16. Amor

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Ross

No podía dejar de admirar a Maddie, durmiendo encima mío mientras le acaricio el cabello. Podía pasarme horas haciendo esto y no aburrirme.

— ¿Se durmió hace mucho? — pregunta Laura, susurrando, mientras entra a la habitación.

— Hace diez minutos... ¿Cómo está tu padre? — le pregunto, y ella suelta un suspiro antes de acostarse al lado mío.

— No creo que sobreviva, sinceramente... — murmura. — James le ha delegado a su hermano la empresa así se quedaba conmigo. Esto llevará un largo rato. Está en coma. Me tengo que hacer cargo de la empresa, Vanessa no quiere hacerlo.

— Vanessa siempre ha odiado los negocios, ya sabes como es...

Ella ríe suavemente y asiente. — Si, tienes razón. Empezaré el próximo lunes, estoy nerviosa. Soy mujer y esos empresarios son tan machistas...

— Sé la mujer de la cual me enamoré en la preparatoria, que no se dejaba pisotear por nadie y jamás iba a permitir que alguien la hiciera sentir menos. — le digo, sonriéndole.

Laura baja la mirada y me sonríe levemente. Ese gesto me derrite por completo.

— Gracias... Lo intentaré. — afirma.

— Necesitamos hablar. — le digo.

Ella asiente y se marcha con cuidado de no despertar a Maddie, dejo a nuestra hija en la cama y la sigo para después cerrar la puerta detrás de mi.

— Laura... — comienzo a decir cuando estamos en la sala pero su mano contra mi mejilla me interrumpe.

Auch.

— Jamás vuelvas a decir que yo no he sido suficiente, ni siquiera para nuestra hija. La he criado sola por cuatro años y no he necesitado tu ayuda. No eres vital. Podemos vivir sin ti, pero ella no quiere porque te ama. No quiero volver a escucharte decir que Maddie es tu acto de beneficencia y si piensas utilizarla nuevamente, juro que mi mano no será lo único que te golpee y será en otra zona. No jodas con mi hija, Lynch. — me dice, enojada.

— He sido un imbécil, lo siento mucho... Ni Maddie ni tú se merecían aquello. No las merezco, no merezco tener a dos mujeres increíbles en mi vida pero te juro que mejoraré día a día para ser digno de ustedes. Mañana daré una nota en televisión y quiero que tú y Maddie estén en el público, no las voy a exhibir y he prohibido que se vuelvan a publicar fotos de ustedes ni que digan algo negativo sobre ti. Las amo, tú y Maddie me han mostrado que esta vida no vale nada, no sin ustedes en ella. — respondo, esta vez siendo sincero.

Ella me sonríe con lágrimas en los ojos y me abraza con fuerza, suelto un suspiro y la acurruco en mi, amando la sensación de tenerla en mis brazos.

— Basta de mentiras y secretos, Ross... Por favor... — susurra.

Dile que ya sabías de Maddie y le cerraste la puerta en la cara a Vanessa.

— No habrán más secretos ni mentiras. — le prometo, acariciando su mejilla.

Idiota. Soy un jodido idiota. Me siento culpable al ver la ilusión en sus ojos, la esperanza de que yo sea el hombre que ellas se merecen.

Ansiaba serlo, ansiaba poder cambiar y tenerlas en mi vida. Pero me daba miedo. Tenía miedo de cagarla y lastimarlas.

Bajo mis labios hacia los suyos y los rozo suavemente, saboreando la cercanía entre nosotros. Ella no se separa de mi, incluso se acerca más mientras sus ojos examinan los míos. Acaricio su mejilla y bajo por la curvatura de su cuello.

Losing YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora