Losing You

18. Vuelta

Ross

Mi relación con Laura había cambiado drásticamente. Ninguno de los dos sabíamos dónde estábamos parados ni mucho menos cómo terminaría todo.

Siento los tacones de Laura resonar por los escalones y sonrío levemente mientras tomo mi café.

— Buenos días... — me saluda, besando mi mejilla.

— Tienes el desayuno servido. — le informo.

— Joder, te adoro. — dice mientras sonríe y se sirve café, para después sentarse en frente mío.

— ¿Nerviosa?

— Más o menos... Pero me han informado que esta noche darán una fiesta de bienvenida en mi honor. — me comenta.

— Ah... Los beneficios de ser una mujer atractiva... — bromeo.

— Vete a la mierda. — ríe. — Tienes como tarea dejar a nuestra hija aún más preciosa de lo que es.

— ¿Es eso posible?

— Lo dudo... Pero tú eliges su vestido.

— Espera, ¿iré de compras con ella a solas?

— Es un voto de confianza. Tres meses de prueba, ¿recuerdas? Hasta ahora, tienes un regular.

— Laura... Todo menos comprarle ropa. Te doy mi tarjeta. Mi gusto no es el mejor. — le ruego.

Veo la maldad brillar en sus ojos. — También elige mi vestido.

— Laura... — comienzo a decir, pero ella se levanta y me da un beso en la comisura de mis labios para después marcharse.

Me relamo los labios y suelto un bufido. Jodida castaña.

— ¡Buenos días, papi! ¿Mamá ya se ha ido a trabajar? — me saluda mi hija, ingresando a la cocina.

— Si, y parece que nosotros iremos de compras. — le comento, sonriendo de lado.

Todo le quedaba bonito a Maddie. Era la decisión más difícil elegir un vestido para esta noche. Sin embargo, tenía mis manos cargadas de bolsas. Le había comprado cada cosa que le quedaba hermosa y a ella le gustaba, pero aún no elegíamos un vestido.

— Papá, mamá te va a retar cuando vea la cantidad de ropa que has comprado... — me advierte Maddie, mientras toma un helado y vamos caminando por el centro comercial.

— Me siento Julia Roberts en Pretty Woman. Además, soy tu padre y te debo ropa de estos cuatro años que no te he comprado nada. — respondo.

— Pero no me entrarán en la maleta cuando vuelva a Inglaterra.

Mi corazón se encoge al escuchar aquello. Ellas no se quedaban definitivamente. Ellas volverían a Inglaterra una vez que Damiano se recuperara, volverían a estar lejos de mi.

Me había acostumbrado demasiado fácil a su presencia en mi casa, y amaba tenerlas conmigo. No quería que se vayan.

— Las extrañaré... — murmuro.

— Dijiste que amabas a mami, ¿no son novios?

La miro sorprendido. — No... No lo somos. James es el novio de tu mamá y Mary es mi novia.

— James y mamá ya no están muy juntos... Ayer ella durmió conmigo. James dice que le está ocultando algo. ¿Sabes qué es?

Le está ocultando que aún tiene sentimientos por mi.

— No, estoy seguro de que no es nada. No te preocupes. Te cae realmente bien James, ¿verdad?

— Sip, él es genial y siempre ha estado... Fue mi papá. Aunque tú eres mucho más genial. — responde.