3. Decisión

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Ross

Era increíble lo dulce que Maddie era. Incluso sentía pena por ella, por la madre retorcida que le había tocado tener. Aún no podía creer que había sido capaz de querer hacerme creer que yo era el padre de su hija. Debía estar desesperada por dinero.

Había oído que su padre lo había perdido todo debido a su adicción y su madre se había marchado, dejándolos a su suerte. Probablemente Laura se dio cuenta de que no podía mantener a su hija y no era lo suficientemente lista para enamorar a un hombre, por lo que había recurrido a mi.

Todos en la ceremonia estaban completamente enamorados de Maddie, en cuanto terminó la boda, la niña pasaba de brazo en brazo mientras sonreía y le decían lo hermosa que era.

— Tu hija no me agrada. — dice Casey, a mi lado. Éramos los únicos que no estaban al rededor de la novedad del momento.

— No es mi hija. — respondo. — Ha sido un error.

— Es muy parecida a ti...

— No soy el único hombre rubio con el que ha estado Laura. ¿Podemos no hablar de Maddison? — le pregunto, irritado.

Ella asiente y se queda en silencio. Suelto un bufido cuando Rydel toma a la niña en brazos y le besa la mejilla.

— ¡Mi sobrina es tan adorable! — exclama.

De acuerdo, ya era demasiado esto. Me acerco a ella y le quito a la niña para dejarla en el suelo. Todos se quedan en silencio.

— No es tu sobrina. No es parte de esta familia. Basta de esta mierda. Maddison no es mi hija. — afirmo, furioso.

— Ross, que tú no quieras asumir tu papel en la vida de tu hija, no quiere decir que yo no vaya a asumir el mío.

— Si te sientes culpable por el daño que nos has ocasionado a Laura y a mi, esta no es la manera de remendarlo. Ya ha quedado en el pasado, no tienes que aceptar a la zorra y su hija, quien ni siquiera sabe quién mierda es su padre por tantos hombres que han pasado por la cama de su madre. — respondo y me marcho de allí.

Entonces, me topo con Laura, quien me miraba cruzada de brazos y enojada. A su lado, estaba Damiano.

— Tú te vienes conmigo. — le ordeno, para llevármela de la mano hacia mi auto.

Ella intenta zafarse pero no lo permito. Estaba cansado de esto. Esta mujer no cagaría mi vida con su bastarda.

— No puedo creer en la clase de hombre que te has convertido. — dice, cuando llegamos al estacionamiento.

— Y yo no puedo creer que sigas siendo la misma zorra retorcida que cuatro años atrás cuando te follaba. Maddison no es mi hija, para con esta mierda. Siempre nos hemos cuidado. No hubo una maldita noche en la que yo no haya usado protección.

— Si, sí la hubo. — me recuerda. —  Cuando me dijiste que tú eras mío y yo era tuya, hicimos el amor en mi habitación. No lo habíamos planeado, ninguno tenía protección pero nos amábamos y confiábamos en el otro. Ninguno pensó que por una noche sin protección, quedaría embarazada. Fue estúpido e irresponsable, pero lo hicimos. Fue un mes antes de nuestra graduación.

Maldita sea. Era cierto.

— Eso no comprueba nada, Laura. Fue sólo una maldita noche.

— No se necesita más que eso para traer un bebé al mundo.

— Me importa una mierda. No te creo. No confío en ti. ¿Por qué apareces ahora? ¿Por qué, justo cuando al fin tengo mi propia empresa y mi vida es perfecta, apareces con tu hija? ¿Quieres dinero? ¿Quieres que sea tan miserable como tú? ¿Te molesta que no haya terminado igual de jodido que tú?

— ¡Yo no lo he planificado! No sabía de quién era la boda. No tenía pensado verte ni que mi día fuera así. Maddie estaba jugando con su vestido cuando yo la dejé en las escaleras, y de repente te estaba diciendo papá. Te ha reconocido porque un día le mostré una foto tuya, sentí que necesitaba saber que tenía un papá y que la amaba por más de que no supiera de su existencia. Pensé que, si lo hubieras sabido, la habrías amado. Ella duerme con tu foto todas las noches, le leo un cuento mientras Maddie sujeta con fuerza tu foto contra su cuerpo. Pensé... Pensé que podía tener un papá algún día.

— Suerte con tu búsqueda. Yo no seré su padre. No quiero saber nada sobre ella. ¿Sabes lo que te habría dicho si me hubieras dicho que estabas embarazada? Abórtala. No las quiero en mi vida. No quiero tenerte ni a ti ni a Maddison en ella.

— Dios, estuve tan equivocada contigo... — murmura.

— Si, lo has estado. ¿Qué quieres para desaparecer al estorbo de mi vida? ¿Dinero? Ten. — le digo y hago un cheque para entregárselo. — Desaparezcan.

Sus ojos me miran furiosos y no quita la vista de mi cuando rompe el cheque en muchos pedazos, sin siquiera mirar la suma, la cual era suficiente para toda una vida llena de lujos.

— ¿Honestamente, Ross? Te puedes ir bien a la mierda. — dice, para después marcharse, pero se detiene a mitad de camino y me mira. — No. Tú ya estás en ella. Estás muerto por dentro, Ross, y siento pena por ti. ¿Todo lo que dices que tienes? Es una farsa. Tu vida no es perfecta. Tu vida es una mentira que te has tejido para creer que tienes todo lo que quieres y no pensar en todo lo que te falta. Siento mucha lástima por la persona que yo creía que eras, por la persona que amé. Ya no eres el hombre que un día se robó mi corazón.

Estoy a punto de decir algo, pero ella se da media vuelta y se marcha. Veo cómo toma a su hija en brazos y se despide de la gente con una sonrisa, antes de irse con Maddison mientras hablan y se ríen entre ellas.

Mientras se van de mi vida.

Eso era lo que quería, ¿no?

Losing YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora