6. Disculpas Repentinas

125 10 2
                                    

―Necesito hablar contigo ―sus ojos azules me miran con intensidad―. Quiero pedirte una disculpa por mi comportamiento. No suelo actuar así, sólo qué... ―se detuvo y miró de reojo a Wolfgang, quién hablaba con una animada Tryana mientras caminaban.

― ¿Qué? ―inquirí curiosa notando que la mayoría de veces los Greymme cortaban las frases, como si no tuvieran el derecho de decir ciertas cosas.

―Olvídalo ―sacudió su cabeza llena de cabello negro―. Entonces... ¿Lo pensarás? ―sus ojos se notaban sinceros y sus dientes mordisqueando su labio inferior me transmitían el nerviosismo detrás de esas palabras.

―No hay nada que pensar. ―me obligué a mantener un gesto serio, queriendo hacerla sufrir un poco. Ella me miró con tristeza, tal vez pensando que nada iba a cambiar entre nosotras.

Seguimos caminando, todavía queriendo mantener mi rostro sin emociones aunque una sonrisa amenazaba con expandirse por mis labios a cada rato.

―Está bien. ―dimos unos cuantos pasos en silencio, escuchando fragmentos de la conversación entre mi amiga y el rubio, ya que mi hermana y Tristan se encontraban pasos detrás de nosotros, en su burbuja privada.

Le di un empujoncito con mi hombro y ella me miró con cierta inquietud.

―Era una broma, disculpa aceptada. ―le ofrecí una amplia sonrisa, aunque detrás de esas palabras se encontraba un fin más oscuro.

Debía llevarme bien con los chicos Greymme, o por lo menos con la mayoría. Para descubrir lo que escondían detrás de su perfección era necesario ganar su confianza...

Eden no parecía una mala persona pero posiblemente guardaba malos secretos al igual que toda su familia y no iba a parar hasta saberlo. Probablemente es la curiosidad, o una simple obsesión pasajera, pero mi cuerpo me exige saber cosas y ellos parecen ocultar demasiadas.

Ella me empieza a contar sobre su vida pero muchas veces para y comienza a hablarme de otra cosa. Sus ojos se humedecen, chisporrotean de felicidad o transmiten tranquilidad.

― ¿De dónde vienen? ―trato de que mi voz salga tranquila, guardándome las ganas de saberlo todo.

―De Italia. Nos mudamos ahí cuando cumplí diez, antes de eso vivimos en Portugal por unos meses, pero Wolfgang se negaba a aprender el idioma y sólo hablaba en francés, su lengua natal.

―¿Wolfgang sabe italiano? ―la sorpresa dejando mi boca.

―Sí, también inglés, español y alemán. Aprendió español cuando visitamos España a los ocho años y luego cuando cumplió quince se fue de tour por Sudamérica con papá. Luego fue a Inglaterra para mejorar su inglés y como estudió arquitectura tres años en Alemania tuvo que aprender el idioma. Para ser un chico de veintidós años sabe demasiadas cosas...

―No te lo puedo negar ―miro al rubio unos pocos pasos delante de nosotras, se ríe de algo que Rya dice y echa su cabeza hacia atrás para carcajearse, todo en él es perfecto―. ¿Cuántos años se llevan entre ustedes?

―Wolfgang es el mayor con veintidós, yo le sigo con veintiuno, luego Gareth con diecinueve y por último Tristan con dieciséis.

―Se nota que tus padres no perdieron el tiempo. ―ella se ríe ante mi comentario.

―Me gusta pensar que en cada viaje que hacían juntos encontraban algo tan hermoso en ese lugar como para hacer un hijo cada vez.

Me reí con fuerza.

―¿Qué? Eso no tiene sentido, Denny. ― me seguí riendo mientras caminaba pero ella se detuvo abruptamente.

Me giré, encontrándome con sus ojos analizándome como si no me conociera.

Detrás de las Máscaras ✔︎Where stories live. Discover now