Número 9

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Cuando yo los aniquilaba, ellos eran consumidos por su dolor y cuando ellos se entregaban los limpiaba al yo quitarle ese mismo dolor, entonces solo tendría que encontrar la manera de poner una barrera, faltaba un mes para la reunión a la que Dan me había invitado, así que era el tiempo con el que contaba para no ir a matar a todos. Recorrí el bosque en busca de animales o algún demonio, cuando lo encontré me acerqué sigilosa, no me importaba matarlo, después de todo cada vez mis sentimientos eran menos y me era más fácil manejar las situaciones difíciles.

Sin que detectara mi presencia me pare tras de aquel demonio que estaría devorando solo Dios sabe que, se detuvo cuando estuve a menos de un metro de él.

— Si me ayudas, puedo considerar dejarte viva alimaña — me crucé de brazos sin dejar de apoyar las manos utilizo las piernas para girar, como algún tipo de simio.

Sonrió dejando ver una hilera de puntiagudos dientes manchados de sangre.

— ¿Cómo podría una humana como tú matarme? — di un paso adelante y eso lo descolocó pues sus manos se doblaron y parecía que estuviera en alguna rara pose de alabanza.

— Dime cómo puedo evitar consumirte y podría dejarte ir — no ileso seguro. Me gruñó en respuesta.

— El señor no planea dejarte descubrirlo aún — ¿Tarde una semana en encontrar solo a un estúpido seguidor? Avance otro paso haciéndolo reír y quejarse de dolor.

— Supongo que entonces serás más comida — avance de nuevo y la criatura chilló.

Tenían que comer bastante para llegar a ser una bestia que pudiera hablar y no solo gruñir.

— ¡Bloquéalo! gritó desesperado y retrocedí — Es como pulsar un botón en tu cabeza que lo apaga cuando lo deseas, pero solo funcionara mientras que pienses que esta apagado.

Lo intenté y me volví a acercar mientras la cosa se ponía en posición fetal y cubría su cabeza. No murió ¿Eso era todo lo que tenía que hacer?

— Vaya, no pensé que fuera así de sencillo — él me miró aún más asustado que antes.

— ¿Funcionó? No, no debería funcionar. Debo morir, debo morir, si él me encuentra será peor — me di la vuelta y susurré un 'suerte con eso' para alejarme del bosque.

No contaba con que me siguiera. Volviendo a gruñir camino a cuatro patas, dejando escurrir el líquido negro de su boca. Una chispa se prendió en mi cabeza y giré con la mano extendida a la figura, como si fuera un pequeño bicho bajo mi zapato, quedó hecho una mancha en el suelo. ¿Qué acababa de suceder? La neblina se quedó quieta un momento y luego siguió su camino a dónde yo estaba, tratando de meterse por mis pies y rebotó como agua en un impermeable.

Me puse de cuclillas y acerqué la mano dejándome llevar por la curiosidad, podía escuchar ruegos, llantos y gritos de agonía. Igual me dio la llave para dejar de consumir. Dejé que trepara por mi mano y que el dolor me llenará.

Vi todo lo que le sucedió en vida y como fue su trágico final, después de todo ni siquiera era un él, era una mujer que murió bajo los golpes de cinco hombres, que no solo se dedicaron a patearla hasta morir. Cómo se suponía que alguien así fue convertirse en demonio, si ella no parecía haber hecho nada malo.

— Me quedé, no quise irme hasta hacerlos pagar y que no dañaran a nadie más. Me centre tanto en hacerlos sufrir, que el odio y la oscuridad me consumió. Gracias — miré a delante con los ojos llenos de lágrimas viendo un polvo blanco brillante subir — No dejes que te pase lo mismo.

Me dejé caer en las hojas secas, posiblemente me llenará de tierra pero aún así me quedé ahí. Limpié las lágrimas negras, que dejaron manchas como si mi maquillaje inexistente se hubiese corrido por el líquido, no era la primera vez que pasaba. No era costumbre que me detuviera a limpiar almas, mucho menos a dejarlas ir. Me quedé recostada viendo el cielo, teniendo una genial visión nocturna podía detallar todo, las hojas de los árboles cantando cuando la brisa las movía, las estrellas brillaban aún más por la falta de contaminación y luces de ciudad, cerré los ojos dejándome llevar por la sinfonía natural del bosque.

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