James
Damiano estaba realmente grave y sabía que no le quedaba mucho tiempo, creo que Laura también lo sabía y por eso se había aislado de todos. Está sentada en la sala de espera, a unos metros de mi, mirando un punto fijo.
Suelto un suspiro y tomo mi celular para hacer una llamada.
— Lynch Enterprises. ¿Qué necesita? — contesta Grace, la secretaria de Ross.
— Buenos días, Grace. Necesito hablar con Ross, por favor.
— Él está en una reunión ahora mismo.
— Dile que es urgente, es sobre Maddie y Laura. — le pido.
— Aguarda unos segundos... — murmura y sé que se va a buscarlo.
Le echo un vistazo a Maddie, que está al lado de Laura, mientras se muerde las uñas angustiada. Esta no era una linda situación y tenía que ayudarlas.
— James, ¿qué ha pasado? ¿Está bien Laura? ¿Maddie? — pregunta Ross, realmente preocupado.
Había dejado su reunión de negocios por ellas. Eso era un paso. No cualquiera deja su lado profesional en frente de grandes empresarios.
— El padre de Laura ha sido internado hace dos días, sufrió un infarto. Estoy con ella y Maddie en New York, pero Laura está realmente mal... Yo me quedaré con ella porque Vanessa tampoco está bien. ¿Puedes quedarte con Maddie por unos días? — le pregunto.
— Si, por supuesto... Iré ya mismo a buscarla. ¿Dónde se están quedando?
— Hemos llegado hace unas horas, Laura no se ha movido de aquí... Así que no tenemos ningún lugar. Estamos en el hospital del centro.
— Quedense en mi casa. Les prepararé una habitación para ustedes y Maddie tendrá otra.
— ¿Estás seguro? ¿Qué hay de Mary?
— Mary no vendrá. — me asegura.
— De acuerdo... Gracias por ayudar, Ross. — le digo.
— Gracias por darme esta oportunidad. En serio. — responde y finaliza la llamada.
Sonrío levemente y me acerco a las chicas, me siento al lado de Laura y siento a Maddie en mi regazo.
— ¿Cómo están? ¿Necesitan algo? — les pregunto.
— No... Gracias, amor. ¿Seguro que no tienes que irte? Estaré bien... — murmura.
— No me moveré de tu lado. Los negocios pueden esperar. — le aseguro.
— Yo tengo hambre... — susurra Maddie.
— Vayan a comer, yo me quedo. — me dice Laura.
— Ven con nosotros, no te hace bien quedarte aquí todo el tiempo y puedes despejarte un rato.
— De acuerdo... — susurra y tomo su mano para guiarla a la cafetería mientras que llevo a Maddie en brazos. — ¿Con quién hablabas?
— Le estaba diciendo a Faith que estaré ausente por unos días. Me mandará todo por correo. — miento, en parte.
Había hablado antes con Faith pero sabía que se refería a cuando estaba hablando con Ross. No podía decirle que había arreglado un encuentro entre Maddie y Ross.
— Oh... Gracias por estar aquí, James. — me dice, antes de besarme.
Sonrío y la atraigo más hacia mi por los hombros mientras caminamos a la caja. Ellas ordenan su desayuno y yo pago, a pesar de las protestas de Laura.
— ¿No comerás nada? — me pregunta.
— No, no tengo hambre. Quiero que coman.
Ella suelta un suspiro y asiente, para después comer su desayuno junto a Maddie. Su hija no habla, sabía que seguía enojada con nosotros y también estaba mal por su abuelo, aunque no entendía muy bien qué sucedía.
— Maddie, ¿estás bien? — le pregunto.
— Sigo enojada con ustedes... — murmura, bajando la mirada.
— Hija, entiende que ha sido por tu bien... Sabes que te adoro y... — comienza a decir Laura pero Maddie levanta la mirada y sus ojos brillan.
— ¡Papá! — exclama emocionada, interrumpiendo a su madre.
Laura mira boquiabierta a Ross, quien entra a la cafetería y le sonríe a Maddie levemente. Ella se levanta de su asiento y va corriendo a abrazarlo, Ross se agacha a su altura y la rodea con sus brazos.
Sonrío conmovido ante esa escena, esperaba que esta vez no la cagara y pudiera tener una hermosa relación con su hija.
— ¿Tú lo has llamado? — me pregunta Laura, enojada.
— Laura...
— Yo decido sobre la vida de Maddie, no tú. — me interrumpe.
— Laura, estás mal por la situación de tu padre y Maddie no debe estar en un hospital cuando puede quedarse con su padre. Ross nos ha preparado una habitación en su casa y cuidará de ella hasta que todo mejore.
Ella se cruza de brazos y me mira enojada.
— No me vuelvas a hacer esto, James. Sé que lo haces por el bien de nosotras, pero no tomes decisiones sobre Maddie por mi.
Asiento. — De acuerdo.
— Gracias... — murmura y yo sonrío. — Agh. Te detesto.
— Verás que Maddie estará bien con él. Ross cuida de ella y yo cuido de ti.
— Eres tan dulce... — susurra, acariciando mi mano.
En ese momento, Ross se acerca a nosotros y se sienta al lado de Laura con Maddie en brazos.
— Gracias por llamarme, James. — me dice, antes de centrar toda su atención en Laura. — ¿Cómo está tu papá?
— Aún no despierta... — murmura y él la abraza, ella se acurruca en su cuerpo y Maddie abraza a sus papás, feliz por tenerlos a pesar de la situación.
Parecen una familia.
— Gracias por haber venido... — susurra, con la voz rota.
— Luego tú y yo hablaremos, cuando pase todo esto. Ahora lo que importa es que tú y Maddie estén bien, y que tu padre se recupere. — le asegura.
— De acuerdo...
— Me llevaré a Maddie. Me tomé la semana en el trabajo así que estoy a su disposición. Ven a casa a descansar y ducharte, no te quedes aquí todo el día.
Laura asiente y le sonríe, besa la mejilla de Maddie y abraza una última vez a Ross.
Él me da una mirada de agradecimiento y se marcha junto a Maddie, pero Laura no le quita la mirada de encima mientras sonríe levemente.
Tal vez había subestimado su pasado con Ross.
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Losing You
RandomRoss Lynch tenía todo lo que podía desear: personas que lo amaban, una increíble mujer a su lado y un trabajo soñado. Sentía que, después de tantos años, al fin las cosas se acomodaban para él y no se arrepentía de lo que había hecho. Incluso si hab...