|Cap ₃₀|Park Jimin.

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Había despertado sin Jungkook a mi lado, él se había ido. Me sentía plena, había descansado el día de ayer, junto a las simultáneas y tiernas caricias de Jeon, repartidas por todo mi cuerpo.

Me dispuse a levantarme de la cama, y a descalzas caminé a la ventana, ahí pude notar lo cesado de la lluvia. La caja de comida de ayer estaba encima de la mesita de noche, la tomé y salí de mi habitación. Ni si quiera habíamos comido tanto. Creo que por primera vez en mi vida le había dado más atención a un ser humano que a la comida.

Me desconozco.

Bajé las escaleras y fui directo a la cocina, donde tiré la caja de comida rápida al bote de basura. Saqué un vaso del mueble y me serví un poco de agua. Después de todo, traspasar tantas cantidades de saliva con otra persona, te deja seca, por más morboso que pareciera. Así era. Jungkook me dejaba seca.

No lo había notado, la casa yacía en un solemne silencio. No se hallaban mis amigas, era como si la tierra se las hubiera tragado. Jamás se habían tardado tanto en llegar a casa luego de una fiesta, aun así no me preocuparía, ya que siempre andan en asuntos raros de los cuales no pretendo ser parte.

Robar bancos está favorablemente "bien" dentro de todo para mí, pero más allá... No. Más allá se encuentra una mafia oscura de la que es parte Hwasa y Solar. Aunque también soy conocida dentro de todo, pero sólo eso. Sólo soy distinguida como la criminal que convive con ellas, y así me quiero quedar.

Miré a todos los lados de la cocina. Estaba sola, lo cual era raro, siempre tendía a escuchar los gritos de la estúpida de Solar, o los serios comentarios de la pelinegra.

Salí de la cocina con el vaso en mano, fijé la vista en el reloj de pared. Éste marcaba las 11:25 a.m.

¿Por qué al ser humano le dan ganas de comer helado en días fríos? Es como el masoquismo hecho en comida. Me volteé sobre mis talones, caminé nuevamente a la cocina, abrí el refrigerador. Ahí pude darme cuenta que no había helado.

Mierda, muero por un helado.

Fui directo a mi habitación, donde saqué ropa abrigadora del closet. Un abrigo de tela gruesa y negra. Una camiseta blanca de mangas largas con cuello de tortuga incluido, unos botines grises y unos jeans del mismo tono.

No puedo evitar reírme internamente al recordar cómo me veía con los enormes botines de Jungkook. 

Dejé ese pensamiento de lado y finalmente, había salido por la puerta principal, bajando al garaje, eligiendo el vehículo que ocuparía para ir a esa tienda.

Camaro, color negro, ven a mi bebé.

Luego de unos largos minutos, me encontraba estacionada en frente de la heladería a la que Jimin y yo solíamos ir cuando adolescentes, y de la cual no alcanzamos a entrar hace unos días, pues... por problemitas. Un problemita con nombre y apellido: Jeon Jungkook.

Bajé del auto, con unas finas gotas de lluvia acompañándome a la entrada de la tienda.

—Un helado de chocolate, por favor —le pedí a la chica detrás de la cabina repleta de variados sabores de delicioso helado.

—Sí, señorita. ¿Algún aderezo?

—No, gracias, solo chocolate —tuerzo una pequeña sonrisa.

Esperando mi helado, pude escuchar cómo una voz reconocida se encontraba a mi costado derecho. Entonces, volteé verle.

—Uno con vainilla y chocolate, por favor. Agregue muchos aderezos, lo más posible —le pide al chico detrás de la vitrina. 

Poles Apart | JJK [+18][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora