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Resultó que los besos no eran cosa de solo una vez. Kim parecía pensar que ahora que lo había hecho una vez, tenía el derecho de meter su lengua en la boca de Namjoon cuando quisiera y él parecía quererlo muy a menudo.

Como resultado, Namjoon había estado pasando un montón de tiempo en el regazo de Kim con su lengua en su boca y sus manos en su trasero. Lo último le hizo sentir un poco incómodo, pero Kim no parecía querer otra cosa. Namjoon pensó que el hombre no podía evitarlo, así que no hizo un escándalo sobre ello.

Por lo general, después de unos diez minutos de besarse duro, Kim le ordenaba que se la chupara, pero ese día se estaba tomando su tiempo, besándolo una y otra vez, profundo y muy sucio, haciendo que Namjoon apenas pudiera respirar. La sensación familiar de estar completamente abrumado estaba de vuelta, y Namjoon se encontró a sí mismo jadeando y haciendo pequeños ruiditos. ni siquiera estaba seguro de por qué. Era simplemente demasiado. Él no estaba seguro de si le gustaba este sentimiento -el sentimiento de estar completamente abrumado - o lo odiaba.

Por fin, Kim rompió el beso, pero en lugar de simplemente ordenarle que se la chupara, como generalmente hacía, él comenzó a bajar besando por el cuello de Namjoon.

—Err, estoy bastante seguro de que esto no era parte del trato—dijo Namjoon.

Kim lo ignoró, por supuesto. Namjoon giró los ojos. Desde que todo empezó, había descubierto que en realidad Kim se mantenía a sí mismo bajo control en clases y no demostraba el alcance de su... personalidad. Cuando estaban solos, Kim no se contenía: era completamente dominante. Todo tenía que hacerse del modo en que quisiera.

Namjoon fue arrancado de sus pensamientos cuando sintió la gran mano de Kim deslizarse bajo su remera para acariciar su espalda desnuda.

—Cómo que estás cruzando la línea, hombre— Namjoon murmuró, aunque si era honesto consigo mismo, no le molestaba tanto que Kim lo tocara. Se preguntó si debía hacerlo. No era la primera vez que se le había ocurrido a Namjoon, que él no estaba ni cerca de estar tan asustado por todo el asunto como probablemente debería haberlo estado. Pero, de nuevo, él tenía la polla del tío en su boca todos los días. Esto no era nada.

Kim continuó mordisqueando su cuello agresivamente.

—Sácamela y mastúrbame.

Antes de que Namjoon pudiera hacerlo, el teléfono celular de Kim empezó a vibrar en el escritorio. Maldiciendo entre dientes, el mayor levantó la cabeza del cuello de Namjoon y extendió la mano por su teléfono.

—¿Sí? —espetó sin mirar el identificador de llamadas.

Namjoon observó con interés como la cara de Kim se convirtió en una máscara de piedra. Obviamente, no le estaba gustando lo que le decía la persona que estuviera llamándolo porque su voz se volvió dura—No me interesa, Yoonji—una pausa—Me importa un bledo lo que quiere. Guarda tu aliento. No estoy yendo.

Despertada su curiosidad, Namjoon se acercó al teléfono, tratando de escuchar lo que estaban diciendo.

—...padre está muy enfermo, Seokjin— la mujer, Yoonji, dijo—Te juro que no estoy mintiendo. Él nunca lo admitiría, pero yo sé que él quiere verte antes de... antes... Por favor. Por mí.

La mandíbula de Kim se apretó.

—Yo no voy a hacer lo que él quiere que haga. Yo no me voy a casar con esa niña tonta.

—Yuri es una joven agradable—dijo Yoonji —. Sí, su padre es amigo de nuestro padre, pero ella no es su padre. Ella es amable y-

—Yoonji—Kim la interrumpió, clavando la vista en su escritorio—, te estás olvidando de algo. No me interesan las mujeres. E incluso si lo hicieran, nunca me habría casado con la mujer que él eligió para mí.

Yoonji suspiró.

—Sólo ven a casa este fin de semana. Eso es lo único que te pido.

Kim se pellizcó el puente de la nariz.

—Bien—exclamó. Colgó bruscamente y tiró el teléfono sobre su escritorio.

—¿Tu hermana? —dijo Namjoon, pensando que Kim ya no estaría de humor para sexo; estaba a punto de deslizarse de su regazo cuando su profesor lo agarró y lo tiró en un beso.

El beso fue cruel, duro y castigador. Se terminó tan rápido como empezó.

Kim le agarró de la barbilla y lo miró fijamente, la ira aun rodando fuera de él en oleadas.

—Tú vas a acompañarme.

Namjoon se rió entre dientes.

—¿Lo haré? Gracias por informarme.

—Te voy a pagar—dijo Kim, en absoluto inmutado. —Otros tres mil por el fin de semana.

Namjoon se le quedó mirando.

—No puedes estar hablando en serio. ¿Estás dispuesto a pagarme tres mil dólares sólo para molestar a tu padre?

La mirada que Kim le dirigió le habría hecho estremecerse algunas semanas atrás.

—Eso no es asunto tuyo—echó un vistazo a su reloj—. Son casi las dos. Vete a casa y empaca para el fin de semana. Voy a recogerte en dos horas.

Namjoon puso las manos sobre los hombros de Kim.

—Whoa, espera un segundo. Yo no voy a ir a ningún lado. Lo digo en serio. No puedo.

Kim le lanzó una mirada irritada.

—¿Por qué no?

Namjoon vaciló.

—Tengo dos hermanos pequeños. Tienen sólo cuatro años. No puedo dejarlos el fin de semana. No tienen a nadie más.

Kim tenía una expresión en su rostro que Namjoon no podía leer.

—Consígueles una niñera. Yo lo pagaré.

Poniendo los ojos, Namjoon saltó de su regazo.

—¿Esa es tu respuesta para todo? No se puede comprar todo, ¿sabes? Yo no voy a dejar a los niños con alguien que no conocen. Su niñera habitual tiene el fin de semana libre.

Kim exhaló un suspiro, sus cejas alzándose levemente mientras el ceño fruncido alcanzaba a sus labios.

—Bien. Trae a los mocosos con nosotros.

Namjoon hizo una pausa antes de enfrentársele.

—Yo no creo que sea una buena idea. Ellos se ponen ansiosos con los extraños, y tú... bueno, tú eres tú.

Una sonrisa irónica apareció en el rostro de Kim.

—Contrariamente a la opinión popular, yo no como bebés para el desayuno—se puso de pie y caminó hacia Namjoon—. Te vienes conmigo—dijo, deteniéndose frente a él—. No me importa lo que hagas con los niños, pero tú te vienes conmigo.

Antes de que Namjoon pudiera decir nada, Kim lo agarró del cuello y lo atrapó en un beso.

Unos minutos más tarde Kim finalmente le permitió respirar de nuevo y Namjoon estuvo perturbado de encontrar sus dedos apretados en su camisa.

—Correcto—dijo, un tanto aturdido, parpadeando.

Kim le dio un empujón hacia la puerta.

—Te recogeré en dos horas. Conozco tu dirección.

—Correcto—dijo Namjoon de nuevo y se fue, sintiéndose más que un poco confundido y asustado.

Retorcido (JinNam)Where stories live. Discover now