la puerta, luego ya no estaba. Se había ido, dejándome en completa soledad.

No entendía cómo su ida me había causado tristeza, o tal vez causaba eso en mí por la simple razón de que en mi cabeza estaba sonando a todo volumen; Fix You de Coldplay.

Apoyé mi frente en la puerta, queriendo asesinar mi orgullo de mierda, y mis intenciones de mierda. Porque la verdad es que no debía estar deseándolo. No cuando hace unos días se hizo una paja en mí, para luego perseguirme hasta un callejón y con ello espantar a Jimin. No, no debía. Existían miles y miles de razones para echarlo de mi vida. 

¿Por qué eres así?

Abandoné mi postura, para sentarme en el suelo y apoyar mi nuca en la misma puerta, la misma que había cruzado Jungkook, dos veces esta mañana.

¿Era normal sentirme así de angustiada, y la causa sea Jungkook?

Antes, no comprendía cómo las personas podían llorar por cosas tan estúpidas e ilógicas, como la partida de una persona o porque su personaje favorito de una película de súper héroes haya muerto. Hasta ahora, al sentir cómo una lágrima se desbordaba de mis ojos, sin ni siquiera pedir mi consentimiento de aprueba.

Poles Apart | JJK [+18][✔] ©Where stories live. Discover now