3. ¿Algo mejor?

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Los pasillos eran muy brillantes, la luz que reflejaban llegaba a lastimar. Mientras pensaba un color ideal para las paredes de los hospitales, me topé con Archie en la máquina dispensadora con un par de frituras y una gaseosa, corrí de inmediato en su dirección.
—No bajó mi cuidado.— arrebaté de sus manos toda la chatarra —Traje comida decente.— sonreí y le restregué la bolsa de Pop's en la cara. Mi hermano la tomo de inmediato, decidimos ir a la sala de espera para que me pusiera al tanto del estado de papá. Aún tenía que cuidar de ambos, no estoy segura que sobrevivan mucho tiempo sin mi.

Tuve que sacar a Archie prácticamente a rastras del hospital, lo obligué a ir a casa a ducharse y descansar, solo pude convencerlo de irse aceptando que él volvería para quedarse en la noche. No amaba la idea porque sentía que se estaba obsesionando con la idea de asegurarse que papá esté bien, se aferra a la idea de que aquel cobarde que disparó volverá y esta vez Archie lo detendra.

Lleve conmigo una mochila con todo lo necesario para no aburrirme; mi computadora, cargadores, audífonos, libros, libreta y lápices.
Mientras estaba sentada al lado de la ventana en la habitación de papá, recibí un mensaje de Kevin.
~¡HOT! Cheryl dejó su casa en llamas después de descubrir lo de su padre y Jason.

Dios mío, no es que me sorprendiera porque conocía a Cheryl, pero sinceramente no esperaba esto. Mi amigo me dio la cortesía de unas fotos de los bomberos en la mansión y al ver todo el desastre decidí bloquear mi teléfono y el recuerdo. Era horrible.

—¡Papá!— me acerqué de inmediato cuando vi que mi padre estaba despertando.
—Hola, linda.— habló con dificultad. Me acerqué y lo abracé como pude. Una enfermera entró a revisar su estado así que aproveché para hacer unas llamadas.

Papá estaba tomando la cena y yo bebía un café de la máquina cuando la puerta se abrió de golpe sobresaltando a ambos y mi café se derramó un poco sobre mi blusa.
—¡Papá! Gracias a Dios.— habló mi hermano, quien había abierto la puerta. Entró corriendo y se acercó a abrazarlo, de inmediato comenzó a disculparse incansablemente hasta que papá pudo gritarle que callara.
—Escúchame bien, hijo. Nada de lo qué pasó fue culpa tuya, cualquiera pudo haber sido víctima de ese bastardo. Nadie pudo predecir lo que pasaría así que por favor, deja de responsabilizarte.— habló mientras tomaba su mano. Podía ver que tenían mucho de que hablar, por suerte ya casi obscurecía así que Archie se quedaría a cargo.
—Bien chicos, iré a llamar a Jug para que venga por mi. Papá, por favor no seas tan duro con él. Archie, ya déjalo ir.— hablé e hice lo que había dicho. Jughead estaría ahí en un par de mi unos así que tenía tiempo para ir al baño y tratar de quitar la mancha de mi blusa, que para mi mala suerte, era blanca.

Entre al pequeño baño, tomé un trozo de papel, lo moje un poco y tallé la mancha, que se hizo más grande y cuando me di cuenta, gran parte del pecho de la blusa se transparentaba. Maldita sea. De repente, como solo podía pasarme, recibí un texto. Mi ángel guardián.
—¿Dónde estás?— era Jughead.
—En un baño. Necesito que me salves.— respondí.
—Skye, amor. Hay muchísimos baños aquí.— dijo él.
—De la habitación de mi padre, dos puertas a la derecha, al fondo.— dije esperando que me encontrara.
Me deshice de mi blusa y estaba tan paranoica vigilando la pequeña ventana de arriba, cuando tocaron la puerta y escuché su voz del otro lado.
—Pudiste haberme dicho a un lado de la máquina de café.— rió a través del enorme pedazo de madera. Abrí la puerta solo un poco y lo vi por el pequeño espacio. Abrí más, lo jalé dentro y cerré con seguro. —Wow, nena. Aunque estoy muy halagado, no creo que sea el mejor lugar.— rió al verme con la blusa solo tapándome como si fuera una pequeña cobija.
—Ugh, eres un tonto. Necesito tu sudadera.— me acerqué a él, sabía que conseguirla no sería fácil ya que traía su favorita y ambos sabíamos que una vez que yo la tuviera, no la devolvería tan fácil.
—Mmm... déjame pensarlo... no.— exclamó rotundamente. Me sentí indignada y supe que había otra forma de conseguirla.
—Vamos, Juggie. Te prometo que esta vez la regresaré.— me acerqué a él, dejé caer la blusa que estaba cubriéndome y puse mis brazos al rededor de su cuello, él, como si fuera un reflejo, puso sus manos al rededor de mi cintura. —Con intereses.— prometí y me acerqué a besarlo. Un suave beso que se fue intensificando, se agachó un poco sin despegarse de mi boca, me agarró de los muslos y me cargó. Puse las piernas sobre su torso y mis manos jugaban un poco con su cabello. Empezaba a sentir calor y mi corazón se aceleraba, me despegué de mi novio y entonces vi en su mirada el deseo plantado. —¿Si?— le rocé mis labios con los suyos, me dejó sentada sobre el lavabo y se quitó la sudadera de inmediato. Reí ante su acción, me la puse y brinqué al piso.
—Ey, eso no es justo.— exclamó molesto.
—Tu mismo dijiste que aquí sería inadecuado.— contraataqué.
—Yo solo dije que no sería el mejor lugar.— se cruzó de brazos.
—Conozco uno mejor.— me acerqué a susurrarle al oído, de nuevo como si fuera automático, puso su brazo al rededor mi cintura y yo salí corriendo. Amaba lo feliz que me sentía a su lado. Trotaba por los corredores de un hospital tratando de no explotar a carcajadas con el chico de mis sueños atras de mi. ¿Hay algo mejor?

dedicado con todo el amor y agradecimiento por tanto apoyo a:
DanToledo

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora