20. Último chance

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Estaba en clase de biología cuando un mensaje entrante hizo vibrar mi teléfono. Cómo mi pareja de laboratorio seguía siendo Jughead y mi teléfono estaba al centro de la mesa, supuse que había leído el mensaje que pedía que saliera. Me quité los anteojos de protección y pedí permiso para ir al baño; tomé mi mochila cuidando de que el profesor no lo notara y una vez que salí del salón, corrí a la puerta principal.
—¡Kenny!— hablé al verlo junto a su motocicleta y corrí un poco, nos abrazamos.
—Hola, peque.— revolvió mi cabello, yo solo reí ligeramente y fui directo al punto.
—¿Lo tienes?— pregunté impaciente, él sintió y al mismo tiempo hablé de nuevo —Debo admitir que es súper asqueroso y ni siquiera sé cómo voy a llevarlo.—
Kenny respondió con una carcajada y negó con la cabeza.
—Dios mío, no estamos tan enfermos.— se acercó a su motocicleta —Es tan solo una fotografía.— me la extendió. No pude evitar hacer cara de asco y él rió de nuevo. —De acuerdo, regresa a clases. Fue un bueno verte, a pesar de las circunstancias, peque.— nos despedimos, guardé la foto en mi mochila y para cuando entré a la escuela, ya era hora de mi práctica. Corrí a los vestidores ya que iba tarde, todas estaban saliendo a la cancha mientras yo aún no me cambiaba.

—Ouch, demonios.— choqué con la esquina de una pared mis pompones salieron volando, pude atrapar uno en el aire y cuando iba a retroceder por el otro, una voz muy conocida me llamó.
—Mejor corre, la bomba está explotando.— Reggie me lanzó el pompón mientras hablaba. Sabía que se refería a Cheryl así que solo le agradecí, maldije y corrí como si mi vida dependiese de ello. Al llegar a la cancha, intenté ocultarme al fondo de las demás, sin embargo ella me vio y me llamó al frente.

—Serás la punta. Rutina veinte, entrenamientos a partir de hoy hasta el día del juego de tres a cinco.— dijo dándome la espalda, un segundo después se dio la vuelta, me examinó con la mirada y se dirigió al resto —¡A sus posiciones!— gritó y volvió a mirarme. La verdad siempre había querido ser la punta de la pirámide, se veía tan divertido pero un poco aterrador al mismo tiempo. Cheryl normalmente ocupaba esa posición pero dejó de hacerlo desde la muerte de Jason, no había muchas rutinas con pirámides de vuelo desde entonces, así que estaba dispuesta a arriesgarme e intentar. ¿Cuántos pueden decir que fueron la punta de una pirámide de Cheryl Blossom?

—¿Saben qué? Lárguense, serán inútiles así.— gritó la pelirroja, solo estábamos ocho chicas, cuatro bases, dos bases aéreas, yo y una capitana realmente furiosa. Todas ya habíamos caído varias veces, mis rodillas estaban ensangrentadas y dolía mucho caminar pero bajo la presión de Blossom, no había mucho qué hacer, por lo que me sentí agradecida de que por fin nos dejara ir. Seguramente éramos las últimas en toda la escuela, ya era un poco tarde así que solo fui por mi mochila y salí directo a casa, ni siquiera me tomé la molestia de limpiar mis rodillas. Caminaba por los pasillos desganada y esperando poder llegar a casa pronto, tendría que regresar caminando ya que Archie estaba con papá en la constructora y yo aún no podía usar la motocicleta. Estaba llegando al corredor principal cuando estuve a punto de chocar con Jughead, no nos habíamos visto desde que salí de clase sin explicación alguna.

—Oh, lo si...— se interrumpió a sí mismo al ver mis rodillas —¿Qué demonios te pasó? ¿Te encuentras bien, Skye?— buscó algún rastro de más heridas en mi cuerpo y una respuesta.

—Descuida, solo tuve práctica.— contesté sin ganas.

—¿Y caíste del cielo?— preguntó serio pero un segundo después, ambos nos dimos cuenta que podría pasar como un halago y estallamos en risa.

—Algo así, soy la punta.— dije finalmente. El ambiente se había vuelto muy apaciguado, ya no se sentía la tensión de los problemas entre nosotros y supongo que era porque ambos sabíamos que aquella tensión provenía de factores externos más que nada, que por el momento era más importante resolver porque no solo nos afectaban a nosotros. Luego de unos minutos, Jughead se ofreció a llevarme a casa, sin embargo mencionó que recién había llamado a los chicos de las serpientes para terminar con el asunto de Penny. Sabía que debía ir, aún así decidí que me dejara en casa y le dije que lo alcanzaría más tarde. Durante el camino, él me contó todo lo que había descubierto de la unión de Penny con los Ghoulies y las drogas. Nuevas drogas.



Tomé un baño increíblemente rápido y puse un par de vendas en mis rodillas, intenté hacer que me entraran los pantalones ya que por los vendajes era casi imposible, por suerte lo logré varios intentos después. Tomé mi chaqueta y preparé una pequeña mochila con la fotografía que me había dado Kenny, una botella de agua helada, un pedazo de tela negra, un paño y mi navaja. Esta noche acabaríamos con Penny Peabody de una buena vez. Subí a mi motocicleta y conduje hasta Sunny-side, llegué y los chicos estaban frente a donde solíamos hacer fogatas siempre.

—¿Y bien, chicos?— preguntó Jughead, nadie me había visto aún así que me permití una entrada un poco dramática.

—Cuenta conmigo.— exclamé y me posicioné a su lado, Toni casi de inmediato se unió a nosotros y después de ella, Sweet Pea, Fangs, Big Boy y los demás chicos. El plan era meramente una locura, pero para este punto, era nuestro último recurso y probablemente el más efectivo ya que nos quitaríamos a Penny de encima. Ya no había vuelta atrás.

Our New Mystery || Jughead JonesWhere stories live. Discover now