Mr. Wick [Terminada]

Qué comience la cacería.

— Me lamento que estas... excomulgado — dijo Winston.—  por lo tanto, todos los servicios relacionados al continental están prohibidos para tí.

— ¿Me vas a matar?— John lo miraba sin ningúna expresión de miedo.

— Una hora Jonathan, por los buenos tiempos.

— Los mataré, Diles a todos los que vengan que los voy a matar.

— Se los diré.

— Vamos— John me tomo del brazo y el perro y yo comenzamos a correr a su lado, no sabíamos a dónde nos dirigíamos. Ambos estábamos lastimados pero corrimos hasta alejarnos del parque donde estaba Winston.
___________[5 horas antes]___________

— Jonathan... Penny — Carlo gritaba mientras golpeaba nuestra puerta. John y yo nos levantamos y nos pusimos algo encima para poder abrirle a Carlo.

— ¿Qué sucede papá?— dije mientras abría y Carlo entraba agitado a la pieza.

— Ginna, ya sé dónde está Jonathan— ambos se miraron cómplices y me sentí fuera de lugar.

—¿Alguien puede explicarme qué sucede?— interviene.

— Iremos por Ginna — dijo serio Jonathan.

— De acuerdo... Pero vamos juntos

— Penny no seas necia, esta vez quédate acá la última vez sabes cómo resultó.

— Soy la hija de Carlo Blanco, creo que traigo esto en la sangre. — fueron mis últimas palabras antes de prepararnos.

John se puse su traje negro y peino su larga cabellera hacia atrás. Agarró una maleta negra donde estaban sus pistolas, guardó una navaja en su traje y se colocó un cinturón con balas adicionales.

Carlo tenía una pistola en la funda que estaba atada a su cinturón, se guardó igual una navaja en debajo de la manga de su saco y me ofreció una funda para mí revolver, así como dos dagas plateadas.

Me coloqué una chaqueta de cuero negra, mi polera negra y unos jeans azul marino fuerte juntó con unas botas negras y escondí las dagas dentro al lado de mis tobillos, el frío metal en mi piel era una sensación extraña. Ajusté la funda de la pistola a mi pantalón y guarde mi revolver cubriéndolo también con mi chaqueta de cuero.

_[ 2horas antes de ser excomulgado]__

Llegamos a una casa que estaba frente a un gran cementerio, en la cima de una colina de árboles frondosos que ocultaban la casa de las miradas curiosas. Más allá había una carretera por la que pasaban algunos coches. Aunque los conductores fueran fisgones y no mantuvieran la atención puesta en el tráfico, les sería muy difícil ver lo que ocurría en aquel lugar.

—Ahora o Nunca — les dije a Carlo y Jonathan.

Comenzamos a atravesar el cementerio, las lápidas estaban desiertas como si nadie las visitará desde hace ya mucho tiempo. Los árboles nos dificultaron un poco el camino pero al final lo logramos y llegamos a la cima de la colina, frente a la gran casa camuflajeada con el paisaje que teníamos frente a nosotros.