36. Cuerda floja

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No salíamos de un problema y ya teníamos otro. Después de la llamada de Archie, Fangs nos llevó a mi casa en la camioneta con la que me sacaron del orfanato y tan pronto llegamos, mi hermano se apresuró a ponernos al tanto.
—Púdrete, Archie.— exclamé al escuchar todo.
—¿Qué te sucede?— pregunto incrédulo.
—¡Nos llamaste en medio de la noche diciendo que era una emergencia y solo querías contarnos que acompañarás a Verónica en su campaña para presidenta estudiantil!— grité molesta. Discutimos un poco más y después, Jughead insistió en que fuera a dormir.

Había sido un día muy largo, sentía pesado todo el cuerpo y la cabeza seguía a punto de explotarme. Mientras intentaba dormir, recordé que antes de cambiar la dosis de mis píldoras, había guardado unas cuantas para situaciones cómo esta. Bajé a la cocina por un vaso de agua y de pronto una sombra en la ventana llamo mi atención haciendo que soltara el vaso.
—¡Skye!— escuché desde la sala y entonces vi a mi hermano y a Jug corriendo a mi. —¿Estás bien?— preguntó Jughead.
—¿Qué fue lo qué pasó?— cuestionó Archie pero cuando busqué la sombra para mostrarles, esta ya había desparecido.
—Nada, yo solo... se me resbaló el vaso.— me excusé, mientras mi hermano se ocupaba de limpiar, le pidió a Jughead que me llevara a dormir. Esta vez me llevó hasta mi habitación y se aseguró que me metiera a la cama, por suerte ya había tomado la pastilla así que esperaba poder dormir al fin.

Esta mañana comenzamos con los preparativos para el musical de este año, yo me ocupaba de dirigir el staff y asegurarme que todo estuviera hecho a la perfección y a tiempo para el día de la presentación.
Llevaba ya un par de horas con la escenografía de la primeras escenas cuando llegaron los del elenco a ensayar.
—Hola.— me saludó Betty.
—Hey ¿cómo estás?— respondí.
—Mucho mejor, gracias.— se refería a que aquel enfermo que se hacía pasar por su hermano ya se había marchado de su casa.
—Me alegra muchísimo, en serio. Y en verdad siento tanto no haber estado ahí esa noche.— hablé con sinceridad. —Estaba muy ocupada siendo secuestrada por un monstruo en un orfanato.— dije estas últimas palabras solo para mis adentros y sonreí ante lo loco que eso sonaría en voz alta.
—¿Que tu qué?— respondió incrédula. Maldición. Al parecer no había sido una conversación tan interna como creí.
—Oh, nada. solo bromeaba.— reí muy nerviosa, la rubia asintió extrañada y poco después se alejó.

Estábamos por terminar los escenarios de la primera parte, así que decidí que podríamos tomarnos el resto del día libre.
—Bien chicos, excelente trabajo, terminemos con la pintura y podremos ir a casa.— anuncie y hubo un par de bulla por parte del equipo. Habíamos estado trabajando casi todo el día sin parar y no había sido nada fácil. Me ocupé de guardar el material y en cuanto los del equipo se fueron, fui a las bancas del auditorio para ver cómo iban con el resto de la producción, Kevin se ocupaba de la coreografía, así que estaba muy emocionada de ver lo que hacía.
—Hola, guapo ¿está ocupado?— llegué a sentarme con Jughead, quien estaba observando los ensayos acompañado de su cámara. Él estiró para darme un tierno beso como saludo y habló.
—Dime, ¿cómo van las cosas del otro lado?— refiriéndose al staff. Yo solté un suspiro de cansancio.
—Bastante bien, vamos muy adelantados ya casi acabamos todos los fondos de la primera escena.— le informé y soltó un bufido. —¿Qué?—
—Oh, nada. Es solo que... ¿cuantas escenas son, linda?— podía ver cómo trataba de no reírse.
—Diez.— respondí fría y después de unos segundos ambos estallamos en risas.
—Hmm... disculpen. Tortolitos. Estamos muy ocupados por acá.— escuchamos a Kevin reprendernos desde el escenario y no pudimos evitar reír más.
—Shhh.— susurré tratando de callarnos, pero resultaba imposible.
—¡Skye!— esta vez Kevin gritó un tanto molesto así que me disculpé, tomé a Jughead de la mano y nos saqué corriendo de ahí. Al cruzar la puerta dejamos salir toda la risa que veníamos reprimiendo, estoy segura de que el eco hizo su trabajo y el ruido fue aún mayor que cuando estábamos adentro.

Después de la escuela, Jug y yo fuimos al whyrm para encontrarnos con novedades un tanto interesantes.
La policía local seguía creyendo que nosotros éramos los culpables de las drogas y la estatua degollada, si no actuábamos rápido, comenzarían a tirarnos uno por uno.
—Bien, esto es lo que haremos. Sweet Pea, encuentra la forma de arreglar una cita con alguno de los vendedores, que no sepan que los compradores somos nosotros o no funcionará, yo me ocuparé del resto.— hablé ideando este plan en mi cabeza, que tenía la esperanza de que funcionara. Sweet Pea asintió y me dispuse irme a poner en marcha el plan.
—¡Skye!— Fangs me detuvo antes de que me fuera. —¿Estás segura de que funcionará?— pude ver la preocupación en su rostro, tenía tantas ganas de decirle que si. De decirle que todo estaría bien y que nuestros problemas se acabarían, sabía lo delicado que era este tema para él y en ese momento desee con todas las ganas poder mentirle, pero no lo hice.
—Tiene qué.— bajó la mirada un tanto decepcionado. —Escúchame, haremos que funcione ¿de acuerdo? Lo prometo.— Fangs asintió y me agradeció antes de darme un abrazo.

Conduje hasta la oficina del sheriff en busca del padre de Kevin, era mi mejor opción y a decir verdad, la única.

Our New Mystery || Jughead JonesOnde histórias criam vida. Descubra agora