17. Cobardes

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Laura

No podía creer lo que acababa de escuchar. Siento los ojos de todos en mi, Ross suelta un bufido y tapa su rostro con sus manos. Claramente él no había planificado esto, no había planificado decírmelo en público.

Ross Lynch me sigue amando.

Recuerdo nuestro momento en la sala, cuando casi me besa, recuerdo lo mucho que ansiaba que lo hiciera, cuánto disfruté de su tacto y su roce.

— Vaya... Claramente es una confesión que nadie se esperaba, me atrevo a decir que ni siquiera tú. — observa la entrevistadora.

— Yo... Realmente debo irme... Muchas gracias por tenerme aquí... — murmura él, desorientado, antes de huir del estudio y dejar a la pobre conductora muy confundida.

— ¡Mami, papi te ama! — exclama Maddie, sonriendo ampliamente.

— Maddie, quédate con James un rato... Vayan a casa... — le ordeno, mi novio asiente y la toma en brazos.

— Laura... ¿Tú lo amas? — me pregunta James.

Me prometí no volver a bajar la guardia. No podía confiar en Ross.

— No. — respondo. — Te amo, James... Pero tengo que hablar con Ross. Es el padre de mi hija, no puedo hacer como si no ha pasado nada. Quiero estar contigo, solo... Necesito hacer esto.

Él suelta un suspiro y me besa antes de marcharse con mi hija. Suelto un suspiro y me dirijo al camerín de Ross, quien está caminando de un lado al otro nervioso.

— ¿Por qué has dicho eso? — le pregunto.

— Porque soy un imbécil. — responde, negando con la cabeza. — ¿Por qué diablos he respondido eso? ¿Qué está mal conmigo? No era la respuesta que quería que saliera, maldita sea.

— ¿Pero es lo que sientes? ¿Jamás has dejado de amarme? — cuestiono.

Un silencio se forma entre nosotros. Simplemente nos miramos. Él suelta un suspiro y mi corazón late con fuerza.

— Si. Jamás he dejado de amarte, no he podido detener ese sentimiento, por más de que lo he intentado con todas las fuerzas... Siempre te he amado, y creo que siempre lo haré. — murmura.

— Ross... ¿Por qué nunca me lo dijiste? — pregunto, con la voz rota.

Ross se sienta en un sillón y se cubre el rostro con sus manos, me siento a su lado, cerca de su cuerpo.

— Esta no era la historia que una vez me había permitido soñar contigo... — susurra.

— Lo sé...

— Me odio por esa noche, ¿sabes? No ha valido la pena esa decisión, me has mostrado la vida que pude haber tenido si te hubiera elegido esa noche y no tiene comparación...

— Ross, no es tarde... Tienes a Maddie.

Ross levanta la vista y me mira con los ojos llorosos. Mi corazón se rompe al verlo así.

— ¿Es tarde para nosotros? — pregunta.

Medito mi respuesta, pienso en nuestro pasado y todos los errores que hemos cometido.

— No. No lo es. — respondo, sonriendo levemente.

— James... — comienza a decir.

— Ahora mismo no es el momento... Tú tienes a Mary en tu vida aún, no sabemos cómo resultarán las cosas con Maddie y nosotros ya no somos los mismos que antes. Me has hecho demasiado daño, Ross... Pero sé que te sigo amando. — lo interrumpo y él me sonríe. — Simplemente ahora no es nuestro momento.

— Tienes razón. Detesto esto... Jamás hemos logrado estar juntos, incluso si nos amamos. ¿Tal vez no estamos destinados? Siempre creí que tú eras la mujer ideal para mi.

 — Si lo creías... ¿Por qué elegiste a Mary? ¿Por qué me lastimaste esa noche?

— No me eras fiel, me estabas mintiendo... Te habías acostado con Jackson y jamás me lo dijiste.

— Jamás me acosté con Jackson. — respondo, riendo. — Él inventó eso y simplemente lo dejé porque comprendía por qué lo hacía, era el único que no se había acostado con una mujer. Pero pensé que sabías que no era cierto, sabes que no miento y mucho menos engaño. Si te dije que quería algo exclusivo contigo, por supuesto que iba a cumplirlo.

— Espera... ¿Jamás has estado con él? ¿Estuviste solo conmigo por tres meses?

— Estuve solo contigo desde el momento en el que supe que sentía algo más que deseo por ti, un mes después de la golpiza a Parker. Mary ya estaba jodiendo mi vida.

— He sido tan imbécil... Me encantaría volver el tiempo atrás y revertir cada error.

— No tendría sentido la vida si se pudiera revertir cada error que hemos cometido, de eso se trata... De aprender de ellos y mejorar día a día.

— Eso apesta... — murmura.

Río y apoyo mi cabeza en su pecho, él me rodea con sus brazos y acaricia mi mano, entrelazada con la suya.

— Lo sé... Pero tenemos a Maddie, Ross. No seremos una familia perfecta, pero estamos intentando ser una.

— Si... Tienes razón. ¿Crees que se hablará mucho sobre mi huida del estudio?

Suelto una carcajada. — Si no es así, estaré muy decepcionada.

— Oh, vete a la mierda...

— " Yo... Realmente debo irme... Muchas gracias por tenerme aquí..." — digo con voz gruesa, imitándolo y él se ríe. — Cobarde.

Ross sonríe de lado y me besa en la comisura de mis labios. — Tú también eres una cobarde... — murmura, rozando sus labios con los míos.

Me tenso completamente al sentirlo, intentando no besarlo.

— ¿Por qué? — susurro, con dificultad.

— Porque no quieres tomar riesgos, quieres quedarte con James, con lo seguro. — responde, sin quitar su vista de mi.

Estoy a punto de responder, pero él se levanta y se marcha con una sonrisa ladeada.

Suelto un suspiro e intento tranquilizarme. Lo que dijo no era cierto.

Yo no estaba con James porque sabía que no me lastimaría. Estaba con él porque lo amaba.

Joder. Tal vez sí soy una cobarde.

Losing YouWhere stories live. Discover now